lunes, 29 de noviembre de 2010

Cupletistas, cancionistas y tonadilleras

A partir de la década de los diez, cuando la canción aflamencada se adueñó de los espectáculos de varietés, la farruca se siguió oyendo en las voces de muchas cupletistas. De ellas destacaron Antonia Martínez la Salerito y Pilar García. Estas son sus fotos.

Otros nombres fueron Felisa Flores "La Niña de Utrera", Amparo Fernández "Gitanilla de Valencia", la Petit Morita y Paquita López.

martes, 23 de noviembre de 2010

Nereida, de nuevo en portada

En 1919, se suceden las giras y con ellas nuevos éxitos que le proporcionan todo un año de contratos, es decir, trabajo asegurado. Todo ello es la excusa para una nueva aparición en la portada del Eco Artístico el 5 de febrero de ese año, en la que aparece con uno de sus originales y llamativos atuendos.


Como siempre, la portada viene acompañada de un artículo en el interior que la sitúa de vuelta en el teatro Lara y además da cuenta de algunas de las danzas que lleva en su repertorio. Los elogios que se le dedican resaltan el favor de que goza, especialmente entre las damas, por su finura y elegancia, virtudes, sin duda, ausentes en algunas otras artistas del llamado género ínfimo (1).
Recientemente se ha presentado en Lara esta encantadora y notable danzarina, que ya en la temporada pasada conquistó un éxito definitivo ante el aristocrático público de la bombonera.
Su tournée próxima por el Norte de España ha sido pródiga en aplausos para esta hermosa artista, que poseyendo un selectísimo repertorio sabe ejecutarlo con el arte peculiar suyo, que le conquistaron la fama que ostenta.
Nereida es una de las artistas finas preferidas por el sexo bello, porque en cuantas danzas interpreta: «Rapsodia húngara», «Danza moruna», «Querer gitano».., etc.., no aparece para nada lo chacanero y burdo, y sí la elegancia y delicadeza de los movimientos y la brillantez en el colorido.
Nereida es una de las danzarinas que con más justicia va recorriendo los escenarios, siempre triunfal por su belleza, su labor irreprochable y la presentación espléndida en su vestuario.
Hay un dato que revela el mérito y prestigio de Nereida, y es que, sin salir de España, tiene contratos firmados para actuar durante todo el año corriente.
Bella, artista gentil y elegante, ¿quién ha de negarla los elogios y aplausos que merece?
Díganlo por nosotros la prensa de San Sebastián, Santander y Burgos, elegida al azar, y en sus juicios verán nuestros lectores robustecida nuestra opinión a tan notable danzarina.
Las crónicas y reseñas aparecidas en la prensa de las ciudades que ha ido visitando dan de nuevo fe de todo lo que ya sabíamos de su arte y añaden algunas curiosidades. Parece que al final, sí era “morena y sevillana”, con una sedosa cabellera negro azabache,  y  no rubia, “con los cabellos dorados por el sol atrayente de la tierra de María Santísima”, como afirmaba Juan Villaseñor.

Si atendemos a lo que se dice en dichas crónicas, parece que esa química que conseguía establecer entre ella y el público funcionó de una manera especial con los burgaleses, que tuvieron la fortuna de contemplarla luciendo los diseños que para ella había hecho nada más y nada menos que Sorolla. ¿Quién de nosotros no hubiera dado algo por contemplarlos?

Estas son esas crónicas. De La Voz de Guipúzcoa de San Sebastián:
Gran Casino.—El éxito obtenido por la gentil bailarina Nereida en su debut, se confirmó plenamente en las funciones de ayer. También es cierto que se trata, como ya dijimos, de una artista notabilísima que presenta danzas muy amenas y variadas: españolas, antiguas, morunas y portuguesas, todo lo que debe interpretar una bailarina para interesar a un público selecto. Fue aplaudida frenéticamente después de cada número (2).
De La Voz de Castilla de Burgos:
Parisiana.—Anoche debutó en este salón Nereida, ya conocida de nuestro público, por haber actuado en Febrero último en este lindo teatro, obteniendo el más ruidoso y justificado éxito de los hasta entonces conocidos.Nereida, la espléndida belleza juvenil, que con su eterna e ingenua sonrisa, juntamente con su arte, es el encanto de los públicos, nos sorprendió anoche con la transformación de su sedosa cabellera de blonda en negra azabache. Al preguntarla por tal metamorfosis, creímos oír que los tiempos están tan revueltos y el horizonte tan obscuro, que ha  dejado a su cabello el color natural, por puro españolismo.
Nuevo, lujoso y riquísimo vestuario, cuyos figurines son obra del eminente Sorolla, contribuyen a realzar los naturales encantos de
Nereida y sus bailes regionales, algunos de los cuales merecieron ser repetidos a instancias de augustas damas que personalmente la felicitaron; alto honor qué la artista guarda en su corazón con gratitud indeleble.
De El Diario de Burgos:
Salón Parisiana.—Como augurábamos, la actuación de Nereida está constituyendo un verdadero acontecimiento en este teatro.
La bellísima sevillana, toda gracia, hermosura y gentileza, es de las pocas artistas que poseen el don de cautivar al público desde el primer momento de su presentación en escena.
En su difícil arte, genuinamente español, integrado por obras de los más renombrados compositores, ha logrado una perfección realmente insuperable. En cuanto a su presentación, maravillosamente espléndida, todo elogio sería escaso. Las preciosas, más bien, magníficas
toilettes que ha lucido, han causado verdadera admiración en el distinguido público que el sábado y domingo últimos ha llenado la sala de Parisiana.
Nereida, agradecidísima al público burgalés por las constantes atenciones que de él viene recibiendo, se propone darle a conocer las primeras de algunas de las danzas que en breve había de estrenar en el teatro Lara, de la corte.
Mañana se despide del público burgalés la encantadora danzarina
Nereida.
Satisfecha puede estar de su actuación en Burgos la bellísima sevillana. El teatro de la plaza se ha visto rebosante del más distinguido público, y las ovaciones a Nereida se han sucedido todos los días, y cada vez más calurosas y entusiastas.

Todo lo merece la simpatiquísima artista por su maestría en la ejecución de las más difíciles danzas, por su extraordinaria hermosura, por su presentación maravillosa, no superada por artista alguna. Nereida, encantadora del público burgalés, y agradecidísima a sus atenciones, estrenará también mañana varios originales números y ostentará preciosas toilettes.
De La Atalaya de Santander:
Gran Casino del Sardinero.—Hoy se despide la bellísima Nereida, la encantadora sevillana que, tanto por su belleza ideal y su elegancia insuperable, como por su arte fino y la sugestión que ejerce con su figura esbelta y gallarda, merece ocupar con justicia el primer puesto entre las bailarinas españolas.
El selecto público que a diario ha ido a verla y aplaudirla ha podido admirar cada día nuevas danzas, todas de un gusto exquisito, y sus numerosos trajes de una elegancia y un gusto supremos, al mismo tiempo que de una riqueza verdaderamente fastuosa.
Esta deliciosa artista, tan espléndidamente dotada por la naturaleza, el arte y la fortuna, lo reúne todo para provocar la admiración de los públicos, especialmente de los públicos elegantes y cultos, pues en su arte nada hay que desentone del gusto más refinado. Aparte de su presentación, siempre original y siempre rica, tiene la expresión de su cara de virgen, su sonrisa de Gioconda, sus ojos negrísimos de dulce mirar, la flexibilidad de su  cuerpo que le permite imprimir a sus bailes una cadencia tan elegante y mimosa que parece la verdadera hada de la danza.
El público distinguido del Gran Casino recordará siempre a
Nereida como la artista predilecta en su género, y es seguro, que hoy se lo demostrará al despedirla, rindiendo el debido tributo al verdadero arte.
De La Acción de Madrid:
Lara.—Ayer reapareció en este elegante teatro la bellísima y gentil bailarina Nereida, que ya en la temporada anterior había conseguido grandes éxitos en este escenario.
La gentil
Nereida viste con gran originalidad y depurado gusto, tiene una gracia atrayente y exquisita y baila con sumo gusto.Nereida escuchó ayer sinceros y merecidos aplausos del elegante público que llenaba el teatro de Lara.
De El Imparcial de Madrid:
Lara.—Ayer fué renovado el fin de fiesta con la entrada en el cartel de la afamada bailarina Nereida, que ya el año pasado tuvo una brillantísima actuación en este mismo escenario.
La bella
Nereida, atractiva por su picante gracia de gitana española, baila con exquisito arte, con estilo depurado, con perfecta armonía en el conjunto de figura, ritmo, movimiento y trajes.
Los que lució anoche son verdaderamente preciosos, de original figurín y de extraordinaria riqueza.
Nereida fué aplaudidísima.
Otros detalles de sus increíbles modelos han ido apareciendo en los anuncios publicitarios del Eco Artístico (5 de septiembre de 1917, 5 de noviembre de 1917, 5 de enero de 1919 y 15 de marzo de 1920 ).









Notas
1. En la sección: Por los teatros y salones madrileños aparece el mismo día esta gacetilla:
TEATRO LARA
La Empresa de este teatro ha tenido una equivocación enorme, una falta imperdonable, al contratar para fin de fiesta a una artista como
Merceditas Serás, que no reúne condiciones ni categoría para actuar en la bombonera.Nereida, la monísima Milagros Muñoz, actúa con éxito. Eso sí: Nereida llena y convence. Son muchos los atractivos que esta simpática artista tiene y se hace acreedora a los mejores puestos en los más grandes escenarios. Milagros Muñoz, como siempre llena este teatro y las ovaciones son tan grandes como grande es el lujo de la artista, el arte de esta danzarina y la belleza de esta mujer.
2. El Corresponsal, 1 de mayo de 1919, lamentaba su despedida del Gran Casino de San Sebastián con esta nota:
Gran Casino.—Con gran sentimiento de los verdaderos amantes del arte se despidieron de este público la genial canzonetisla Olimpia D'Avigny y Nereida, danzarina, para las que hubo a diario ovaciones delirantes.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Una siguiriya flamenca de 1830

En los estudios del flamenco parece que hay común acuerdo en la gran importancia que han tenido los escritos de Serafín Estébanez Calderón (El Solitario) retratando los inicios de este singular arte a mediados del siglo XIX. En la memoria de todos están sus Escenas Andaluzas, fundamentalmente “Un baile en Triana” y “Asamblea General”, aunque ya en “Pulpete y Balbeja” se nombra la rondeña y se cita una copla, tradicional y clásica en este cante, que ha perdurado hasta nuestros días: “Me estoy muriendo de sed / teniendo aljibe en mi casa, / pero alivio no lo encuentro / porque la soga no alcanza”. En “Un baile en Triana”, El Solitario se muestra todavía bastante más explícito y locuaz. Nos comunica la existencia de la caña, oles, tiranas, polos, serranas, tonadas, rondeña, malagueña, granadina, romances o corridos de origen morisco, el polo de Tobalo... Muchos de estos cantes son los que han perdurado en la tradición flamenca y en la nomenclatura actual. Por otra parte, desfilan por esta escena cantaores como El Planeta, El Fillo, Juan de Dios y la cantaora María de las Nieves; el bailaor El Jerezano, la bailaora La Perla. Algunos de estos artistas aparecen también en otra de las escenas de El Solitario, en “Asamblea General” (1845), pero añade dos cantaoras más; se trata de La Dolores y La Jabera, calificando a esta última como más antigua que el propio Planeta. Añade a la lista de cantes ya mencionados, las peteneras, la jabera y los dos tipos de polos flamencos.
       Dicho esto, siempre tuvimos la sospecha de que pudo existir para este mismo período o incluso antes algún otro escritor costumbrista o cultivador de la novela histórica que pudiera aportar alguna otra noticia acerca de la conformación, estructuración o nomenclatura de estos primeros momentos del flamenco. Nuestra sospecha obtuvo sus frutos, y, puestos a rebuscar, nos adentramos en la Historia de la literatura española de Alborg (1)  para descubrir a un novelista sevillano, García de Villalta, amigo de Espronceda y nacido en 1801. Su novela lleva por título El golpe en vago (2) . Pero veamos la ficha bibliográfica completa:
       GARCÍA DE VILLALTA, José, El golpe en vago. Cuento de la decimoctava  centuria, Madrid, Imprenta de Repullés, 1835. Consta de  seis tomos. Esta misma obra tuvo la siguiente reimpresión: Madrid, Imprenta Luis García, 1859.
       Después de innumerables pesquisas -la edición que se conserva en la Biblioteca Nacional está incompleta- tuvimos que encaminarnos a tierras gallegas para consultar el único ejemplar que se conserva (al menos así nos consta) en la Biblioteca Pública del Estado-Biblioteca Provincial de Pontevedra.
       La novela reúne abundantes ingredientes románticos, costumbristas y flamencos: gitanos, ambientaciones de ruinas y de sepulcros, una montería, escenas en el barrio de Triana, la feria de Santiponce, función de teatro, corrida de toros con presencia de Pepe-Hillo y Costillares, bandoleros como Tragalobos, el Zurdo, Diego Corrientes (apodado el Niño) y su lugarteniente el Chato como cantaor aventajado. El asunto que nos interesa tiene lugar en la cárcel de Sevilla, a la que se dirige el Chato como plenipontenciario del Niño. Se trata de la aparición, seguramente por primera vez, del cante flamenco de la playera (3) como equivalente de siguiriya flamenca. Como quiera que la novela fue publicada en 1835, es de suponer que el término estuviera acuñado y en vigencia algunos años antes. Vale la pena, por la novedad del asunto, extenderse en la  cita. Así, el Chato, ufano, orgulloso y valentón, camino de la cárcel, nos cuenta que

     Le pregunté al saltarín adonde estaba la taberna, con la intención de entrar con él en plática y ver si me daba luz. Dicho y hecho; no me equivoqué en lo que pensaba, aunque para decir la verdad pocas veces se equivoca el Chato. Salió el negro delante de mí haciendo mudanzas hasta la taberna, adonde se echó a pechos por mi cuenta medio cuartillo del duro, que hubiera hecho hablar a un muerto por los codos. “¿Y adónde diablos dices que está Alberto? le pregunté con mucho saber, haciendo que seguía el hilo de una conversación ya empezada. “En la cárcel”, dijo el negro. “Pues no será por su gusto”, le contesté, despidiéndome de él y plantándome en la calle. De cuantos edificios hay levantados en las vastas regiones españolas, en que el sol nunca se pone, no se hallará uno adonde un caballero de mi profesión vaya a llevar un recado con mas repugnancia que a la cárcel. Pero cumplí como debía un plenipotenciario del Niño. Me dirigí a la cárcel, aunque menos hombrada hubiera sido zambullirme en la cueva de San Patricio y bailar dos coplas de seguidillas con las blanquecinas y temerosas figuras que andan dentro danzando. Estaba abierta la puerta de la cárcel, y se descubría desde afuera un zaguán largo, estrecho y oscuro. Me metí por él a la buena de Dios, y vi a la izquierda conforme entramos una reja de hierro, y al otro lado de ella al señor Alberto, cantando a la guitarra y más alegre que una noche de San Juan. “¡Bien parado, señor músico! le dije desde el zaguán: allá voy yo”; y con la clara y sonora voz que me dio el cielo, empecé las playeras en este tono:
No soy de esta tierra,
Ni en ella nací;
La fortunilla rodando, rodando,
Me ha traído aquí .
Tanto se engolfó el Chato en sus playeras, que le dijo su jefe: - Hazte el cargo de que ya acabaste la canción. (tomo I, pp.154-157)

No hay lugar a dudas de que se trata de una siguiriya. Tiene como marco la cárcel y, por otra parte, el hecho de que el cantaor el Chato, se engolfara, es decir, se entretuviera cantándola e interpretándola con intensidad y pasión, confirma que se trata de un cante lento, melancólico, pausado y dramático. Además, la tradición flamenca ha seguido cultivando esta letra-cante por siguiriyas. Así consta en la transmisión oral y en la colección de cantes flamencos de Demófilo de 1881 (4):
    
No soy e esta tierra
ni en eya nasí:
la fortuniya, roando, roando,
m’ha traío hasta aquí. (Dem. p.181)

No soy e esta tierra
ni conosco a naide;
er que lo hisiere, mare, bien conmigo,
mi Dios de lo pague. (Dem., p.180)
Notas
1. ALBORG, Juan Luis, Historia de la literatura española, Madrid, Editorial Gredos, 1982, tomo IV, pp.369-376.
2. Véase el estudio detallado de TORRE PINTUELES, Elías, La vida y obra de José García de Villalta, Madrid, Ediciones Acies, 1959.
3. Acerca de la aparición del vocablo y del cante de la playera o siguiriya, véase NAVARRO GARCÍA, José Luis, “La playera” en Historia del Flamenco, dirigida por José Luis Navarro García y Miguel Ropero Núñez, Sevilla, Editorial Tartessos, 1995, 5 tomos, tomo I, pp.359-369.  4. MACHADO Y ÁLVAREZ, Antonio, (DEMÓFILO), Cantes flamencos, recogidos y anotados..., Introducción por Félix Grande, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1975, pp.180-181.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La Farruca y el género chico

Además de Dolores Saavedra, hubo otras tiples que no desdeñaron el cante flamenco y que, entre otros palos, se hicieron sus farrucas a petición del respetable o cuando estas formaban parte de las partituras que habían de interpretar. De algunas ha dejado constancia la prensa de su día. Damos sus nombres con indicación del medio en el que aparecían. Una de las primeras fue la Srta. López Martínez (El Imparcial, 11 de septiembre de 1904), otras fueron la Srta. Martínez (El Liberal, 21 de octubre de 1907), María Palou (Heraldo de Madrid, 23 de diciembre de 1908), Srta. Eduarte (Heraldo de Madrid, 10 de enero de 1909), Srta. Portillo (La Correspondencia de España, 5 de febrero de 1910), Srta. Ballesteros (El Día, 14 de junio de 1910), Elvira Pinós (El Liberal, 13 de julio de 1910), Srta. Carreras (El Liberal, 6 de enero de 1911), Srta. Arrieta (Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1911), Sr. Ontiveros (La Época, 30 de julio de 1911), Sra. López (Heraldo de Madrid, 17 de octubre de 1911), Srta. Celies (El País, 29 de diciembre de 1911), Teresita Lacarra (Heraldo de Madrid, 2 de agosto de 1912), Sra Lastres (El Globo, 14 de diciembre de 1912), Consuelo Diego (Eco artístico, 25 de abril de 1913), María Luisa Guerra (Heraldo de Madrid, 1 de octubre de 1913) y Consuelo Mayendía (Heraldo de Madrid, 6 de enero de 1923). De algunas tenemos también sus rostros: María Palou y Consuelo Mayendía:





Y las dos juntas:



lunes, 15 de noviembre de 2010

Nereida. Giral triunfal

En 1918, no cabe duda de que Milagritos Muñoz, como la llama, quizá por su juventud, uno de los cronistas, se encuentra  ya en la cúspide de su carrera artística.  Se la sitúa entre las mejores de su género, actúa en los teatros de más categoría, ante los públicos más selectos, y consigue entusiasmarlos y embobarlos a todos.
Ciertamente, podría pensarse que lo que aparece en la prensa puede tener  un alto componente propagandístico, pero la unanimidad de opiniones respecto a su arte, vertidas por diversos críticos, en diferentes periódicos y lugares nos hacen pensar  que “cuando el río suena, agua lleva”.
Esta es la crónica que resume los éxitos cosechados. Aparece, junto con otra fotografía suya en el Eco Artístico del 5 de octubre de 1918.
Las líneas referidas a sus habilidades guitarrísticas nos sugieren algunas  características de su toque: sensibilidad e intensidad expresiva.

                                                            NEREIDA
Un vez más hacemos constar con satisfacción sincera, que el género de varietés se va avalorando de día en día con artistas de merecimientos tan extraordinarios, que sus campañas son como preseas triunfales donde reciben el homenaje de los públicos por sus condiciones indiscutibles.
Nereida es de las que llegaron por propio impulso a ocupar un puesto preeminente en las varietés.
Bailarina y cancionista a guitarra y orquesta, domina todo su extenso repertorio de tal forma, lo matiza de modo tan atrayente y magistral, que las ovaciones alcanzadas por su labor recientemente en el Parque Alfonso XIII, de Granada, y Palacio de Bellas Artes, de San Sebastián, más tarde, son pruebas confirmatorias de nuestras alabanzas hacia tan notable artista; mereciendo en este último teatro ser admirada por SS. MM., que elogiaron grandemente la elegancia y riqueza de su vestuario y la perfección de su trabajo, tanto en los bailes como en las canciones.
La prensa toda ha cantado también las excelencias de Nereida, desflorando en su honor los adjetivos más encomiásticos que, dedicados a ella, han resultado como hojas secas que ya en su frente han adquirido el verdor de lo inimitable.
No podemos resistir a la tentación del juicio que se emite en Granada ilustrada, y que dice así:
«De sedas, de perfumes orientales, de maravillosos exotismos ha sido presa esta mujer deliciosa, que en su nombre lleva la divina fantasía de lo milagroso. Es una sevillana que pudiera haber nacido en el Albayzín, entre dolorosas armonías de sonidos extraños, en una noche de tragedia o en un atardecer violeta del París mágico.
Es indecible cómo vive y siente el dolor infinito que sale de su guitarra, y cómo después, con exquisita delicadeza, dulcemente abrazada a él, le destroza apretando las rosas de sus brazos, mientras sus ojos le mienten las angustias del momento, y sus manos, unas manos finas, suaves, le acarician modulando sus lamentos.
Nereida baila en rítmico deslizar de la gentileza, de su figura o danzas, que unas veces son sueños tropicales y otras dinamismos de jotas aragonesas, todo con la sencillez, la gracia y la frivolidad de una estupenda bailarina moderna. Es una nueva sacerdotisa del rito pagano de la danza, que diariamente ofrece su culto al divino arte en el ánfora bizantina de su cuerpo grácil, que ondula como una seda tendida en el aire. Sugestiona y se apodera de nuestra voluntad hasta hacernos enloquecer; quisiéramos que toda aquella cantidad de emociones que despierta en nosotros la visión de su baile, se prolongara indefinidamente, y vivir la neurastenia de unos «staccatí» en la nuca, que dan unos pies diminutos.
Esta encarnación de mujer ideal ha conseguido la perfección de sus múltiples encantos, uniéndoles la extremada finura de su voz. En un desgranar armonioso de notas suaves, sin una sola estridencia, apenas haciendo llegar a nuestros oídos sus entonaciones, canta maravillosamente en un desbordamiento absoluto de sentimentalidad, matizando refinadamente todos los sonidos, y con un gusto incomparable.
Difícilmente podría encontrarse otra mujer del espíritu de Nereida, la bella gitana de boulevard que tan hondamente nos impresiona y nos subyuga. —Santiago Campana.

                              NEREIDA. Estrellas del Arte

«Es su arte mágico, colosalmente inspirado, fuente inagotable de bellezas.
Artista, sin igual, cuando al viento lanza los trinos melodiosos de sus cuerdas de marfil, ello es algo sobrenatural, nimbado con la dulce poesía de un ensueño. Hace sentir el sublime y escalofriante trepidar de intensa emoción; diríase que, con su cantar esplendoroso, inunda el espacio de una brisa de placer.

Nereida, eres sola entre las mujeres, y hermosa como las flores; sus ojos rasgados, con un mirar mezcla de ironía y altivez subyugadora, producen, otras veces, el efecto de un poderoso imán, que atrae, más exacto, que domina, y en este dominar encuéntrase el secreto de su triunfo. Esta es una realidad; tú te has impuesto; llegaste; has escalado el sitial reservado a las escogidas, y tu figura ha de pasar triunfadora por los escenarios que no te han visto.
Al evocarte en estas líneas, quiero significar la admiración sentida hacia la artista, bella hasta lo salvaje, sublime hasta lo inconcebible, inspirada cual los dioses del Parnaso. —Ralnas

                           Las grandes estrellas: NEREIDA
"Milagritos Muñoz {Nereida), ha tenido más triunfos en su corta vida artística que muchas compañeras de su género, que la belleza y la presentación no le han bastado para escalar el sitio que ha estado siempre reservado a las elegidas.
Después de su peregrinación artística por Burgos, Valladolid, donde tantos aplausos oyó en el teatro Calderón, y otros de provincias, llegó al pináculo a que esta clase de artistas llegan, en el teatro Romea y Lara, de Madrid.
Lo que significa bailar en Lara con una compañía de comedia, como la de Thuiller, hay que preguntárselo a Saint- Aubint, el notable crítico del Heraldo de Madrid, el protector primero de La Goya, que fue en donde hizo su fama la creadora del «Ven y ven>; la que, después de la Fornarina,  nadie ha subido tan alto en el mundo de varietés.
Salir de Lara es salir ya con el sello de consagrada de selecta, y el público de Lara no es como el de otros teatros de Madrid; y sólo lo que en el arte vale o significa tiene en aquel coliseo entrada; y lo que valía y significaba Nereida lo había visto el público madrileño en el Romea, y el empresario que la llevó a Lara.
De su arte como bailarina ya está dicho por la prensa de Madrid y de provincias, en todos los tonos, así como de coupletista; pero, sin embargo, hay puntos de vista que pasan desapercibidos al gran público y a la prensa; uno de ellos precisamente es el sentido del arte que tiene la artista que lo produce; no es la exhibición ni el afán de lucir sus trajes más o menos costosos, ni el dar a su trabajo el aspecto más agradable posible; Nereida ve en el baile que ejecuta algo superior al vulgar afán de agradar, lo hace con religiosidad; hay momentos en que es casta y en otros lacia, pero siempre sutil, siempre gentil, siempre enervadora y divina; diríase que es una sacerdotisa de Terpsícore, y pone en ello toda su hermosa almita de muñeca; yo creo que, bailando, hasta se olvida de que tiene un público a sus pies admirando las contorsiones de su talle en las danzas, y así es, en efecto.
Viéndola bailar o cantar tocando su guitarra, encontramos en ella una creación complicadísima, en la que hay algo de Goya, algo de flor y algo de pájaro.
Es una muchacha luminosa, suave, ondulante y casi alada, y tan sonriente ¡tan sonriente! Además, la mirada de sus ojos aumenta su misterio, y sus labios rojos, como una rosa que atrae. - Juanito.

Nereida aparecerá en el teatro Calderón, de Valladolid, (por segunda vez), el día 12 del corriente, pasando luego desde aquí a Zamora, Salamanca y Burgos.
El 20 de Noviembre hará su reaparición en el teatro Lara, de esta corte, donde estrenará el decorado de mantones de Manila, digno marco de su figura encantadora y sugestiva. Su repertorio, original y selecto, lleva la firma de los mejores autores, y en ella, con su presentación y trabajo exquisito, cuantas canciones y bailes ejecuta encuentran un sello de distinción y arte que extasía, y consigue que las ovaciones atruenen los espacios en obsequio de la sin par Nereida.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo que es Cádiz...



José Luis Ortiz Nuevo

En ocasión de estar en averiguaciones por mor de descifrar el enigma de la bulería,  he tenido la oportunidad de continuar el rastreo de Javier Osuna  en la hemeroteca del Diario de Cádiz, siguiendo la pista a su hallazgo fundamental, por el que recientemente supimos que el popular Chiclanita (1874) fue el primero en decir que cantaba burlerías,  en el 1908 sucedió. (1)
Pues bien, tirando del hilo de ese mismo año, el hondo manantial del Diario de Cádiz  ha tenido a bien darnos más y más información preciosa, incluso suculenta. De entonces data la cosa, viene de lejos, y se reproduce en la bahía ahora perforada por los pilotes de los puentes nuevos, y en el puerto que ocupan barcos enormes de cruceros que no sólo traen turistas, también arrastran de la mar viejas noticias de aquel verano de 1908. La primera dijo y dice así:
CANTO ANDALUZ
       Ha comenzado a actuar en el Salón de Novedades de Extramuros, contratado por su propietario el señor Antúnez, el conocido cantante del género andaluz llamado Niño de Torres, que ejecuta de manera inimitable los Tangos, Seguidillas y Peteneras y que le han dado la fama de que goza.
        A escucharlo concurren a diario numerosos aficionados a este estilo.
        En el nuevo cuadro que actúan ahora en el favorecido salón figuran cinco bailadoras que ejecutan con notable perfección todos los estilos del género andaluz, y el niño llamado Chatito de Chiclana, que es una especialidad en las Malagueñas que tanta fama dieron al Niño de Cabra.
        El cuadro está bien presentado y merece el favor del público que concurre numeroso al popular salón en donde la estancia se hace más grata por el fresco ambiente que recibe de la próxima playa...
                                               (10 de agosto)
Y la segunda esto:

Cantes y Bailes Andaluces
        En el alegre salón concierto de Novedades (antigua Jardinera) del barrio de San José (extramuros) han debutado con gran éxito las celebradas bailarinas señoritas Velasco, conocidas en el mundo del arte de Terpsícore por las Hermanas Camelias. De su inmenso repertorio de bailables modernos han dado a conocer el cake walk paraguayo y una originalísima matchicha, dejando archivadas las clásicas danzas españolas que le han conquistado fama en el extranjero, especialmente en Londres.
        El dueño del establecimiento Don Diego Antúnez que conoce bien el negocio, no ha reparado en gastos que corresponden a los favores del público y ha aumentado este importante número al variado programa del Salón de Novedades.
        Sigue actuando el célebre cantador Manuel Torres con sus tangos, peteneras y seguidillas, en unión de Chatillo de Chiclana y Chiclanita.
        Las renombradas bailadoras Isabelita Ortega “La del columpio” y Juana Vargas “La Morenita”, que en el género flamenco rivalizan con las de su clase.
        Tan notable cuadro de variedades lo dirije el conocido maestro tocador de guitarra Manuel Pérez “El Pollo”, y los bailes de las sugestivas artistas señoritas Velasco son acompañados al piano por el profesor señor Paspeti que además ameniza los intermedios con preciosas páginas de música.
                                              (26 de Agosto)

Las dos noticias son piezas de postín, en el mismo agosto, con días una de otra, nos confirman al Niño de Jerez cantando peteneras  y a un joven Chiclanita en cartel y a las bailadoras Ortega y Vargas bajo la dirección de El Pollo... todos triunfantes entre preciosas páginas de música. No se merecía menos el señor empresario, a modo de Silverio gaditano,  don Diego Antúnez.

En Cádiz fue. Y eso fue Cádiz. Lo que es Cádiz. Siempre Cádiz alumbrando desde los fenicios sorprende su genio. Inagotable goleta de fardos preciosos como el que publicó el Diario, ya en el otoño, el 8 de octubre, en la primera página de la edición vespertina, así decía:             

                                               MACANDÉ
        Desde hace varios días no parecía por su casa un gitanillo de 8 o 9 años, muy popular en el barrio de Santa María, conocido por Macandé, el que cultiva por cierto con aprovechamiento, el cante flamenco.
        Al principio la familia no se alarmó mucho, empezando por buscarlo en la Prevención Civil, donde ya ha estado varias veces; pero por nada malo, según él dice, sino por meterse en juerga.
      También pensaron los suyos que pudiera haber ido a cantar a San Fernando o a alguna población comarcana, según había hecho en distintas ocasiones. Pero pasó más de una semana y Macandé no parecía, a pesar de que fue buscado por la policía y la guardia municipal.
        El popular artista llegó anoche en la góndola de Algeciras, en la que vino, unas veces en el estribo y otras con los pasajeros, distrayendo a éstos con malagueñas y guajiras.
       Hoy ha estado en los establecimientos que suele frecuentar en la calle Nueva contando las peripecias de su odisea. Había marchado a pie por la carretera siguiendo a la sección de Administración Militar que estuvo acampada en Puerta Tierra. Comió rancho con los soldados y con ellos hizo la vida de campamento.
        En Algeciras recorrió varios establecimientos buscándose la vida cantando, y cuando sintió la nostalgia del hogar paterno, empezó a caminar por la carretera que ya conocía y hubiera seguido andando hasta Cádiz si no se hubieran apiadado de él, el mayoral de la góndola y algunos pasajeros de la misma.
                                       
Nunca nos cansaremos de alabar a quien tuviera el gusto de escribir esta gacetilla. De veras más que grata, inaudita y sorprendente. Rotunda y precisa en la presentación del personaje que sería y ya era siendo un niño, un gitanillo de ocho o nueve años, famoso por sus hechuras y por su arte,  perfectamente identificado Macandé. Genio loco de Cádiz ende chico.
   
Junto a estas notabilísimas informaciones también hubo otras de menor fuste pero con igual encanto, como la que daba cuenta de las vacaciones de Chacón en Cádiz:

        Está pasando temporada con su familia entre nosotros el famoso y notable cantador Don Antonio Chacón, que es muy atendido por sus amigos.
                                              (26 de agosto)
                       
    O esta otra de una fiesta andaluza en Rota:

                                          FIESTA  ANDALUZA
        (En un día de gira en Rota, por invitación del alcalde D. José Mª González)
        … Concluidos los brindis (tras la opípara...) siguió tocando la Banda de Música, hasta que se organizó una fiesta andaluza, cantándose tangos, guajiras, malagueñas y cuanto del clásico repertorio anima estas fiestas.
        Acompañó con la guitarra Don José Lechuga, un popular portuense, que la toca muy bien...
                                              José Carvajal
                                              (13 de octubre)

           Fiestas, teatros y fonógrafos. La tradición y la modernidad, lo clásico de toda la vida y los inventos nuevos.
           Y sucedía junto; ocurrió en el año de 1908, en el Teatro Principal y en el Puerto de Santa María:

        Teatro Principal.- Mucho gustó en la noche de ayer el estreno de la zarzuela cómico dramática de costumbres populares malagueñas, en un acto y tres cuadros, en prosa, original de Don Antonio Sáez y Sáez, con música del maestro Cabas-Quiles ¡Adiós Málaga la Bella!
                                                          *
                           Apuntes del Puerto – Audiciones Fonográficas
        El propietario del acreditado establecimiento “Nuevo Colmado” ha adquirido 110 placas gramofónicas de casas tan acreditadas como Odeón y la Compañía Francesa, y en cuyo número figura la colección completa del Niño de Cabra, Garrido y El Mochuelo; los mejores números de Las bribonas, Alma de Dios, El puñao de rosas... y cuanto de notable puede desear el aficionado más exigente.
                                             (19 de diciembre)

    Sin duda que hogaño, el que lo sea más entre nosotros, también habrá quedado satisfecho de paladear con los ojos y el sentío estos retazos de la memoria flamenca que se guardaba y se guarda en Cádiz. En la hemeroteca de su Diario.
                   


(1) Véase el Diario de Cádiz de 5 de julio de 2010.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Una seguiriya de origen morisco


La investigación histórica ha señalado en más de una ocasión la convivencia entre andaluces pobres, gitanos y moriscos en el período anterior a la expulsión de estos últimos (1609) e incluso posteriormente. También la historiografía ha confirmado que no todos fueron expulsados: muchos de ellos, practicando la taquiya o disimulo, consiguieron mezclarse o confundirse con la población andaluza más marginada. Asimismo la investigación y los estudios sobre el flamenco han intentado rastrear la pervivencia y un cierto protagonismo de los moriscos en la elaboración de la copla y cante flamencos.

Un ejemplo elocuente de la relación moriscos-flamenco es la copla objeto de nuestro título, la copla de una siguiriya flamenca, el cante flamenco que más rotundamente expresa la desesperación, el desconsuelo, la pena:

Ar yegá’r Santolio
Los ojos abrió
De las duquitas qu’ar probe le dieron
Más pronto meró[1]

A propósito de esta copla, Gutiérrez Carbajo, en el apartado en que comenta el tema de la pena o duca gitana, afirma que “Como una excepción aparece alguna copla que inserta el término duca en un contexto humorístico y festivo”[2]. Y es tan excepcional, como poco creíble, que en un contexto en donde aparece el "Santolio", las "duquitas" (las penitas) y la muerte ("meró", murió), pueda admitirse la broma o la chanza y, más aún, teniendo en cuenta que la tradición flamenca nos ha legado esta copla cantada por siguiriyas, cante trágico por excelencia

Mejor encaminada nos parece la opinión de Rodríguez Marín cuando nos aclara, en referencia a esta copla-siguiriya, que “Las ceremonias y ritos de la iglesia respecto de los enfermos matan seguramente a tantos como los errores de los médicos”[3]. Y aunque no nos desvela la naturaleza del enfermo que va a morir, es obvio que ni el enfermo ni el relator pueden ser, en modo alguno, cristianos porque en ese caso la copla-siguiriya constituiría una irreverencia, amén de una grave incongruencia en un cante por siguiriyas. ¿Quién es entonces el enfermo?

Esta duda parece resolverla el historiador del siglo XVII Bermúdez de Pedraza quien, a propósito de los moriscos granadinos y de su odio hacia la religión de sus conquistadores, nos transmite lo que podríamos considerar el relato en prosa de la siguiriya que nos ha legado Rodríguez Marin:

A un morisco apretado de la enfermedad fue a confessar el cura y comulgole tambien; después le dixo como le faltava otro sacramento por recibir del santo olio si lo pedia a la iglesia. El morisco, mas afligido con esto que con el mal, dixo: “Pues tres tormentos en un día, confessión, comunion y oleo?[4]

Este ejemplo es un botón de muestra del empeño que puso el Santo Oficio, la Inquisición, en la persecución y en la conversión de los moriscos con la finalidad de borrar cualquier huella religiosa y sobre todo cultural. Revela además la historiografía acerca de los moriscos que estas prácticas persecutorias fueron prolongándose a lo largo y ancho de los siglos XVII y XVIII[5]; por lo tanto, no es de extrañar la necesidad vital de la minoría morisca, española y andaluza, de plasmar en coplas dramáticas sus sentimientos o resentimientos frente a la opresión de que eran objeto.

Un examen detenido y pormenorizado de la copla legada por Rodríguez Marín y del texto en prosa de F. Bermúdez de Pedraza nos hace ver la similitud entre las situaciones que se producen entre ambas: la sorpresa o susto del enfermo (los ojos abrió); “al llegar el Santolio” de la copla  en comparación con “recibir del santo óleo” del texto; en el texto en prosa aparecen los “tormentos”, en la copla las penas o ducas. Tanto en el texto como en la copla, lo más terrible y lo más doloroso no es ya la propia muerte sino que ésta se vea acompañada por el duro trago de tener que soportar en ese trance unos ritos que no son los de tu propia religión, los de tu propia identidad cultural; en la copla se expresa de esta manera: “de las duquitas que al pobre le dieron”; y la correspondencia en el texto: “mas afligido con esto que con el mal” (la muerte)... Todos estos elementos nos llevan a pensar que el enfermo de muerte es un morisco, y no podría ser de otra manera para que la copla pueda y deba ser cantada por siguiriyas: es decir para que cumpla su cometido de verdadera tragedia.

Notas
1. RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco, Cantos populares españoles, Madrid, Atlas, 1882, tomo III, nº5.696.
2. GUTIÉRREZ CARBAJO, Francisco, La copla flamenca y la lírica de tipo popular, Madrid, Editorial Cinterco, 1990, tomo II, p.792.
3. RODRÍGUEZ MARIN, Francisco, Ibídem, tomo III, p.464.
4. GARCIA ARENAL, Mercedes, Los moriscos, Madrid, Editora Nacional, 1975, pp.30-31
5. CARO BAROJA, Julio, Los moriscos del Reino de Granada, Madrid, Ediciones Istmo, 1976, pp.245-248.

 

lunes, 8 de noviembre de 2010

Alma de Dios

El éxito alcanzado por la farruca de la zarzuela Alma de Dios, estrenada con música del maestro José Serrano y libretto de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez, en el Teatro Cómico de Madrid el 17 de diciembre de 1907, supuso el espaldarazo definitivo para esta canción(1). La farruca y la canción húngara fueron los atractivos principales de una obra que alcanzó las 253 representaciones en su primera temporada. Así lo reflejó El Imparcial el 6 de julio de 1908.

Con un lleno en cada una de las secciones anunciadas, cerró ayer sus puertas el teatro Cómico; y mejor fuera decir que Loreto y Chicote no han hecho más que entornarlas, porque el sábado 29 de agosto, esto es, dentro de cincuenta y cinco días,  volverán a representarse en su escenario las graciosísimas escenas de “Alma de Dios”, cuya “farruca” y cuyo coro de húngaros cantan ya hasta los niños de pecho. […] “ni una sola” de las veces que se ha anunciado “Alma de Dios”, ni aún lloviendo o nevando, quedó “una sola” localidad en taquilla, caso que no se había dado hasta ahora en ningún teatro del género chico.


La cantó Dolores Saavedra y la bailó Lolita Girón, que al alimón tenían que repetir este número casi en cada función. La prensa del día no les escatimó elogios. Veamos algunos:

Lolita Girón merece renglón aparte. Danza la farruca como una consumada bailarina.
Heraldo de Madrid, 18 de diciembre de 1907.
En la parte musical correspondió el éxito a la Srta. Saavedra, que con su bella voz y su arte de cantante dio un gran atractivo a un tango y una farruca que se repitió entre grandes aplausos. Esta notable artista salió admirablemente caracterizada de gitana. Parecía una figura arrancada de un cuadro.
La señorita Girón bailó con gracia y desenvoltura la farruca.
La Época, 18 de diciembre de 1907.
Las señoritas Saavedra y Girón en la “farruca” de “Alma de Dios”, que canta la primera y baila la segunda de modo primoroso.
El Día, 25 de abril de 1908.
Vino luego la aplaudida “Farruca” de Alma de Dios. La señorita Saavedra, que tantos aplausos ha conquistado en el Cómico, la cantó admirablemente, y la bailó a maravilla la señorita Girón.
La “Farruca” hubo de repetirse entre grandes aplausos.
La Época, 25 de abril de 1908.
Las señoritas Saavedra y Girón, que en Alma de Dios obtienen a diario tan completo éxito, bailarán “la farruca” de la citada obra con su maestría singular.
El Día, 18 de mayo de 1908.

El texto de esta farruca decía:
                                                ¡Ay, Farruca, no me llores, no,
                                                porque tu gitano te engañó,
                                                que esa pena no merece el arrastrao
                                                que te abandonó.
                                                Baila, Farruca,
                                                baila que te baila,
                                                que te canto yo.
                                                Mu prontito has empesao a ver
                                                lo muchito que hase padeser
                                                er cariño a las mujeres,
                                                y ya ves cuando se quiere,
                                                lo que un desengaño hiere,
                                                y que se mata y se muere,
                                                por er queré.
                                                La, la, la, la.
                                                Baila chiquilla,
                                                que un queré no vale
                                                lo que mi cansión.
                                                Baila, Farruca,
                                                baila que te baila,
                                                que te canto yo.
                                                Arriba er limón,
                                                abajo la oliva
                                                 y arriba el limón,
                                                 limonada de mi vía,
                                                 limonada de mi amor.
                                                Arriba er limón,
                                                abajo la oliva,
                                                abajo la oliva
                                                y arriba er limón.



Alma de Dios fue llevada al cine en 1941, con guión y dirección de Ignacio F. Iquino, y casi como ocurriese con la zarzuela, lo único destacable fue el coro húngaro y la farruca que cantaba Pastora Soler y bailaba Trini Borrull. Aquí las podéis ver:

 


Notas
1. Otra farruca que tendría también gran aceptación fue la de la zarzuela El país de las hadas de Rafael Calleja, estrenada en 1910 con libretto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios.

sábado, 6 de noviembre de 2010

La saeta del Mochuelo

Hace unas semanas  traíamos aquí una anécdota de El Mochuelo: aquella saeta que le salió por mariana, según él, por culpa de unas anchoas. Hoy retomamos el tema para que  tengáis ocasión de escucharla en la voz de Cristian Guerrero. Nos la ha facilitado, como las cuartillas que recogían el sucedido, Pedro G. Romero.