Ecos de ayer y de hoy. La historia recuperada en las Hemerotecas de periódicos la mar de viejos que regresa ahora a este invento digital, en forma de gacetillas, anuncios, coplas, historias y aún fotografías en sepia... publicadas entonces por mor de lo flamenco. El presente, esclavo de la actualidad.
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jueves, 8 de octubre de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
Dos nuevos nombres para el baile flamenco
Se llaman Juana
Márquez y Lorena Zamudio y lo suyo es el baile. Se les nota cómo
disfrutan encima de un escenario. Cada una tiene su propia
personalidad, pero saben dialogar cuando las dos se dejan envolver
por un mismo compás. Lo demostraron anoche en la Sala Garufa por
alegrías. Eran diferentes, pero se entendían a las mil maravillas.
Hicieron unas alegrías como deben ser, con garbo, rezumando esa
gracia que tiene en Cádiz su origen y su relicario.
Después, cada una
hizo su baile. Lorena más serena. Juana más pizpireta. Lo dicho: ya
tenemos dos nombres más a tener en cuenta en esto del baile
flamenco.
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Lorena Zamudio |
Las acompañó
perfectamente al cante Álvaro Ramírez, con la maestría habitual de
Gori Mazo a la guitarra. Con ellos estuvo a las palmas Álvaro
Palacín, que se despidió en el fin de fiesta con una pataíta muy
guitarrera.
José Luis Navarro
jueves, 27 de noviembre de 2014
La Moneta por los senderos del riesgo
Fuensanta "La Moneta" es una bailaora inquieta,
imaginativa. Crea, inventa. Le gusta pasearse por los senderos del riesgo. Una
veces aciertas, alguna yerra. Pero, desde luego, todo artista que siente su
arte tiene derecho incluso a equivocarse. Si no, no habría renovación en las
artes.
De todo hubo en el concierto que tituló "Muy
especial". Baile de espejo y embestidas de temperamento. Finura, inventiva
y arranques de genio, rabia y flamencura. La Moneta de hoy y La Moneta de ayer.
Baile que mira al mañana y baile que se acuerda de las cuevas sacromontanas.
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Foto: Remedios Malvárez |
Principió por alegrías. Dramatizó un pelín de más, pero les
puso también coraje. Con la seguiriya llegó el equilibrio. Lució palillos y
dibujó arabescos con brazos y manos. Luego, el acabose. Tientos azambrados y
unos tangos que quitaban el sentío. Combinó a la perfección la riqueza de pasos,
adornos y figuras con el arrebato de camino. Desde el rodazán —rond de jambe en l'air le dicen los eruditos— al
desplante seco. Esa es La Moneta que nos embelesó anoche.
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Foto: Remedios Malvárez |
La acompañaron Morenito de Íllora y Miguel Lavi al cante.
Los dos hicieron un amplio recorrido por tonás. A la guitarra y responsable de
la dirección musical venía Luis Mariano. También se lució con una densa minera.
José Luis Navarro
Lugar: Sala
Chicarreros.
Fecha: 27 de
noviembre de 2014.
jueves, 20 de noviembre de 2014
¡Ole tú, Argentina!
Desde luego no podía entrar con mejor pie el flamenco en la
Sala Chicarreros. Argentina puso sobre las tablas todo lo que tiene:
conocimiento, pasión, sinceridad, verdad y un torrente de voz que ella sabe
encauzar con absoluta maestría. Y lo hizo con la mayor generosidad — 1 hora y
39 minutos de cante y de música—.
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Foto: Remedios Malvárez |
Fue un concierto que dejó bien claro el significado de dos
palabras: "memorable" y "sinergia", el título de su próximo
disco. "Memorable", porque,
como define ese término el Diccionario de la R.A.E. ("digno de
memoria"), fue un recital de los que merecen ser recordados.
"sinergia" ("acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma
de los efectos individuales", según la R.A.E.), porque el
entendimiento, la complicidad y arte que pusieron ella y Bolita, juntos,
superaba con creces el buen hacer de cada uno de ellos. Ella derrochó arte y poderío
y él hizo literalmente lo que quiso con las seis cuerdas de la guitarra. Y por
si algo pudiese faltar Los Melli y El Torombo hicieron diabluras con el compás.
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Foto: Remedios Malvárez |
Empezaron con la mariana y un recorrido por tangos por toda
Andalucía, sin olvidarse de Extremadura. Siguió la serrana, una milonga, la
caña rematada con un recuerdo entrañable al Gallina. Dejó bien claro cómo se
actualizan los cantes y las letras clásicas: poniéndoles el corazón y haciéndolas
por derecho. Así es cómo ella hizo "Se me apareció la muerte" de
Chacón, "La que vive en la Carrera", el fandango de Lucena y la
jabera. Luego recordó su paso de chica por el baile y salió a cambiarse de
vestido. Mientras, Bolita estuvo sembrao por bulerías. Volvió Argentina y nos
estremeció por martinete y seguiriyas. Después vinieron las cantiñas y más
recuerdos-homenajes: a la Paquera con letra de Carlos Cano, "María la
Portuguesa". Y para terminar, como no podía ser de otra forma, los
fandangos de su tierra. Gracias, Argentina. No se oye cantar así de bien todos
los días.
José Luis Navarro
jueves, 13 de noviembre de 2014
Tristeza y aburrimiento
Ayer fue un día triste para los aficionados al flamenco. Era
la última función de los Jueves Flamencos que se celebraba en la Sala Turina.
Cerraba un local que se había convertido en punto de referencia de la vida
cultural sevillana. Un teatro en el que hemos asistido a muchas tardes de muy
buen flamenco con una cercanía y una intimidad que muy pocos locales te pueden
ofrecer. Esperemos que, aunque sea en otra sede, el ciclo continúe.
La protagonista de esta función fue la voz de Rosario
"La Tremendita". Hay muchos tipos de voces en la paleta sonora del
cante. Hay voces brillantes, voces redondas, voces laínas, voces afillás... Y hay muchos gustos. La de La Tremendita es
fina, pero anoche estaba seca, por momentos incluso parecía algo cascada. Desaparecía
en el fragor del despliegue musical que inundó el escenario.
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Foto: Remedios Malvárez |
Tremendita quiso darle vida a sus cantes, pero tengo que
confesar que a mí no llegó a emocionarme. Me parecía todo excesivamente
pretencioso. Era la presentación de un disco: Fatum. Un trabajo discográfico
que presentó en el pasado Festival de Jerez y que ha sido nominado a los
premios Grammy latinos. Un éxito para la música flamenca al que le deseamos
toda la suerte del mundo para el próximo día 20 en que se falla dicho premio.
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Foto: Remedios Malvárez |
Arropada por un torrente
instrumentístico —Cristian de Moret al piano y a la guitarra, Pablo Martín Jones
a la percusión, Oruco y Tremendo hijo a las palmas y ella misma acompañándose a
la sonanta, a la kalimba y a la guitarra eléctrica— La Tremendita hizo su Cante del Centenil
por granaínas, una malagueña a medio camino con el verdial, unas alegrías con
el solo acompañamiento de las palmas, tientos, los tangos que dan título al
disco, unas bulerías pacifistas, una seguiriya al piano de Moret —exquisito—,
una zambra, un bolero de Bola de Nieve con la kalimba, más bulerías y cerró,
acordándose de su barrio, con unos tangos eléctricos.
José Luis Navarro
Lugar: Sala Turina
Fecha: 13 de noviembre de 2014.
martes, 11 de noviembre de 2014
Arte en De Arte
Anoche recibió las aguas bautismales del flamenco el Café
De Arte. Ofició al cante Juan Toro, acompañado a la guitarra por Martín Romero y
el bautismo se hizo carne en el cuerpo de Malena Alba. Fue un acto entrañable
en el que todos disfrutamos del baile de esta trianera.
Malena bailó literalmente en una losa —el escenario mediría
1 x 1.5 metros—. Lo hizo como nos tiene acostumbrados. Finura, elegancia,
conocimiento e inspiración. Y, por encima de todo, arte a raudales.
Principió por tientos. Juan cantó fandangos. Malena volvió
por alegrías. Juan hizo tangos de Granada y Malena se despidió por tangos de
Triana. Un lujazo.
José Luis Navarro
jueves, 6 de noviembre de 2014
Un lujo y una lección de baile en Cajasol
Buen cante, una buena guitarra, un poco de percusión y buen
baile. No hace falta más. Llámese "Callejón del agua" o como quiera
su autora. Con esos mimbres Ana Morales dio toda una lección de baile flamenco
anoche en la Fundación Cajasol.
Porque Ana Morales es una bailaora muy completa. El compás
no tiene secretos para ella. ¡Faltaría más! Conoce los bailes. Sabe darle a
cada uno lo que su cante pide. Sabe interpretar su mensaje. Domina a la
perfección la bata de cola y el mantón. Tiene unos pies magníficos, limpios,
precisos. Donde otras aporrean las tablas, ella compone música. Derrocha finura,
elegancia e imaginación.
Principió con un zapateado. La guitarra de Jesús Ortega y la
percusión de El Cubano pusieron la música. La inspiraron. Y ella dialogó con
ella. Le puso formas. Fue una pieza magistral. Puro preciosismo.
Luego, interpretó y bailó los tarantos que Miguel Ortega y
Juan José Amador le cantaron y, de paso, se lució con el mantón de Manila. Hubo drama y
hubo belleza.
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Foto: Remedios Malvárez |
Después llegó la vida, la gracia, la alegría, por cantiñas.
Y una demostración de cómo se mueve una bata de cola.
Ortega y Amador tuvieron su momento por pregones y cantes de
faena y Ana remató por soléa. Serenidad y enjundia. Y una nueva lección de
bata.
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Foto: Remedios Malvárez |
En total 1 hora y 10 minutos de arte. Nos supo a poco.
José Luis Navarro
Lugar: Sala
Turina.
Fecha: 6 de
noviembre de 2014.
jueves, 30 de octubre de 2014
Eduardo Trassierra presentó "Rara avis" en los Jueves de Cajasol
Eduardo Trassiera (Villaverde del Río, 1982) se reveló en la
Bienal de Flamenco de 2002, logrando el Giraldillo del Toque de Jóvenes
Intérpretes. Desde entonces se ha
paseado por casi todas las músicas del mundo y se ha empapado de nuevas formas
de crear belleza con las seis cuerdas. Anoche, en los Jueves Flamencos de Cajasol,
presentó su primer trabajo discográfico: Rara
Avis.
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Foto: Remedios Malvárez |
Fue un concierto bien estructurado, en el que Trassierra
hizo sus solos y dialogó con el baile de El Orujo y de Pastora Galván, el cante
de José Ángel Carmona y los Melli y, por supuesto, con sus compañeros en la
percusión, Andrej Vujicic, y en el bajo, Pablo Pradas. Hizo una música técnicamente
impecable, rítmica y placentera. Una música hecha para que se disfrute. Una
música que en momentos se hace jazz —el arreglo de Dizzy Gillispie Night in Tunisia, un auténtico clásico,
fue toda una gozada—, en otros, suena íntima —la rondeña, la introducción de
las alegrías, la granaína— y en otras, en fin, se pone flamenca, jubilosa y
retozona —tanguillos, vals, bulerías, rumba—. Una música que siempre se adorna con
originales pinceladas de contemporaneidad.
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Foto: Remedios Malvárez |
Mención aparte merece la participación de Pastora, una
bailaora con un sello incopiable. Una bailaora única e irrepetible. Ella fue la
que elevó la temperatura flamenca hasta el punto de fusión de los metales.
José Luis Navarro
Lugar: Sala Turina (Sevilla)
Fecha: 30 de octubre de 2014
martes, 21 de octubre de 2014
¡Qué bien les sienta Sevilla!
Cada día llegan a la sombra de la Giralda de todas partes de
este malvado mundo, chicas y chicos con la ilusión de ser figuras del flamenco.
Unos lo conseguirán y otros se quedarán en el camino. Jazmín Centeno es de las
que lo va a lograr. Está tan enamorada del baile flamenco que, después de
terminar los estudios de arquitectura en la Argentina, lo dejó todo, hizo las
maletas y se plantó a la vera del Guadalquivir. Y se puso a hacer lo que más le
gusta: bailar flamenco.
La vimos casi recién llegada y anoche la volvimos a ver.
¡Cómo se nota el poco tiempo transcurrido! ¡Con qué rapidez está poniendo las
bases de una futura maestría! Miren ¡qué pasión pone en el baile!
¡Cómo lo sueña!
Anoche en la Caja Negra bailó por soleá y taranto y disfrutó
ella y disfrutamos nosotros.
Llevaba un atrás de lujo. Edu Hidalgo, una joven
realidad del cante, que, además de llevarla en volandas, se rompió el alma
cantando por seguiriya. Yannik Corre, a la guitarra, que sigue mejorando día a
día. Y su compatriota Melisa Maciuk a las palmas, que tuvo también su momento
de lucimiento en la pataíta final. ¡Enhorabuena a todos!
José Luis Navarro
jueves, 16 de octubre de 2014
Ángel Muñoz lo bailó todo
Aparentemente lo que se puede conseguir a base de golpes de
punta, planta y tacón debe ser bastante limitado. Pero no es así. Al fin y al
cabo los pies pueden ser un instrumento más capaz de dialogar y componer
música. Y eso es lo que demostró fuera de toda duda Ángel Muñoz anoche en su
"Ángel, del blanco al negro" —un auténtico recital de baile— que
presentó en los Jueves Flamencos de Cajasol. Bailó el ruido y bailó la palabra.
Dialogó con el cante, con la guitarra, con la percusión, con la flauta, con el
saxo y con la armónica. Fue un auténtico tour
de force. Claro que no solo puso los pies en danza. Puso gesto, piernas,
brazos y manos en el envite. Y salió airoso.
Cortés dispuso la escena en forma de caja negra y allí se
reunió con sus músicos. Dos excelentes voces: Miguel Ortega y Antonio Campos.
Una magnífica guitarra: Javier Patino. Una buena percusión: Nacho López. Y un
metal versátil e inspirado: el saxo-flauta-armónica de Diego Villegas.
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Foto: Remedios Malvarez. Cajasol |
Entre todos pusieron música e imágenes a corridos, pregones,
tonás, fandangos, taranto, jaleos, farruca —tal vez de excesiva duración— y
guajira. Y para terminar Cortés quiso bailar también el júbilo. Se vistió de
blanco y llenó el escenario de alborozo por cantiñas.
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Foto: Remedios Malvarez. Cajasol |
No se podía pedir más.
José Luis Navarro
Lugar: Sala Turina (Sevilla).
Fecha: 16 de octubre de 2014.
miércoles, 15 de octubre de 2014
Cristina Hall en La Caja Negra
Nos gustó Cristina Hall porque hace un baile personal. Un
baile que tiene muy poco que ver con esos zapateados inmisericordes que parecen
el santo y seña de la mayoría de las bailaoras que quieren dedicar sus vidas al
flamenco. Cristina usa de los pies cuando tiene que usarlos. Basa su baile en
la búsqueda de la belleza plástica. Hace un baile cuidado al detalle y sabe
recrearse cuando se gusta, cuando encuentra esa imagen que transmite lo que
ella quiere expresar.
Venía acompañada de Samantha Alcón en el baile, la guitarra
de Tino Van der Sman y el cante de María Marín. Cristina y Samantha abrieron el
recital con un apunte de fandangos de Huelva. Tino tocó un arreglo de Ojos
negros. Cristina bailó por tientos-tangos y Samantha por guajira. María hizo
una seguiriya y Cristina y Samantha cerraron por martinete.
José Luis Navarro
jueves, 9 de octubre de 2014
La Talegona abrió los Jueves Flamencos de Cajasol
A mí me parece que sentarse de espaldas al
"respetable" es de mala educación y, por supuesto, una falta de
respeto. Luego comprendimos que el presentase así era una argucia para que no
se viera que las alegrías cordobesas de La Talegona no eran ni en directo, ni
tampoco de Carmen. En realidad, no engañaron a nadie, porque estaba bien claro
en el programa de mano: "Voz en off María la Talegona".
De alguna manera esa fue la tónica del concierto: las limitaciones
de Carmen la Talegona, una bailaora muy cortita. Menos mal que compensó o
disimuló la pobreza de recursos con la brevedad de sus bailes. Hizo una farruca,
un taranto y una soleá de los que no dejan el más mínimo recuerdo en nuestra
retina. Puso imaginación y un buen manejo del mantón en la granaína y eso fue
todo.
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Foto: Remedios Malvarez. Cajasol |
Talegón, el otro protagonista de "Talegoneando",
hizo sus alegrías, unas bulerías, y participó cerrando una desangelada ronda de
fandangos de Roberto Lorente y David Vázquez. Completaban el cuadro las
guitarras de Vaqui Losada y Manuel Cazas.
Y eso es lo que dio de sí este arranque del ciclo de
otoño de los Jueves Flamencos de Cajasol.
José Luis Navarro
martes, 7 de octubre de 2014
Julio Ruiz, joven en años, maduro en saberes
Julio Ruiz (Roquetas de Mar, 1993) ha aprovechado muy bien sus 20 años. Cursó Baile Flamenco en el Conservatorio Profesional de Danza de Almería y, entre otros, ha estudiado con Fuensanta La Moneta, Manolete, Farruquito, Pastora Galván, Javier La Torre, Rubén Olmo, Antonio Canales, Antonio el Pipa y Manuel Liñán.
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Por alegrías |
Ha formado parte del cuerpo de baile de la compañía de Eva Yerbabuena y ya ha pisado como solista importantes escenarios almerienses (Auditorio Maestro Padilla de Almería y Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar).
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Por tangos |
Anoche en la Caja Negra bailó por alegrías, tangos y soleares y dejó constancia de sus saberes. Tiene muy buenas maneras y le auguramos un espléndido futuro a muy corto plazo.
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Por soleá |
Atrás estuvo muy bien acompañado por Cristina Tovar al cante y José Manuel Martos a la guitarra.
José Luis Navarro
sábado, 4 de octubre de 2014
&dentidades, otra mirada al pasado
El que una bailaora joven quiera homenajear a ocho maestros
del baile sevillano es, por un lado, algo digno de todo elogio; por otro, sin
embargo, no deja de ser una auténtica temeridad. Máxime de la forma en la que
lo ha concebido Pastora: dedicándoles a cada uno un baile de los que ellos especialmente
contribuyeron a engrandecer. Aún más: haciéndolos, como ella dice, "con
sus perfumes, sus aromas". Algo realmente difícil de lograr. Y no porque le
falten arte y conocimientos, sino porque es imposible que Pastora reprima a la
Pastora que lleva dentro, a su forma personal de encarar el baile, a ese divino
descaro y esa espontaneidad y frescura que la caracterizan.
Era como encerrarse, con la única ayuda de Farru, para
lidiar a ocho amenazadores mihuras: las alegrías de Matilde Coral, la seguiriya
de Lola Flores, el taranto de Milagros Menjíbar, la caña de Eugenia de los
Reyes, el romance de Carmen Ledesma, la soleá de Farruco y la de Manuela
Carrasco. Pastora se estuvo arrimando demasiado a unas formas muy personales y
se veía venir que uno le podía dar una cornada. Sacó adelante las alegrías —inspiradas
sin duda en las que registró Claudio Guerín en su A través del flamenco (1972)—. Se lució en la seguiriya —precisamente
la que le bailó Loli en el homenaje que la Bienal de 2000 tributó a Matilde—.
Pero el taranto se la dio. Pastora reprodujo pasos y movimientos de Milagros,
pero no pudo ni acercarse a aquel taranto mágico que quiso imitar, aquel baile con
el que Milagros sorprendió y cautivó a cuantos la vieron aquel ya lejano 7 de
septiembre de 1988 en la Torre de Don Fadrique. Yo, que tuve la suerte de estar
allí y que he utilizado repetidamente en mis clases el vídeo de aquel baile,
puedo dar fe de ello. No podía ser y no lo fue. Luego, bailaría una buena caña —como
la hacía su madre—, pudo con el romance —su baile y el de Carmen Ledesma no
difieren mucho—, le echó coraje y exhibición de pies a la soleá —como hace
siempre Manuela Carrasco— y para rematar la faena, descarada hasta en el vestir
—parecía una vedette de los años oscuros de la dictadura, luciendo una
pantorrilla— hizo unas bulerías marca de la casa. Entonces sí que cortó orejas.
Farru, su compañero de cuadrilla, se enfrentó a la soleá que
hacía su abuelo y consiguió el prodigio de traer hasta las tablas del
Maestranza la imagen y hechuras de Farruco. Luego, cuando volvió a ser él mismo,
se desmelenó por tangos y terminó de redondear su faena.
Invitada también a la fiesta fue Juana la del Pipa, que hizo
las delicias de los que gustan de voces roncas y rotas. El resto de los músicos,
Cristian Guerrero y Galli de Morón al cante, con las guitarras de Ramón Amador
y Pedro Sánchez, cumplieron bien su cometido.
Antonio Canales figuraba como director del espectáculo y
suyas fueron alguna que otra tropelía. ¿A quién se le ocurre castigar a las guitarras poniéndolas
de espaldas al público?, ¿a qué viene convertir el escenario en camerino y
representar al ausente José Galván con un sombrero y un perchero?
José Luis Navarro
jueves, 2 de octubre de 2014
Mathilde Antón y Lea Linares clausuraron el I Festival Flamenco Alternativo
Léa Linares y Mathilde Antón cerraron con brillantez el I
Festival Flamenco Alternativo que, coincidiendo con la XVIII Bienal, se ha
venido celebrando en la Sala Cero. Por él han pasado nombres consagrados (Ana
Moya), realidades del baile de hoy (Luisa Palicio) y promesas del baile de
mañana. En las tablas de la Cero han hecho todas realidad una parte de sus
sueños. Esperemos que vuelva a repetirse.
Anoche Lea y Mathilde estrenaron Báilame, una versión
actualizada con nuevos bailes de su Senderos. Son dos francesas que llevan
Andalucía en el corazón. Leo y Mathilde. Una misma ilusión. Mathilde y Leo. Una
misma pasión. Un mismo sentir. Dos hechuras. Dos formas de expresarlo. Dos maneras
de bailarlo. En Báilame, bailaron y se bailaron. Hubo complicidad y armonía.
Juntas presentaron un espectáculo bien concebido. Cuidaron con mimo las formas.
Pusieron conocimiento e imaginación.
Las dos, espalda con espalda, lo abrieron juntas. Luego, Léa
se metió en los territorios de la soleá y Mathilde se lució por fandangos
abandolaos.
Léa movió con maestría bata de cola y mantón por alegrías. Mathilde
derrochó finura, elegancia y mucho arte por martinete-seguiriya.
Y el broche lo
pusieron otra vez juntas, jubilosas y chispeantes, por tangos.
Completaron el concierto Cristina Tovar y Rosi la Divi por
cartageneras y soleá y Liam Howarth con unos fandangos propios.
José Luis
Navarro
Fotos:
Guillermo García
miércoles, 1 de octubre de 2014
Liñán, un viaje por los territorios del flamenco
Posiblemente, a la hora de crear un espectáculo, lo más
difícil para un bailaor sea urdir una trama y ponerle título. Con Nómada Manuel
Liñán ha echado mano de un recurso sencillo y eficaz: un viaje por las comarcas
flamencas. Luego, le ha añadido unas gotas de filosofía, absolutamente
prescindibles: "La vida es un momento, un momento que me da. Por eso, vivo
la vida, disfrutando los momentos, los momentos que me da". Con ellas
levanta el telón. Después, baile y más baile. Muy buen baile. Seis bailaores,
cinco músicos y once sillas evolucionando sobre el escenario, dibujando
geometrías que reproducen celosías granadinas y Liñán luciéndose en sus solos.
Un viaje que arranca con una caña de grupo. Pasa por Triana
con soleares. En Jerez se rebusca por seguiriya. De las bodegas a la alegría de
Cádiz por tanguillos. Llegando a Málaga,
Liñán se acuerda de don Ramón Montoya y le baila su Rondeña. Dos exquisiteces:
la partitura del guitarrista madrileño y el baile del granadino. Unos fandangos
para recordar a Huelva y enseguida a Córdoba a bailar sus alegrías. De la
ciudad califal a las comarcas mineras del sureste andaluz por tarantos
rematados por tangos de Granada. Y fin de trayecto en Madrid, con mantón y bata
de cola por caracoles. Yo tengo la vieja opinión de que eso son complementos
propios del baile de mujer, pero tengo que reconocer que un bailaor, si le
apetece y quiere, también tiene el derecho de lucirlos. Y a fé que Liñán los
lució con maestría, muy especialmente el mantón con el que hizo auténticas
diabluras.
Nómada, estrenada en el pasado Festival de Jerez,
es una obra acabada que nada descuida (sonido, luces), con Manuel Liñán en maestro y un magnífico cuerpo
de baile formado por Anabel Moreno, Águeda Saavedra, Inmaculada Aranda,
Adrián Santana y Jonatan Miró, en el que se integra Liñán como uno más, y la
música de Miguel Ortega, Miguel Lavi, David Carpio (cantaores) y Víctor Márquez
'El Tomate' y Fran Vinuesa (guitarras).
El público la despidió con todos los honores, obligándoles a
darse una pataíta antes de que se bajase por segunda vez el telón.
José Luis Navarro
lunes, 29 de septiembre de 2014
"Bosque ardora", una fábula del amor
Solía decir Pilar López que si una obra no se entiende es
que está mal contada. Yo estoy completamente de acuerdo. Bosque
ardora (bosque luminoso), sin embargo, nos plantea un problema distinto:
la diferencia que puede existir entre lo que cuenta un creador y lo que
entiende el espectador.
Rocío Molina deja muy claro lo que quiere contarnos:
"Ella conoce la
fragilidad de los hombres y acepta convertirse en su presa, para dirigirlos con
más facilidad, para dominarlos, amarlos, combatirlos e inmediatamente después
abandonarlos". Desde luego, no
hacen falta palabras para que el público entienda que está asistiendo a los
jugueteos amorosos del personaje encarnado por Rocío, incluso que se dé cuenta
de que sobre el escenario se están viviendo dos apareamientos. Pero, Rocío, una
de sus protagonistas, ¿qué es? Cuando la vimos aparecer con una máscara animal
sobre el pelo, dudamos de qué animal se trataba. Después, cuando la vimos
moverse en cuclillas, pensamos que estaba personificando a una avecilla y nos
sorprendió y nos sedujo la imaginación que Rocío había puesto en la escena.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco |
Bosque ardora es, en cualquier
caso, una fábula simbólica del amor. Una obra ambiciosa y exuberante. Una obra
muy rica en danza, porque el cuerpo de Rocío es una máquina especialmente
diseñada para el baile, capaz de realizar los más insospechados movimientos, y
su mente conoce y domina todas las modalidades de la danza, desde la flamenca a
la contemporánea, la hindú, la japonesa... Por eso, la fusión de ambos es una
explosión de imaginación y un torrente de creatividad.
Para la puesta en escena de esta obra, ha sabido rodearse de dos
espléndidos bailarines, Eduardo Guerrero y Fernando Jiménez, y un buen grupo de
músicos, Eduardo Trassierra (guitarra), José Ángel Carmona, (cante y bajo eléctrico), José
Manuel Ramos “Oruco” (palmas
y compás), Pablo
Martín Jones (batería y
electrónica), José Vicente Ortega «Cuco» y Agustín Orozco
(trombones). Ha contado además con la colaboración especial de Dorantes y la
dramaturgia de Mateo Feijó.
Finalizada la obra, a la salida, oí decir a alguien que aquello no era
flamenco y, en cierto modo, llevaba algo de razón —a primera vista más parecía
contemporáneo con pies de flamenco—. Pero, ¿qué más da? Yo, al menos, tengo la
suerte de que lo mismo disfruto con una soleá que con El lago de los cisnes de
Tchaikovsky. Eso sí la soleá que hizo Rocío en su bosque me pareció bastante
pobre. De hecho, estoy deseando que llegue la tarde para ver a Luisa Palicio en
la Sala Cero. Seguro que nos regalará ese baile, cien por cien a lo flamenco.
José Luis Navarro
domingo, 28 de septiembre de 2014
Patricia Guerrero, de la revelación a la consagración
¿Cuándo se puede decir que un artista se ha consagrado? La
consagración es un momento mágico en el que un artista triunfa clamorosamente
en un escenario importante —la Bienal lo es—. Es como un doctorado en el arte.
Para alcanzarlo tiene que dar muestras inequívocas de su maestría. Es, desde
luego, solo una primera meta. Luego, ha de demostrar cada día todo lo que lleva
dentro de sí, todo lo que justifica el reconocimiento recibido.
Patricia Guerrero obtuvo el "Giraldillo a la Artista
Revelación" en la pasada edición de la Bienal sevillana. Fue una actuación
memorable con Arcángel y la Accademia del Piacere en el Alcázar. Ahora hacía su
presentación asumiendo todos los retos a los que una bailaora puede hacer
frente: baile, coreografía y dirección. Patricia no se arredra por nada. Le
sobra valentía a sus 24 años —hasta se atrevió a cantar—. Seguro que dará
todavía mucho más de sí en el futuro, pero, para mí, ya ha contraído méritos
suficientes para firmar su consagración.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco |
En Latidos al agua Patricia le baila a las
músicas de Granada, especialmente a la de Ángel Barrios. Lo hace con elegancia, desplegando todo tipo
de recursos dancísticos, desde el flamenco más tradicional a detalles y vuelos
de ballet clásico o la imprescindible exhibición de pies de hoy —su paso por el
Ballet Flamenco de Andalucía de Rubén Olmo creo que ha sido decisivo en su
formación—. Demuestra que en el baile flamenco cabe todo, si se sabe aplicar
con sentido y con buen gusto. Y Patricia los tiene. Tiene además imaginación y creatividad
para dar nuevos aires a formas marcadas por usos de ayer. Su reinterpretación
de la guajira, seductora y esquiva a un tiempo, lo avala. Patricia dio todo un
recital de baile, desde los fandangos albaicineros y los tangos a la seguiriya
y la soleá. La seguiriya que le dedicó a Polinario fue una joya de delicadeza,
limpieza y precisión de pies y arte de figura.
Le acompañó en el baile Eduardo Leal que supo estar a la
altura de los retos que le planteó Patricia. Dani de Morón puso también su
granito de arena en solitario en la brillantez del concierto. Y otro tanto cabe
decir de José Luis Recuerda (bandurria), Ismael Ramos (laúd) y José Armillas
(guitarra) que reencarnaron con sumo acierto al Trío Iberia. Con ellos estuvieron Alejandro Cruz
(piano), José Ángel Carmona (cante), Luis Mariano Renedo (guitarra) y Agustín
Diassera (percusión).
José Luis Navarro
viernes, 26 de septiembre de 2014
Cuerpo, mente, alma: el baile de hoy
Hoy se está construyendo un altar a la técnica de los pies
en el baile. Desde luego, la técnica nunca está de más, pero con ella sola se
empobrece el baile flamenco. Es más, también hay una técnica de brazos, de
manos, de compostura y de posiciones del cuerpo y de los complementos del baile
(bata, mantón, palillos). Unas técnicas bastante descuidadas hoy. Y ¿qué decir
de esos pellizcos que son la sal del flamenco?, ¿y de la transmisión de
sentimientos? A base de pies y más pies
se están vaciando de contenido expresivo los bailes.
Karime Amaya, Jesús Carmona y Paloma Fantova llevaron
"cuerpo" y "mente" a las tablas del Lope de Vega, pero se
dejaron el "alma" en los camerinos. Prometían mostrarnos "tres
formas diferentes del baile flamenco más actual", pero nos dieron tres
réplicas de un solo modelo. Da toda la impresión de que se inspiran más en el
claqué afroamericano (Bill "Bojangle" Robinson, John W. Bubbles,..)
que en la magia de La Capitana —esperemos que no lleven ese frenesí de velocidad
con golpes y más golpes a las acrobacias que hacían los hermanos Nicholas o los
Berry—.
Karime, Paloma y Jesús se presentaron por tangos. Luego, la
sobrina nieta de Carmen Amaya hizo una soleá, Carmona bailó alegrías —hacía
tiempo que no veíamos unas alegrías tan cerebrales y tan poco alegres—, Paloma
zapateó por seguiriyas y los tres se despidieron haciendo una composición juntos.
Atrás estuvieron David de Jacoba, Esaú Quirón y Miguel de la
Tolea al cante, con las guitarras de Carlos de Jacoba y Jony Jiménez, el violín
de Thomas Poitiron y la percusión de Lucky Losada, que firmaba también la
música. Las luces estuvieron algo distraídas.
José Luis Navarro
domingo, 21 de septiembre de 2014
Maribel Ramos, una cómica con mucho arte
¿Quién ha dicho que el flamenco no puede ser divertido? ¿por
qué no? Lo puede y algunas veces lo es. Desde luego, lo fue en la comedia que
Maribel Ramos estrenó anoche en Sevilla en el Museo del Baile Flamenco. La tituló
De no llegar a tiempo y entre que si los músicos no han llegado todavía, que si
suspendo o no suspendo, nos hizo pasar un rato la mar de entretenido.
Maribel quiso encarnar a una bailaora y escogió nada más y nada menos
que a su paisana Carmencita Dauset, una mujer intrépida y decidida donde las
hubiera, la primera que cruzó los Pirineos
y se plantó en París, la primera que surcó los mares y volvió loco al público
neoyorquino, la primera que posó para pinceles famosos —John S. Sargent, W. M.
Chase—, la primera que se puso delante de una cámara cinematográfica y apareció
en los primitivos kinetoscopios cuando el cine mudo era un recién llegado al
mundo del ocio y de la cultura.
Así empieza Maribel su
actuación, bailando en silencio como en el corto que le hiciese Thomas Edison a
Carmencita en 1894. Y así arranca del público los primeros bravos. Le puso
genio y destreza de pies y, entre bromas y veras, compuso hermosas figuras.
Luego encontró un cantaor ciego entre el público y después a un guitarrista
callejero y zarrapastroso —mientras el público esperaba para entrar en el Museo
lo habían echado a patadas de allí— y, por fin, ya con todos los avíos, pudo
empezar el concierto. El ciego (Jesús Flores) resultó que tenía muy buena voz y
el guitarrista (Jordi Albarrán) muy buenas manos. Entonces Maribel se puso más
flamenca todavía y derrochando energía, vitalidad y mucho arte bailó por martinete,
por tanguillos, por guajira, por petenera y por alegrías terminó de cautivar por completo al
público. Enhorabuena y gracias, Maribel, por ese buen ratito que nos regalaste.
José Luis Navarro
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