La Unión Omega.
Cerramos con este último apunte nuestra visita a La Unión. Hemos pasado buenos ratos, hemos echado de menos a amigos que nos han dejado y hemos oído más de una barbaridad.
Cerramos con este último apunte nuestra visita a La Unión. Hemos pasado buenos ratos, hemos echado de menos a amigos que nos han dejado y hemos oído más de una barbaridad.
Por encima de todo sobresale el recuerdo de Félix Grande. Un
intelectual que durante muchos años hizo cuanto estuvo en sus manos para darle
prestigio al Festival. Puso todo cuanto era
y sabía a su servicio: escribió sobre él, formó parte de su jurado, dio
charlas, estuvo en mesas redondas… Cuanto le pidieron. ¿Cómo es posible que
hoy, apenas transcurridos unos meses de su muerte, nadie del entorno
institucional le recuerde, nadie honre su memoria? Creo que llevaba toda la
razón del mundo un amigo que me decía que aquí las personas son bienes de
consumo, vamos…, “de usar y tirar”. A lo mejor, si Félix, en vez de un hombre
letras, hubiese sido un hombre de fogones —los
que ahora se han puesto de moda allí—
otro trato le hubiesen dado.
Y con respecto a las barbaridades, ¿pueden creerse que
alguien dijera en una intervención institucional que la gastronomía estaba
“indisolublemente” ligada al flamenco. ¡Qué barbaridad! Lo que durante siglos
ha estado ligado al flamenco ha sido el hambre, no la gastronomía. Con esto, se
pueden dar idea de la cultura flamenca de los políticos que nos está
tocando sufrir.
Y para terminar, nuestra enhorabuena a los ganadores de este
Festival: David Lagos (Lámpara), Juan Antonio Fernández Montoya “Barullo”
(Desplante), José Tomás Jiménez Villalta (Bordón) y Antonio Moreno Sáenz
(Filón).