Confieso que la primera vez que vi bailar a Yinka fue toda una
sorpresa. Ahora no. Ahora voy a verla cada vez que puedo, porque disfruto con
su forma de bailar, tan añeja y tan contemporánea a la vez. Disfruto viendo
cómo se mueve por las tablas, cómo gira el cuerpo, cómo bracea, con qué
elegancia viste y, por descontado, me gusta la finura y limpieza de sus
zapateados. ¡Qué diferencia con los zapatazos que dan hoy algunos!
Pero, como dice la cultura popular que una imagen vale más
que muchas palabras, véanla ustedes mismos:
Anoche hizo una guajira y unos tientos. La acompañó al cante
Pili Carmona, que puso además todo el arte gitano que lleva dentro en una excelente
soleá por bulerías. A la guitarra estuvo Liam Howarth, un joven que cada día toca
mejor. Se les unió con las palmas Juan Antonio Cortés, un almeriense nacido en
Francia.
Para empezar los tres dieron una soberana lección de compás.
José Luis Navarro