Anoche se reestrenó el reciclado "ReciclArte" de
Ana Morales en la Muestra de Flamenco que se celebra en el Teatro Central. Fue
una versión renovada por Rafael Estévez y Valeriano Paños en la que Ana Morales
volvió a lucir el vestuario que, confeccionado con los materiales más diversos,
hicieron para ella los alumnos de Diseño del Centro Andaluz de Estudios
Empresariales de Sevilla.
El concierto flamenco, estrenado en la pasada Bienal en el
Monasterio de la Cartuja, volvía a Sevilla tras su paso por el I Encuentro Internacional
de Coreografía y Danza de Jerez y Los Veranos del Corral en el Corral del
Carbón granadino.
Es, sin duda, un espectáculo en el que por encima de todo se
impone/prima el baile de Ana. Un baile imaginativo y sentido, rico en matices y
recursos técnicos. Un baile que seduce por la belleza de sus figuras, por su
frescura, su versatilidad y su creatividad. Ana encara el baile de ayer con la
mirada puesta en el mañana y hace un baile clásico actualizado.
Abre con unas sugerentes imágenes en las que la danza
contemporánea, en la persona de Sergio González, durante un espeso silencio de
5 minutos, cuida y modela la muñeca-escultura del baile flamenco. A partir de
ahí, comienza toda la fascinación del baile. Una soberbia soleá coreografiada
por Milagros Mengíbar que hace Ana con mimo. Unos apuntes de contemporáneo
sobre un fondo de cantes de trilla y romances. Una original rondeña de Jesús
Guerrero que borda la catalana. Unas alegrías cara a cara de El Londro y Emilio
Florido. Un vibrante martinete metálico desnuda de volantes. Una taranta en la
que simbólicamente se unen y separan, atados por una cinta, danza contemporánea
y baile flamenco. Y, para terminar, unas bulerías de Guerrero con roces de plexiglás.
Todo acompañado del toque de Jesús Guerrero y la percusión de Jorge Pérez. Un
recital para el recuerdo.
José Luis Navarro