Fue otro recital de lujo en Orillas de Triana. Todos
estuvieron extraordinarios. Liam estuvo sembrao con la guitarra, Sofía Pírok
fue la elegancia hecha mujer, Gonzalo Quintero apretó los dientes y le puso garra al
baile, pero lo de Edu no se puede decir con palabras. Cantó por seguiriyas y se
paró el tiempo. Se hizo eco de todas las tragedias que viven en las letras de ese
cante. Las vivió, las expresó y las transmitió. Nos hizo a todos participes de
ellas. Mírenlo:
Hay verdad y sinceridad en su quejío. Eso es la pureza en el
cante. Sentimiento y pasión. Todo lo demás son inventos comerciales. Para
rematar, como siempre, sevillanas y una pataíta por bulerías.
José Luis Navarro