Anoche, pasados los sofocantes calores estivales, abrió de nuevo sus puertas al flamenco la Sala Garufa.
Lo hizo con un concierto que conjugaba tradición y nuevas formas de entender la
experiencia jonda.
Luis de Utrera y Sandra Tena comenzaron juntos con un baile
elaborado, de figuras y movimientos muy estudiados. Luego rompieron el hielo
entregándose a lo jondo en cuerpo y alma.
Sandra vivió y gozó del encanto de los caracoles. Sonrió, se
abanicó, zapateó. Fundió espontaneidad y conocimiento.
Luis vibró con la soleá por bulerías. Es un baile que
domina. Un compás que vive y se enseñorea de cada centímetro de su cuerpo. Un
compás que mueve sus pies y sus brazos.
Estuvieron muy bien acompañados por el cante de David
Hornillo y la guitarra de José Manuel Tudela.
En conjunto, fue una agradable velada que nos dejó un muy
buen sabor de boca. Salimos con ganas de seguir viendo a todos estos jóvenes
que están luchando por abrirse caminos en el mundo del flamenco.
José Luis Navarro