Cuando uno ve repetidamente a una bailaora, es inevitable
que la vea hacer los mismos bailes más de una vez. No fue así anoche en la Sala
Garufa. Bailaban Marta Balparda y Yinka. Y las dos abrieron el recital con una
guajira a dúo. Un estreno. Cada una con su personalidad pero las dos a un
tiempo.
Guillermo Guillem, con las palmas de Rocío la Boterita, hizo
unos tangos. Y, claro, si los bailes, los cantes y los toques se repiten,
nosotros no tenemos más remedio que repetirnos también ¡Qué bien toca este
francés!
Yinka estrenó una soleá que nació ya crecidita, acabada.
Ella se metió en las entrañas del baile y las expresó con esa elegancia de
movimientos y esa compostura de cuerpo que la caracteriza. Una gozada verla
moverse por las tablas.
En la segunda parte, Rocío la Boterita hizo una espléndida
malagueña y Marta se metió en las honduras del taranto, viviéndolo con
intensidad y poniéndole todo lo que le hay que poner. Huelgan las palabras. Mírenla:
José Luis Navarro