¿Cuándo se puede decir que un artista se ha consagrado? La
consagración es un momento mágico en el que un artista triunfa clamorosamente
en un escenario importante —la Bienal lo es—. Es como un doctorado en el arte.
Para alcanzarlo tiene que dar muestras inequívocas de su maestría. Es, desde
luego, solo una primera meta. Luego, ha de demostrar cada día todo lo que lleva
dentro de sí, todo lo que justifica el reconocimiento recibido.
Patricia Guerrero obtuvo el "Giraldillo a la Artista
Revelación" en la pasada edición de la Bienal sevillana. Fue una actuación
memorable con Arcángel y la Accademia del Piacere en el Alcázar. Ahora hacía su
presentación asumiendo todos los retos a los que una bailaora puede hacer
frente: baile, coreografía y dirección. Patricia no se arredra por nada. Le
sobra valentía a sus 24 años —hasta se atrevió a cantar—. Seguro que dará
todavía mucho más de sí en el futuro, pero, para mí, ya ha contraído méritos
suficientes para firmar su consagración.
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco |
En Latidos al agua Patricia le baila a las
músicas de Granada, especialmente a la de Ángel Barrios. Lo hace con elegancia, desplegando todo tipo
de recursos dancísticos, desde el flamenco más tradicional a detalles y vuelos
de ballet clásico o la imprescindible exhibición de pies de hoy —su paso por el
Ballet Flamenco de Andalucía de Rubén Olmo creo que ha sido decisivo en su
formación—. Demuestra que en el baile flamenco cabe todo, si se sabe aplicar
con sentido y con buen gusto. Y Patricia los tiene. Tiene además imaginación y creatividad
para dar nuevos aires a formas marcadas por usos de ayer. Su reinterpretación
de la guajira, seductora y esquiva a un tiempo, lo avala. Patricia dio todo un
recital de baile, desde los fandangos albaicineros y los tangos a la seguiriya
y la soleá. La seguiriya que le dedicó a Polinario fue una joya de delicadeza,
limpieza y precisión de pies y arte de figura.
Le acompañó en el baile Eduardo Leal que supo estar a la
altura de los retos que le planteó Patricia. Dani de Morón puso también su
granito de arena en solitario en la brillantez del concierto. Y otro tanto cabe
decir de José Luis Recuerda (bandurria), Ismael Ramos (laúd) y José Armillas
(guitarra) que reencarnaron con sumo acierto al Trío Iberia. Con ellos estuvieron Alejandro Cruz
(piano), José Ángel Carmona (cante), Luis Mariano Renedo (guitarra) y Agustín
Diassera (percusión).
José Luis Navarro