Hoy se está construyendo un altar a la técnica de los pies
en el baile. Desde luego, la técnica nunca está de más, pero con ella sola se
empobrece el baile flamenco. Es más, también hay una técnica de brazos, de
manos, de compostura y de posiciones del cuerpo y de los complementos del baile
(bata, mantón, palillos). Unas técnicas bastante descuidadas hoy. Y ¿qué decir
de esos pellizcos que son la sal del flamenco?, ¿y de la transmisión de
sentimientos? A base de pies y más pies
se están vaciando de contenido expresivo los bailes.
Karime Amaya, Jesús Carmona y Paloma Fantova llevaron
"cuerpo" y "mente" a las tablas del Lope de Vega, pero se
dejaron el "alma" en los camerinos. Prometían mostrarnos "tres
formas diferentes del baile flamenco más actual", pero nos dieron tres
réplicas de un solo modelo. Da toda la impresión de que se inspiran más en el
claqué afroamericano (Bill "Bojangle" Robinson, John W. Bubbles,..)
que en la magia de La Capitana —esperemos que no lleven ese frenesí de velocidad
con golpes y más golpes a las acrobacias que hacían los hermanos Nicholas o los
Berry—.
Karime, Paloma y Jesús se presentaron por tangos. Luego, la
sobrina nieta de Carmen Amaya hizo una soleá, Carmona bailó alegrías —hacía
tiempo que no veíamos unas alegrías tan cerebrales y tan poco alegres—, Paloma
zapateó por seguiriyas y los tres se despidieron haciendo una composición juntos.
Atrás estuvieron David de Jacoba, Esaú Quirón y Miguel de la
Tolea al cante, con las guitarras de Carlos de Jacoba y Jony Jiménez, el violín
de Thomas Poitiron y la percusión de Lucky Losada, que firmaba también la
música. Las luces estuvieron algo distraídas.
José Luis Navarro