"Ábrase la tierra" —aquella trágica seguiriya del
sentimiento de Silverio Franconetti— es la primera de un escogido ramillete de
historias y chascarrillos con el común denominador de la muerte o, como lo
subtitula su autor, "un experimento flamenco teatral por mor de la
muerte". Un auténtico "tour de force", un "más difícil
todavía", porque hacer las delicias del público como lo hizo anoche José
Luis Ortiz Nuevo hablando de la muerte tiene su mérito, su mucho mérito. Sentó
a la canina a nuestro lado durante hora y media y nos hizo perderle el respeto
a su guadaña. Una muerte a veces macabra y bufa, a veces sentenciosa, casi
siempre cómica y divertida, alguna vez seria, siempre trágica.
Y siempre flamenca. José Luis derrochó flamencura. Y es que José
Luis canta sin cantar, porque habla rigurosamente a compás, apoyándose y
dialogando con las cuerdas de la guitarra de Pedro Barragán. Una guitarra cómplice.
Una guitarra inspirada. Una guitarra amiga.
Con ellos estaba Yasaray Rodríguez, una cubana que se
implicó por entero en la aventura fúnebre para ponerle con su baile unas gotas
de belleza y coquetería.
Extraordinarios los
tres. Hoy repiten en el CICUS, así que todavía están a tiempo de disfrutar de
la innombrable. No se lo pierdan.
José Luis Navarro