Como tantos otros, él también ha sentido la enorme atracción
que ejerce el flamenco. Tiene voluntad, espíritu de trabajo y enorme ilusión. Es
además un bailaor con hechuras y buenas ideas. Solo le falta un poco de suerte
y la flexibilidad por parte de las autoridades para tender una mano a aquellos
que han tenido que salir de su país por el horror de la guerra. Ojalá se le
permita cumplir su sueño. Esto es lo que nos contó de su vida y sus proyectos de futuro:
Eulalia Pablo: ¿De dónde eres, Diaa?
Diaa Eddin: De Siria, de Damasco.
E.P. ¿Tiene
algún significado tu nombre?
D.E. Sí,
significa "la Luz del sol".
E.P. ¿Cuál
ha sido tu formación?
D.E. Era
deportista en general. Entré en el mundo del baile muy tarde. Con veintitrés,
tomé la primera clase de clásico, ballet.
E.P. ¿Qué
edad tienes?
D.E. 32 ahora.
Antes bailé distintas cosas con mis amigos en la calle, como breakdance y así,
pero, como formación profesional, fue ballet clásico.
E.P. ¿Dónde?
D.E. En
Damasco. Y trabajé en una compañía de baile durante tres años, viajando por el
mundo árabe, haciendo espectáculos y después fui a Líbano. En Líbano había una
compañía más grande, más internacional, que se llama Caracalla y me quedé con
ellos durante otros tres años.
E.P. ¿Qué
tipo de espectáculo llevabais?
D.E.
Presentábamos folclore árabe, pero la técnica que llevábamos es de ballet
clásico y moderno. El coreógrafo estudió en Londres baile moderno y volvió a
Líbano e hizo algo con el folclore árabe, con nuestra danza, y creo que salió
un estilo nuevo, que se llama estilo Caracalla de baile.
E.P. Es un
nombre romano, ¿no?
D.E. Sí, de un emperador romano. En aquel tiempo
ya había visto un espectáculo de flamenco en Siria…
E.P. ¿Cuál?
D.E.. No lo
recuerdo. Recuerdo que yo estaba sentado en casa y vino mi hermano, que
estudiaba pintura en la Universidad y dijo: “En el colegio hay un espectáculo
de flamenco”. Él conocía el flamenco antes que yo e intentaba tocar la
guitarra. Entonces fui con él a ver qué era eso de flamenco. Yo no tenía ni
idea entonces. Eso fue en 2007. No sabía qué era la palabra flamenco ni a qué
se refería. Fui con él y vi el espectáculo. Era un bailaor, una bailaora y creo
que dos guitarristas y una cantaora y no sé qué me llamó la atención, si era el
zapateado o era el grito cuando cantan, pero había algo que yo me quedé “así”. El
ambiente era sin aire acondicionado ni nada y hacía mucho calor y yo ”así” y
toda la gente, uf, uf, que no le interesa más el espectáculo, que no se puede
uno centrar, y yo “así”. Y entonces empecé a buscar donde existía ese
arte, y dónde podía aprenderse.
En Siria no había más que un profesor de flamenco. Con él empecé a aprender un poco y a conocer este mundo. En el Líbano cuando empecé a trabajar con la compañía de Caracalla conocí a Fadia Yared, que tiene un estudio y allí organiza talleres de flamenco de vez en cuando. Con el tiempo este estudio fue conocido como "Flamenco en Beirut" y venían bailaoras y bailaores para darnos clases. Así que en 2008, mientras estaba bailando en la compañía Caracalla, iba a recibir clases de flamenco dos días a la semana y ya, desde aquel tiempo, decidí que quería venir a España para aprender flamenco. Así que empecé a aprender español mientras estaba en esa compañía.
En 2010 vine a España por primera vez. Le pedí al jefe un permiso de tres meses, fui a Madrid. Intenté hacer algo, pero todo era muy caro y para empezar en Amor de Dios no estaba preparado. Entonces volví a Líbano, y en Julio de 2011, cuando terminé mi contrato con la compañía de baile, ya con un poco de apoyo y ayuda de la organización "Flamenco en Beirut", saqué el visado y a Sevilla.
En 2010 vine a España por primera vez. Le pedí al jefe un permiso de tres meses, fui a Madrid. Intenté hacer algo, pero todo era muy caro y para empezar en Amor de Dios no estaba preparado. Entonces volví a Líbano, y en Julio de 2011, cuando terminé mi contrato con la compañía de baile, ya con un poco de apoyo y ayuda de la organización "Flamenco en Beirut", saqué el visado y a Sevilla.
E.P. ¿Y qué
hiciste aquí?
D.E. Empecé un
curso en la Fundación. El primer año pagué todo el curso y tuve la suerte de
que en el segundo tuve beca, por eso he podido aprender. Volví a Líbano, trabajé como profesor de baile con la colaboración de Fadia Yared
y así pude volver a Sevilla de nuevo.
Ahora estoy como
monitor en la Fundación. Cuando volví hablé con Fernando y Milagros y estoy en
una clase, en nivel intermedio, ayudando a Javier Barón y en nivel avanzado
como repetidor. Cuando él no está, bailo en la clase de cante para acompañamiento al baile. Ellos cantan para
aprender y practicar y yo bailo en esa clase.
El año
pasado caducaron mis papeles y no he podido volver a renovarlos porque estaba
sin dinero y no podía volver a Líbano pues allí ha cambiado la situación para
los sirios, ya que no podemos trabajar ni estar más unos cuantos meses. Mi
hermano estaba allí y me advirtió de que no volviera porque no podría trabajar
ni vivir más. Entonces me fui a Suecia, donde tengo a mi tía. Fui con Elisa, mi
novia, que es polaca, y los dos hicimos una actuación en la... no sé qué de
Cultura y a la gente les gustó mucho y querían clases y tuve una oportunidad de
trabajar, pero también tuve problemas con la cuestión de los papeles, pues, como
yo entré en el primer país en España y hay un reglamento que dice que en esa
situación, yo no puedo quedarme en otro país, tuve que volver
obligatoriamente a España y me quedé un mes en una especie de
hotel, hasta que decidieran qué hacer conmigo. Un
chaval allí en el gobierno me preguntó: “¿A ti te conoce alguien aquí en
España?”. Le dije: “Tengo conocidos en Sevilla, como yo vivía allí antes”. Y él
me dijo: “Entonces, ¿a qué centro de acogida prefieres ir? porque tenemos cinco
en España". Y yo dije, seguro a
Sevilla.
E.P. ¿Cuánto
tiempo dura esta situación?
D.E. La ley
dice que seis meses yo entré en este centro el 14 de Enero y el 14 de julio
tengo que salir de ese centro. Me renuevan la tarjeta, tengo ahora tarjeta roja,
pero sin permiso de trabajo no puedo moverme, de Sevilla puedo salir con
permiso, pero de España no. Después de esos seis meses, a lo mejor tengo
permiso de trabajo.
E.P. ¿Cómo
es de amplia tu formación en el flamenco
ahora, qué palos abarcas como bailaor?
D.E. Aprendí
lo que se baila hoy, los más famosos. Alegrías, tientos, taranto, soleá y estoy
aprendiendo seguiriya. He aprendido bastante del cante, tengo el compás, los
pasos, pero todavía no puedo bailarla como los otros.
E.P. ¿Los
palos que tú haces son los ya montados por profesores?
D.E. La
mayoría sí, pero, claro, tenemos que utilizar trucos para resolver un baile
fuera del montaje ya hecho con un determinado guitarrista y una determinada cantaora.
Lo que estamos haciendo en esa clase de cante para baile es aprender a responder
por nosotros mismos, con otra gente. Por ejemplo, si vamos a un tablao. Yo no conozco quién es
el guitarrista ni el cantaor y aquí no funciona nada de montajes, no he hablado
con ellos, ni ellos me conocen, así que yo simplemente les digo voy a bailar
por soleá y punto. Bailo y ellos me
siguen y de repente metemos un corte y ahora bailo soleá por bulerías, sin
llamada tradicional, pues eso ya está cambiando. Este es el lenguaje sin
palabras que estoy aprendiendo para esas situaciones en las que no hay nada
montado de antemano. Esto me cuesta mucho pues es muy nuevo para mí.
E.P. ¿La
caña que hiciste el otro día era una caña ya montada?
D.E. En esa
caña creo que metí todos los pasos de lo que a mí me gusta, de Javier Barón, de
Rafael Campallo, de Farruquito. Es decir, de lo que aprendí en todos estos
años, metí cosas que me gustan. Tengo miedo todavía de montar mis pasos.
E.P. Cuáles
son los palos que a ti te gustan de los que has aprendido.
D.E. No lo
sé. El año pasado estaba enamorado de las alegrías. Ahora ya no quiero bailar
alegrías. No sé qué me pasa. Esa rapidez y energía que tiene el baile…, siento
que ahora no estoy para bailar alegrías. Me gusta mucho el taranto y ahora
estoy con la caña, que me gusta también mucho.
E.P. El otro
día en los tangos hicisteis una mezcla
muy original en la que la cantaora cantaba en árabe y en castellano y tú alternabas
pasos flamencos con otros, seguramente del folclore árabe, resultando una fusión de ambos en los que
hubo momentos muy buenos y puntos muy flamencos. ¿Esos tangos los montaste tú?
D.E. Si. En
esos tangos sentí que yo puedo bailar mi
carácter, con mis movimientos, algo que recuerdo. Estaba bailando desde dentro.
Sentí libertad, puedo hacer lo que me da la gana, porque el cante lo conozco
desde niño y puedo interpretarlo como quiera. Es una canción muy antigua, que
nadie sabe de quién es. Y en cuanto al compás, en la mayoría de nuestros cantes
es de tangos. Pensé en esta canción porque a mí me encanta y puedo bailarla y
sentirla.
E.P. Bueno,
y ¿cuáles son tus planes para el futuro?
D.E. De
planes, lo que se llama planes, no tengo.
E.P. Lo que
tú querrías hacer.
D.E. A mí me
gustaría formar un grupo pequeño para hacer este tipo de baile. Estos tangos fueron
una pequeña idea de lo que yo quiero hacer en el futuro. El cante y el baile
flamenco, pero que lleve el alma mía, como la he llevado todos estos años y la
bailé antes en Líbano y en Siria. Pero no veo nada claro ahora en esta
situación. A ver si puedo pensar más relajado en unos meses, cuando salga del
centro, a lo mejor.
E.P. ¿Y tu
familia, dónde está?
D.E. Mi
padre y mi madre están en Egipto con mi hermano menor, un hermano en Líbano,
otra en Turquía y otro en Abu Dhabi.
E.P. Pues
buena suerte para todos.
Eulalia Pablo