Ante la aterradora crisis económica por la que atravesamos y en este aciago mes de enero, cuatro jóvenes artistas se unen para ofrecer un imaginativo y ameno espectáculo y demostrar que merecen mucho más de lo que esta corrupta e insolidaria sociedad está dispuesta a concederles, apenas unos eurillos de nada. Sus nombres: Fiona Malena al baile, Juan Murube al cante, José Luis Medina a la guitarra y Liron Man a cargo de las palmas, percusión y Handpan (Hang).
Su tarjeta de visita fue por tangos, en los que ya anunciaron la coherencia y buen hacer del grupo. De entrada, Juan dejó claro que, a poco que la suerte le acompañe, tiene por delante un prometedor futuro. Buena voz, de personalísimo metal, conocimiento y afición por el cante, llamemos clásico, y una mente abierta a nuevas corrientes y al mundo musical que le rodea. Respeta el pasado y mira al futuro. Sus tangos granaínos tenían referencias morentianas, sabores de la tierra y aportaciones propias. Fue estupendamente acompañado por sus compañeros, que posteriormente harían unos excelentes tanguillos instrumentales.
La canadiense Fiona Malena, de ahí el inusual nombre para una bailaora flamenca, bailó por soleá y alegrías, y escenificó un interesante diálogo con el hang, un novedoso instrumento de percusión, rico en sonidos, entre dulce y cálido a la vez, que se va incorporando también al flamenco. Fiona tiene estampa, simpatía y es el suyo un baile atractivo, con buenas figuras.
La pataíata por bulerías, con la aportación de algunos de los concurrentes, remató el espectáculo, dejando un excelente sabor de boca.
Eulalia Pablo