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viernes, 6 de febrero de 2015

Dos nuevos nombres para el baile flamenco

Se llaman Juana Márquez y Lorena Zamudio y lo suyo es el baile. Se les nota cómo disfrutan encima de un escenario. Cada una tiene su propia personalidad, pero saben dialogar cuando las dos se dejan envolver por un mismo compás. Lo demostraron anoche en la Sala Garufa por alegrías. Eran diferentes, pero se entendían a las mil maravillas. Hicieron unas alegrías como deben ser, con garbo, rezumando esa gracia que tiene en Cádiz su origen y su relicario.



Después, cada una hizo su baile. Lorena más serena. Juana más pizpireta. Lo dicho: ya tenemos dos nombres más a tener en cuenta en esto del baile flamenco.

Lorena Zamudio
 
Juana Márquez

Las acompañó perfectamente al cante Álvaro Ramírez, con la maestría habitual de Gori Mazo a la guitarra. Con ellos estuvo a las palmas Álvaro Palacín, que se despidió en el fin de fiesta con una pataíta muy guitarrera.

                                                                                                     José Luis Navarro

jueves, 27 de noviembre de 2014

La Moneta por los senderos del riesgo

Fuensanta "La Moneta" es una bailaora inquieta, imaginativa. Crea, inventa. Le gusta pasearse por los senderos del riesgo. Una veces aciertas, alguna yerra. Pero, desde luego, todo artista que siente su arte tiene derecho incluso a equivocarse. Si no, no habría renovación en las artes.
 
De todo hubo en el concierto que tituló "Muy especial". Baile de espejo y embestidas de temperamento. Finura, inventiva y arranques de genio, rabia y flamencura. La Moneta de hoy y La Moneta de ayer. Baile que mira al mañana y baile que se acuerda de las cuevas sacromontanas.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Principió por alegrías. Dramatizó un pelín de más, pero les puso también coraje. Con la seguiriya llegó el equilibrio. Lució palillos y dibujó arabescos con brazos y manos. Luego, el acabose. Tientos azambrados y unos tangos que quitaban el sentío. Combinó a la perfección la riqueza de pasos, adornos y figuras con el arrebato de camino. Desde el rodazán —rond de jambe en l'air le dicen los eruditos— al desplante seco. Esa es La Moneta que nos embelesó anoche.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
La acompañaron Morenito de Íllora y Miguel Lavi al cante. Los dos hicieron un amplio recorrido por tonás. A la guitarra y responsable de la dirección musical venía Luis Mariano. También se lució con una densa minera.
José Luis Navarro
Lugar: Sala Chicarreros.
Fecha: 27 de noviembre de 2014.

jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Ole tú, Argentina!

Desde luego no podía entrar con mejor pie el flamenco en la Sala Chicarreros. Argentina puso sobre las tablas todo lo que tiene: conocimiento, pasión, sinceridad, verdad y un torrente de voz que ella sabe encauzar con absoluta maestría. Y lo hizo con la mayor generosidad — 1 hora y 39 minutos de cante y de música—.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Fue un concierto que dejó bien claro el significado de dos palabras: "memorable" y "sinergia", el título de su próximo disco.  "Memorable", porque, como define ese término el Diccionario de la R.A.E. ("digno de memoria"), fue un recital de los que merecen ser recordados. "sinergia" ("acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales", según la R.A.E.), porque el entendimiento, la complicidad y arte que pusieron ella y Bolita, juntos, superaba con creces el buen hacer de cada uno de ellos. Ella derrochó arte y poderío y él hizo literalmente lo que quiso con las seis cuerdas de la guitarra. Y por si algo pudiese faltar Los Melli y El Torombo hicieron diabluras con el compás.
 
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Empezaron con la mariana y un recorrido por tangos por toda Andalucía, sin olvidarse de Extremadura. Siguió la serrana, una milonga, la caña rematada con un recuerdo entrañable al Gallina. Dejó bien claro cómo se actualizan los cantes y las letras clásicas: poniéndoles el corazón y haciéndolas por derecho. Así es cómo ella hizo "Se me apareció la muerte" de Chacón, "La que vive en la Carrera", el fandango de Lucena y la jabera. Luego recordó su paso de chica por el baile y salió a cambiarse de vestido. Mientras, Bolita estuvo sembrao por bulerías. Volvió Argentina y nos estremeció por martinete y seguiriyas. Después vinieron las cantiñas y más recuerdos-homenajes: a la Paquera con letra de Carlos Cano, "María la Portuguesa". Y para terminar, como no podía ser de otra forma, los fandangos de su tierra. Gracias, Argentina. No se oye cantar así de bien todos los días.

José Luis Navarro

jueves, 13 de noviembre de 2014

Tristeza y aburrimiento

Ayer fue un día triste para los aficionados al flamenco. Era la última función de los Jueves Flamencos que se celebraba en la Sala Turina. Cerraba un local que se había convertido en punto de referencia de la vida cultural sevillana. Un teatro en el que hemos asistido a muchas tardes de muy buen flamenco con una cercanía y una intimidad que muy pocos locales te pueden ofrecer. Esperemos que, aunque sea en otra sede, el ciclo continúe.
 
La protagonista de esta función fue la voz de Rosario "La Tremendita". Hay muchos tipos de voces en la paleta sonora del cante. Hay voces brillantes, voces redondas, voces laínas, voces afillás...  Y hay muchos gustos. La de La Tremendita es fina, pero anoche estaba seca, por momentos incluso parecía algo cascada. Desaparecía en el fragor del despliegue musical que inundó el escenario.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Tremendita quiso darle vida a sus cantes, pero tengo que confesar que a mí no llegó a emocionarme. Me parecía todo excesivamente pretencioso. Era la presentación de un disco: Fatum. Un trabajo discográfico que presentó en el pasado Festival de Jerez y que ha sido nominado a los premios Grammy latinos. Un éxito para la música flamenca al que le deseamos toda la suerte del mundo para el próximo día 20 en que se falla dicho premio.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Arropada por un torrente instrumentístico —Cristian de Moret al piano y a la guitarra, Pablo Martín Jones a la percusión, Oruco y Tremendo hijo a las palmas y ella misma acompañándose a la sonanta, a la kalimba y a la guitarra eléctrica— La Tremendita hizo su Cante del Centenil por granaínas, una malagueña a medio camino con el verdial, unas alegrías con el solo acompañamiento de las palmas, tientos, los tangos que dan título al disco, unas bulerías pacifistas, una seguiriya al piano de Moret —exquisito—, una zambra, un bolero de Bola de Nieve con la kalimba, más bulerías y cerró, acordándose de su barrio, con unos tangos eléctricos.
 
José Luis Navarro
  
Lugar: Sala Turina
Fecha: 13 de noviembre de 2014.
 
 
 

martes, 11 de noviembre de 2014

Arte en De Arte

Anoche recibió las aguas bautismales del flamenco el Café De Arte. Ofició al cante Juan Toro, acompañado a la guitarra por Martín Romero y el bautismo se hizo carne en el cuerpo de Malena Alba. Fue un acto entrañable en el que todos disfrutamos del baile de esta trianera.
 
 
 
Malena bailó literalmente en una losa —el escenario mediría 1 x 1.5 metros—. Lo hizo como nos tiene acostumbrados. Finura, elegancia, conocimiento e inspiración. Y, por encima de todo, arte a raudales.
 
 
Principió por tientos. Juan cantó fandangos. Malena volvió por alegrías. Juan hizo tangos de Granada y Malena se despidió por tangos de Triana. Un lujazo.
 
José Luis Navarro

jueves, 6 de noviembre de 2014

Un lujo y una lección de baile en Cajasol

Buen cante, una buena guitarra, un poco de percusión y buen baile. No hace falta más. Llámese "Callejón del agua" o como quiera su autora. Con esos mimbres Ana Morales dio toda una lección de baile flamenco anoche en la Fundación Cajasol.
 
Porque Ana Morales es una bailaora muy completa. El compás no tiene secretos para ella. ¡Faltaría más! Conoce los bailes. Sabe darle a cada uno lo que su cante pide. Sabe interpretar su mensaje. Domina a la perfección la bata de cola y el mantón. Tiene unos pies magníficos, limpios, precisos. Donde otras aporrean las tablas, ella compone música. Derrocha finura, elegancia e imaginación.
Foto: Remedios Malvárez
Principió con un zapateado. La guitarra de Jesús Ortega y la percusión de El Cubano pusieron la música. La inspiraron. Y ella dialogó con ella. Le puso formas. Fue una pieza magistral. Puro preciosismo.
Luego, interpretó y bailó los tarantos que Miguel Ortega y Juan José Amador le cantaron y, de paso,  se lució con el mantón de Manila. Hubo drama y hubo belleza.
Foto: Remedios Malvárez
Después llegó la vida, la gracia, la alegría, por cantiñas. Y una demostración de cómo se mueve una bata de cola.
Ortega y Amador tuvieron su momento por pregones y cantes de faena y Ana remató por soléa. Serenidad y enjundia. Y una nueva lección de bata.
Foto: Remedios Malvárez
En total 1 hora y 10 minutos de arte. Nos supo a poco.
José Luis Navarro
Lugar: Sala Turina.
Fecha: 6 de noviembre de 2014.

jueves, 30 de octubre de 2014

Eduardo Trassierra presentó "Rara avis" en los Jueves de Cajasol

Eduardo Trassiera (Villaverde del Río, 1982) se reveló en la Bienal de Flamenco de 2002, logrando el Giraldillo del Toque de Jóvenes Intérpretes.  Desde entonces se ha paseado por casi todas las músicas del mundo y se ha empapado de nuevas formas de crear belleza con las seis cuerdas. Anoche, en los Jueves Flamencos de Cajasol, presentó su primer trabajo discográfico: Rara Avis.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Fue un concierto bien estructurado, en el que Trassierra hizo sus solos y dialogó con el baile de El Orujo y de Pastora Galván, el cante de José Ángel Carmona y los Melli y, por supuesto, con sus compañeros en la percusión, Andrej Vujicic, y en el bajo, Pablo Pradas. Hizo una música técnicamente impecable, rítmica y placentera. Una música hecha para que se disfrute.  Una música que en momentos se hace jazz —el arreglo de Dizzy Gillispie Night in Tunisia, un auténtico clásico, fue toda una gozada—, en otros, suena íntima —la rondeña, la introducción de las alegrías, la granaína— y en otras, en fin, se pone flamenca, jubilosa y retozona —tanguillos, vals, bulerías, rumba—. Una música que siempre se adorna con originales pinceladas de contemporaneidad.
 
Foto: Remedios Malvárez
 
Mención aparte merece la participación de Pastora, una bailaora con un sello incopiable. Una bailaora única e irrepetible. Ella fue la que elevó la temperatura flamenca hasta el punto de fusión de los metales.
José Luis Navarro
 
Lugar: Sala Turina (Sevilla)
Fecha: 30 de octubre de 2014

martes, 21 de octubre de 2014

¡Qué bien les sienta Sevilla!

Cada día llegan a la sombra de la Giralda de todas partes de este malvado mundo, chicas y chicos con la ilusión de ser figuras del flamenco. Unos lo conseguirán y otros se quedarán en el camino. Jazmín Centeno es de las que lo va a lograr. Está tan enamorada del baile flamenco que, después de terminar los estudios de arquitectura en la Argentina, lo dejó todo, hizo las maletas y se plantó a la vera del Guadalquivir. Y se puso a hacer lo que más le gusta: bailar flamenco.
La vimos casi recién llegada y anoche la volvimos a ver. ¡Cómo se nota el poco tiempo transcurrido! ¡Con qué rapidez está poniendo las bases de una futura maestría! Miren ¡qué pasión pone en el baile!
 
 
¡Cómo lo sueña!
 
 
 
 ¡Cómo lo disfruta!
 
 
Anoche en la Caja Negra bailó por soleá y taranto y disfrutó ella y disfrutamos nosotros.
 
 
Llevaba un atrás de lujo. Edu Hidalgo, una joven realidad del cante, que, además de llevarla en volandas, se rompió el alma cantando por seguiriya. Yannik Corre, a la guitarra, que sigue mejorando día a día. Y su compatriota Melisa Maciuk a las palmas, que tuvo también su momento de lucimiento en la pataíta final. ¡Enhorabuena a todos!
 
José Luis Navarro

jueves, 16 de octubre de 2014

Ángel Muñoz lo bailó todo

Aparentemente lo que se puede conseguir a base de golpes de punta, planta y tacón debe ser bastante limitado. Pero no es así. Al fin y al cabo los pies pueden ser un instrumento más capaz de dialogar y componer música. Y eso es lo que demostró fuera de toda duda Ángel Muñoz anoche en su "Ángel, del blanco al negro" —un auténtico recital de baile— que presentó en los Jueves Flamencos de Cajasol. Bailó el ruido y bailó la palabra. Dialogó con el cante, con la guitarra, con la percusión, con la flauta, con el saxo y con la armónica. Fue un auténtico tour de force. Claro que no solo puso los pies en danza. Puso gesto, piernas, brazos y manos en el envite. Y salió airoso.
 
Cortés dispuso la escena en forma de caja negra y allí se reunió con sus músicos. Dos excelentes voces: Miguel Ortega y Antonio Campos. Una magnífica guitarra: Javier Patino. Una buena percusión: Nacho López. Y un metal versátil e inspirado: el saxo-flauta-armónica de Diego Villegas.
Foto: Remedios Malvarez. Cajasol
Entre todos pusieron música e imágenes a corridos, pregones, tonás, fandangos, taranto, jaleos, farruca —tal vez de excesiva duración— y guajira. Y para terminar Cortés quiso bailar también el júbilo. Se vistió de blanco y llenó el escenario de alborozo por cantiñas.
Foto: Remedios Malvarez. Cajasol
 
No se podía pedir más.
José Luis Navarro
 
Lugar: Sala Turina (Sevilla).
Fecha: 16 de octubre de 2014.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Cristina Hall en La Caja Negra

Nos gustó Cristina Hall porque hace un baile personal. Un baile que tiene muy poco que ver con esos zapateados inmisericordes que parecen el santo y seña de la mayoría de las bailaoras que quieren dedicar sus vidas al flamenco. Cristina usa de los pies cuando tiene que usarlos. Basa su baile en la búsqueda de la belleza plástica. Hace un baile cuidado al detalle y sabe recrearse cuando se gusta, cuando encuentra esa imagen que transmite lo que ella quiere expresar.
 
 
 
Venía acompañada de Samantha Alcón en el baile, la guitarra de Tino Van der Sman y el cante de María Marín. Cristina y Samantha abrieron el recital con un apunte de fandangos de Huelva. Tino tocó un arreglo de Ojos negros. Cristina bailó por tientos-tangos y Samantha por guajira. María hizo una seguiriya y Cristina y Samantha cerraron por martinete.
José Luis Navarro

jueves, 9 de octubre de 2014

La Talegona abrió los Jueves Flamencos de Cajasol

A mí me parece que sentarse de espaldas al "respetable" es de mala educación y, por supuesto, una falta de respeto. Luego comprendimos que el presentase así era una argucia para que no se viera que las alegrías cordobesas de La Talegona no eran ni en directo, ni tampoco de Carmen. En realidad, no engañaron a nadie, porque estaba bien claro en el programa de mano: "Voz en off María la Talegona".
 
De alguna manera esa fue la tónica del concierto: las limitaciones de Carmen la Talegona, una bailaora muy cortita. Menos mal que compensó o disimuló la pobreza de recursos con la brevedad de sus bailes. Hizo una farruca, un taranto y una soleá de los que no dejan el más mínimo recuerdo en nuestra retina. Puso imaginación y un buen manejo del mantón en la granaína y eso fue todo.

Foto: Remedios Malvarez. Cajasol
 
Talegón, el otro protagonista de "Talegoneando", hizo sus alegrías, unas bulerías, y participó cerrando una desangelada ronda de fandangos de Roberto Lorente y David Vázquez. Completaban el cuadro las guitarras de Vaqui Losada y Manuel Cazas.
Y eso es lo que dio de sí este arranque del ciclo de otoño de los Jueves Flamencos de Cajasol.
José Luis Navarro

martes, 7 de octubre de 2014

Julio Ruiz, joven en años, maduro en saberes

Julio Ruiz (Roquetas de Mar, 1993) ha aprovechado muy bien sus 20 años. Cursó Baile Flamenco en el Conservatorio Profesional de Danza de Almería y, entre otros, ha estudiado con Fuensanta La Moneta, Manolete, Farruquito, Pastora Galván, Javier La Torre, Rubén Olmo, Antonio Canales, Antonio el Pipa y Manuel Liñán. 


Por alegrías

Ha formado parte del cuerpo de baile de la compañía de Eva Yerbabuena y ya ha pisado como solista importantes escenarios almerienses (Auditorio Maestro Padilla de Almería y Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar). 

Por tangos

Anoche en la Caja Negra bailó por alegrías, tangos y soleares y dejó constancia de sus saberes. Tiene muy buenas maneras y le auguramos un espléndido futuro a muy corto plazo.


Por soleá

Atrás estuvo muy bien acompañado por Cristina Tovar al cante y José Manuel Martos a la guitarra.


José Luis Navarro

sábado, 4 de octubre de 2014

&dentidades, otra mirada al pasado

El que una bailaora joven quiera homenajear a ocho maestros del baile sevillano es, por un lado, algo digno de todo elogio; por otro, sin embargo, no deja de ser una auténtica temeridad. Máxime de la forma en la que lo ha concebido Pastora: dedicándoles a cada uno un baile de los que ellos especialmente contribuyeron a engrandecer. Aún más: haciéndolos, como ella dice, "con sus perfumes, sus aromas". Algo realmente difícil de lograr. Y no porque le falten arte y conocimientos, sino porque es imposible que Pastora reprima a la Pastora que lleva dentro, a su forma personal de encarar el baile, a ese divino descaro y esa espontaneidad y frescura que la caracterizan.
 
Era como encerrarse, con la única ayuda de Farru, para lidiar a ocho amenazadores mihuras: las alegrías de Matilde Coral, la seguiriya de Lola Flores, el taranto de Milagros Menjíbar, la caña de Eugenia de los Reyes, el romance de Carmen Ledesma, la soleá de Farruco y la de Manuela Carrasco. Pastora se estuvo arrimando demasiado a unas formas muy personales y se veía venir que uno le podía dar una cornada. Sacó adelante las alegrías —inspiradas sin duda en las que registró Claudio Guerín en su A través del flamenco (1972)—. Se lució en la seguiriya —precisamente la que le bailó Loli en el homenaje que la Bienal de 2000 tributó a Matilde—. Pero el taranto se la dio. Pastora reprodujo pasos y movimientos de Milagros, pero no pudo ni acercarse a aquel taranto mágico que quiso imitar, aquel baile con el que Milagros sorprendió y cautivó a cuantos la vieron aquel ya lejano 7 de septiembre de 1988 en la Torre de Don Fadrique. Yo, que tuve la suerte de estar allí y que he utilizado repetidamente en mis clases el vídeo de aquel baile, puedo dar fe de ello. No podía ser y no lo fue. Luego, bailaría una buena caña —como la hacía su madre—, pudo con el romance —su baile y el de Carmen Ledesma no difieren mucho—, le echó coraje y exhibición de pies a la soleá —como hace siempre Manuela Carrasco— y para rematar la faena, descarada hasta en el vestir —parecía una vedette de los años oscuros de la dictadura, luciendo una pantorrilla— hizo unas bulerías marca de la casa. Entonces sí que cortó orejas.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
 
Farru, su compañero de cuadrilla, se enfrentó a la soleá que hacía su abuelo y consiguió el prodigio de traer hasta las tablas del Maestranza la imagen y hechuras de Farruco. Luego, cuando volvió a ser él mismo, se desmelenó por tangos y terminó de redondear su faena.
Invitada también a la fiesta fue Juana la del Pipa, que hizo las delicias de los que gustan de voces roncas y rotas. El resto de los músicos, Cristian Guerrero y Galli de Morón al cante, con las guitarras de Ramón Amador y Pedro Sánchez, cumplieron bien su cometido.
Antonio Canales figuraba como director del espectáculo y suyas fueron alguna que otra tropelía. ¿A quién se le ocurre castigar a las guitarras poniéndolas de espaldas al público?, ¿a qué viene convertir el escenario en camerino y representar al ausente José Galván con un sombrero y un perchero?
José Luis Navarro

jueves, 2 de octubre de 2014

Mathilde Antón y Lea Linares clausuraron el I Festival Flamenco Alternativo

Léa Linares y Mathilde Antón cerraron con brillantez el I Festival Flamenco Alternativo que, coincidiendo con la XVIII Bienal, se ha venido celebrando en la Sala Cero. Por él han pasado nombres consagrados (Ana Moya), realidades del baile de hoy (Luisa Palicio) y promesas del baile de mañana. En las tablas de la Cero han hecho todas realidad una parte de sus sueños. Esperemos que vuelva a repetirse.
 
Anoche Lea y Mathilde estrenaron Báilame, una versión actualizada con nuevos bailes de su Senderos. Son dos francesas que llevan Andalucía en el corazón. Leo y Mathilde. Una misma ilusión. Mathilde y Leo. Una misma pasión. Un mismo sentir. Dos hechuras. Dos formas de expresarlo. Dos maneras de bailarlo. En Báilame, bailaron y se bailaron. Hubo complicidad y armonía. Juntas presentaron un espectáculo bien concebido. Cuidaron con mimo las formas. Pusieron conocimiento e imaginación.
 
 
Las dos, espalda con espalda, lo abrieron juntas. Luego, Léa se metió en los territorios de la soleá y Mathilde se lució por fandangos abandolaos. 
 
  
 
Léa movió con maestría bata de cola y mantón por alegrías. Mathilde derrochó finura, elegancia y mucho arte por martinete-seguiriya.
 
 
 
Y el broche lo pusieron otra vez juntas, jubilosas y chispeantes, por tangos.
 
 
Completaron el concierto Cristina Tovar y Rosi la Divi por cartageneras y soleá y Liam Howarth con unos fandangos propios.
 
 
 
 

José Luis Navarro         
Fotos: Guillermo García

 
 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Liñán, un viaje por los territorios del flamenco

Posiblemente, a la hora de crear un espectáculo, lo más difícil para un bailaor sea urdir una trama y ponerle título. Con Nómada Manuel Liñán ha echado mano de un recurso sencillo y eficaz: un viaje por las comarcas flamencas. Luego, le ha añadido unas gotas de filosofía, absolutamente prescindibles: "La vida es un momento, un momento que me da. Por eso, vivo la vida, disfrutando los momentos, los momentos que me da". Con ellas levanta el telón. Después, baile y más baile. Muy buen baile. Seis bailaores, cinco músicos y once sillas evolucionando sobre el escenario, dibujando geometrías que reproducen celosías granadinas y Liñán luciéndose en sus solos.
 
Un viaje que arranca con una caña de grupo. Pasa por Triana con soleares. En Jerez se rebusca por seguiriya. De las bodegas a la alegría de Cádiz  por tanguillos. Llegando a Málaga, Liñán se acuerda de don Ramón Montoya y le baila su Rondeña. Dos exquisiteces: la partitura del guitarrista madrileño y el baile del granadino. Unos fandangos para recordar a Huelva y enseguida a Córdoba a bailar sus alegrías. De la ciudad califal a las comarcas mineras del sureste andaluz por tarantos rematados por tangos de Granada. Y fin de trayecto en Madrid, con mantón y bata de cola por caracoles. Yo tengo la vieja opinión de que eso son complementos propios del baile de mujer, pero tengo que reconocer que un bailaor, si le apetece y quiere, también tiene el derecho de lucirlos. Y a fé que Liñán los lució con maestría, muy especialmente el mantón con el que hizo auténticas diabluras.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
Nómada, estrenada en el pasado Festival de Jerez, es una obra acabada que nada descuida (sonido, luces), con Manuel Liñán en maestro y un magnífico cuerpo de baile formado por Anabel Moreno, Águeda Saavedra, Inmaculada Aranda, Adrián Santana y Jonatan Miró, en el que se integra Liñán como uno más, y la música de Miguel Ortega, Miguel Lavi, David Carpio (cantaores) y Víctor Márquez 'El Tomate' y Fran Vinuesa (guitarras).
El público la despidió con todos los honores, obligándoles a darse una pataíta antes de que se bajase por segunda vez el telón.
José Luis Navarro
 

lunes, 29 de septiembre de 2014

"Bosque ardora", una fábula del amor

Solía decir Pilar López que si una obra no se entiende es que está mal contada. Yo estoy completamente de acuerdo. Bosque ardora (bosque luminoso), sin embargo, nos plantea un problema distinto: la diferencia que puede existir entre lo que cuenta un creador y lo que entiende el espectador.
 
Rocío Molina deja muy claro lo que quiere contarnos: "Ella conoce la fragilidad de los hombres y acepta convertirse en su presa, para dirigirlos con más facilidad, para dominarlos, amarlos, combatirlos e inmediatamente después abandonarlos".  Desde luego, no hacen falta palabras para que el público entienda que está asistiendo a los jugueteos amorosos del personaje encarnado por Rocío, incluso que se dé cuenta de que sobre el escenario se están viviendo dos apareamientos. Pero, Rocío, una de sus protagonistas, ¿qué es? Cuando la vimos aparecer con una máscara animal sobre el pelo, dudamos de qué animal se trataba. Después, cuando la vimos moverse en cuclillas, pensamos que estaba personificando a una avecilla y nos sorprendió y nos sedujo la imaginación que Rocío había puesto en la escena.

Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
Bosque ardora es, en cualquier caso, una fábula simbólica del amor. Una obra ambiciosa y exuberante. Una obra muy rica en danza, porque el cuerpo de Rocío es una máquina especialmente diseñada para el baile, capaz de realizar los más insospechados movimientos, y su mente conoce y domina todas las modalidades de la danza, desde la flamenca a la contemporánea, la hindú, la japonesa... Por eso, la fusión de ambos es una explosión de imaginación y un torrente de creatividad.

Para la puesta en escena de esta obra, ha sabido rodearse de dos espléndidos bailarines, Eduardo Guerrero y Fernando Jiménez, y un buen grupo de músicos, Eduardo Trassierra (guitarra), José Ángel Carmona, (cante y bajo eléctrico), José Manuel Ramos “Oruco” (palmas y compás), Pablo Martín Jones (batería y electrónica), José Vicente Ortega «Cuco» y Agustín Orozco (trombones). Ha contado además con la colaboración especial de Dorantes y la dramaturgia de Mateo Feijó.
Finalizada la obra, a la salida, oí decir a alguien que aquello no era flamenco y, en cierto modo, llevaba algo de razón —a primera vista más parecía contemporáneo con pies de flamenco—. Pero, ¿qué más da? Yo, al menos, tengo la suerte de que lo mismo disfruto con una soleá que con El lago de los cisnes de Tchaikovsky. Eso sí la soleá que hizo Rocío en su bosque me pareció bastante pobre. De hecho, estoy deseando que llegue la tarde para ver a Luisa Palicio en la Sala Cero. Seguro que nos regalará ese baile, cien por cien a lo flamenco.
José Luis Navarro

domingo, 28 de septiembre de 2014

Patricia Guerrero, de la revelación a la consagración

¿Cuándo se puede decir que un artista se ha consagrado? La consagración es un momento mágico en el que un artista triunfa clamorosamente en un escenario importante —la Bienal lo es—. Es como un doctorado en el arte. Para alcanzarlo tiene que dar muestras inequívocas de su maestría. Es, desde luego, solo una primera meta. Luego, ha de demostrar cada día todo lo que lleva dentro de sí, todo lo que justifica el reconocimiento recibido.
 
Patricia Guerrero obtuvo el "Giraldillo a la Artista Revelación" en la pasada edición de la Bienal sevillana. Fue una actuación memorable con Arcángel y la Accademia del Piacere en el Alcázar. Ahora hacía su presentación asumiendo todos los retos a los que una bailaora puede hacer frente: baile, coreografía y dirección. Patricia no se arredra por nada. Le sobra valentía a sus 24 años —hasta se atrevió a cantar—. Seguro que dará todavía mucho más de sí en el futuro, pero, para mí, ya ha contraído méritos suficientes para firmar su consagración.


Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
 
En Latidos al agua Patricia le baila a las músicas de Granada, especialmente a la de Ángel Barrios.  Lo hace con elegancia, desplegando todo tipo de recursos dancísticos, desde el flamenco más tradicional a detalles y vuelos de ballet clásico o la imprescindible exhibición de pies de hoy —su paso por el Ballet Flamenco de Andalucía de Rubén Olmo creo que ha sido decisivo en su formación—. Demuestra que en el baile flamenco cabe todo, si se sabe aplicar con sentido y con buen gusto. Y Patricia los tiene. Tiene además imaginación y creatividad para dar nuevos aires a formas marcadas por usos de ayer. Su reinterpretación de la guajira, seductora y esquiva a un tiempo, lo avala. Patricia dio todo un recital de baile, desde los fandangos albaicineros y los tangos a la seguiriya y la soleá. La seguiriya que le dedicó a Polinario fue una joya de delicadeza, limpieza y precisión de pies y arte de figura.
Le acompañó en el baile Eduardo Leal que supo estar a la altura de los retos que le planteó Patricia. Dani de Morón puso también su granito de arena en solitario en la brillantez del concierto. Y otro tanto cabe decir de José Luis Recuerda (bandurria), Ismael Ramos (laúd) y José Armillas (guitarra) que reencarnaron con sumo acierto al Trío Iberia. Con ellos estuvieron Alejandro Cruz (piano), José Ángel Carmona (cante), Luis Mariano Renedo (guitarra) y Agustín Diassera (percusión).
 
José Luis Navarro

viernes, 26 de septiembre de 2014

Cuerpo, mente, alma: el baile de hoy

Hoy se está construyendo un altar a la técnica de los pies en el baile. Desde luego, la técnica nunca está de más, pero con ella sola se empobrece el baile flamenco. Es más, también hay una técnica de brazos, de manos, de compostura y de posiciones del cuerpo y de los complementos del baile (bata, mantón, palillos). Unas técnicas bastante descuidadas hoy. Y ¿qué decir de esos pellizcos que son la sal del flamenco?, ¿y de la transmisión de sentimientos?  A base de pies y más pies se están vaciando de contenido expresivo los bailes.
 
Karime Amaya, Jesús Carmona y Paloma Fantova llevaron "cuerpo" y "mente" a las tablas del Lope de Vega, pero se dejaron el "alma" en los camerinos. Prometían mostrarnos "tres formas diferentes del baile flamenco más actual", pero nos dieron tres réplicas de un solo modelo. Da toda la impresión de que se inspiran más en el claqué afroamericano (Bill "Bojangle" Robinson, John W. Bubbles,..) que en la magia de La Capitana —esperemos que no lleven ese frenesí de velocidad con golpes y más golpes a las acrobacias que hacían los hermanos Nicholas o los Berry—.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
Karime, Paloma y Jesús se presentaron por tangos. Luego, la sobrina nieta de Carmen Amaya hizo una soleá, Carmona bailó alegrías —hacía tiempo que no veíamos unas alegrías tan cerebrales y tan poco alegres—, Paloma zapateó por seguiriyas y los tres se despidieron haciendo una composición juntos.
Atrás estuvieron David de Jacoba, Esaú Quirón y Miguel de la Tolea al cante, con las guitarras de Carlos de Jacoba y Jony Jiménez, el violín de Thomas Poitiron y la percusión de Lucky Losada, que firmaba también la música. Las luces estuvieron algo distraídas.
José Luis Navarro

domingo, 21 de septiembre de 2014

Maribel Ramos, una cómica con mucho arte

¿Quién ha dicho que el flamenco no puede ser divertido? ¿por qué no? Lo puede y algunas veces lo es. Desde luego, lo fue en la comedia que Maribel Ramos estrenó anoche en Sevilla en el Museo del Baile Flamenco. La tituló De no llegar a tiempo y entre que si los músicos no han llegado todavía, que si suspendo o no suspendo, nos hizo pasar un rato la mar de entretenido.
 
 
Maribel quiso encarnar a una bailaora y escogió nada más y nada menos que a su paisana Carmencita Dauset, una mujer intrépida y decidida donde las hubiera, la primera que cruzó los Pirineos y se plantó en París, la primera que surcó los mares y volvió loco al público neoyorquino, la primera que posó para pinceles famosos —John S. Sargent, W. M. Chase—, la primera que se puso delante de una cámara cinematográfica y apareció en los primitivos kinetoscopios cuando el cine mudo era un recién llegado al mundo del ocio y de la cultura.
Así empieza Maribel su actuación, bailando en silencio como en el corto que le hiciese Thomas Edison a Carmencita en 1894. Y así arranca del público los primeros bravos. Le puso genio y destreza de pies y, entre bromas y veras, compuso hermosas figuras. Luego encontró un cantaor ciego entre el público y después a un guitarrista callejero y zarrapastroso —mientras el público esperaba para entrar en el Museo lo habían echado a patadas de allí— y, por fin, ya con todos los avíos, pudo empezar el concierto. El ciego (Jesús Flores) resultó que tenía muy buena voz y el guitarrista (Jordi Albarrán) muy buenas manos. Entonces Maribel se puso más flamenca todavía y derrochando energía, vitalidad y mucho arte bailó por martinete, por tanguillos, por guajira, por petenera y por alegrías terminó de cautivar por completo al público. Enhorabuena y gracias, Maribel, por ese buen ratito que nos regalaste.
José Luis Navarro