martes, 18 de mayo de 2021

"Nueva Historia del Flamenco" de Juan Vergillos

 


Juan Vergillos Gómez (Madrid, 1969) acaba de publicar la que ha sido su tesis doctoral, Nueva Historia del Flamenco (Almuzara, 2021) o “Nueva Teoría de la Historia del Flamenco”, como también lo llama en su interior. Un texto académico que tiene como objetivo “establecer una clara distinción entre los bailes nacionales, andaluces o boleros y la Escuela Bolera”, ya que así entiende que “se elimina una traba fundamental para entender, no solo la historia del flamenco sino también la de la danza española”.

Vergillos propone dos tesis fundamentales. Primera: los cantes andaluces y los llamados bailes de palillos, del país, españoles o boleros constituyen la base y el antecedente inmediato de lo que a mediados del XIX comienza a ser conocido como cantes y bailes flamencos. Segunda: la Escuela Bolera es un género que nace en el siglo XX ꟷ”cosa académica, escolástica, maravillosa y rígida” la llamaꟷ fundiendo lo que denomina “ballet romántico y postromántico” y esos mismos aires nacionales.

A partir de ahí, repasa y revisa cuanto se ha escrito sobre esta temática hasta 1905, en que cierra esta incursión histórica. Rastrea las que denomina “danzas renacentistas y barrocas” (seguidilla, fandango, zarabanda, chacona, canario y jácara), explora el majismo, las características de los bailes de palillos ꟷel término más utilizado en este textoꟷ, con un curioso apartado dedicado al mantón de manila y el abanico, aunque, a nuestro modo de ver, desatiende el folclore español, ahonda en el gitanismo y las manifestaciones, usos y costumbres de la raza calé y llega así hasta el nacimiento del flamenco. Revisa el recorrido histórico del término “flamenco”, los cafés de cante y su repertorio y toca, algo de pasada ꟷ6 páginasꟷ, la guitarra española y flamenca.

Completa el texto un interesante capítulo dedicado a los primeros registros sonoros y fílmicos y lo terminan una reivindicación de la tesis de Luis Lavaur expuesta en su Teoría Romántica del Cante Flamenco (1976), su participación en Mudanzas boleras (2012) y una recopilación de reseñas publicadas en Diario de Sevilla de 2012 a 2017. Cierra con las pertinentes bibliografía, hemerografía, discografía y videografía.

En conjunto es un libro bien documentado, profusamente ilustrado ꟷlástima que sean todas en blanco y negroꟷ, que hace gala de un riguroso enfoque argumentativo.

                                                                                                                José Luis Navarro

viernes, 15 de noviembre de 2019

Maestros del Baile


Sencillamente magistral resultó el espectáculo de  los Jueves Flamencos anoche. Once es el número mágico que para el cabeza de cartel simboliza el idealismo, la energía, la determinación y la fuerza que, curiosamente, junto a la elegancia son características de su baile.


Sobre las tablas de un escenario desprovisto  de  ornamentación,  dos  focos, un par de sillas  y cinco maestros: Alberto Sellés,  Milagros Mengibar , la gran maestra y defensora del  baile sevillano, como artista invitada,  la maravillosa guitarra bruja de Rafael Rodríguez y las impresionantes  voces  de Manuel Romero y Ana Gómez. 


El programa, sabiamente secuenciado, fue enganchando al público, que respondía entusiasmado. Pasado, presente y futuro magníficamente ensamblados desfilaron ante nuestros asombrados ojos  en todos y cada uno de los números que ofrecieron. El nexo de unión entre ellos, fueron las sevillanas una a una, que interpretaron con todo el arte del mundo Alberto y Milagros.


Enternecedora  y perfecta fue la pareja de Milagros y Alberto en la bellísima y delicada caña. Alberto lució la impresionante técnica de su baile por tangos, seguirillas y soleá, así como su habilidad percutiva: pitos, palmas y taconeo que podrían permitirle bailar sin música. ¡Y hasta se canta la mar de bien por alegrías el chaval, como demostró anoche! Nos recordó a aquella famosa bailaora y maestra del siglo XIX, La Campanera, que  se cantaba y se acompañaba ella misma a la guitarra su baile. Claro que Milagros no se quedó atrás, chispa, desenvoltura, imaginación, expresividad  y esos maravillosos brazos. Todo un deleite. 


La sorpresa final fue, sin dudas, fruto de la creatividad de Milagros,  unos divertidos y salerosos tanguillos que terminaron de  subir el termómetro en la sala.

El atrás, impecable. En todo momento hubo un total entendimiento y complicidad entre todos, con frecuentes  detalles de humor, guiños y pellizcos.
En resumen, una noche para el recuerdo.

                                                                                                          Eulalia Pablo
                                                                                                      Fotos: Darío Roldán

miércoles, 13 de junio de 2018

La "Carmen" de Ullate


Víctor Ullate se lo pensó muy mucho antes de decidirse a montar su Carmen. Sabía que ya habían nacido muchas Cármenes, tanto en la danza como en el cine, y algunas de extrema calidad —destacan la de Roland Petit para Les Ballets de Paris, la de Alberto Alonso para el Bolshoy Ballet, la de Mats Ek para el Cullberg Ballet y la de Salvador Távora, para nosotros una de las mejores—. Luego, una noche, solo, en una playa canaria, en la isla de La Graciosa, escuchando a Bizet, Ullate soñó su Carmen y se puso manos a la obra. Quería una Carmen distinta, “una Carmen del siglo XXI”. Y eso es lo que engendró.

La Carmen de Merimée era una desvergonzada y caprichosa cigarrera trianera que volvía locos a los hombres. La de Ullate es una mujer de doble vida. Por el día es una modelo de alto standing que luce las mejores galas y que por la noche trabaja en un puticlub.

A mí estas cosas me parecen propias de un caradura que, a falta de mejores ideas, se apropia de una obra avalada por la mejor tradición para hacer con ella todas las barrabasadas que se le ocurran. ¿Por qué no la ha llamado Lulú? Habría sido así su Lulú y nadie habría tenido por qué compararla con ningún otro personaje real o de ficción. Claro que esto habría tenido un gran inconveniente. Habría tenido que prescindir también de las partituras de Geoges Bizet y eso ya es harina de otro costal. Y es que no está al alcance de cualquier músico componer unas páginas musicales de la belleza de las del compositor francés. Porque lo que ha hecho Pedro Navarrete, el autor de la versión musical de Ullate, ha sido entrar a saco en la obra de Bizet, escoger algún que otro pasaje célebre y cometer toda clase de tropelías.


Pero, ¿tiene algo bueno esta Carmen de Ullate? Hombre, salvadas, o mejor, ignoradas todas las cuestiones de principio, en términos generales, se puede decir que la obra del bailarín y coreógrafo aragonés, sin ser en absoluto nada excepcional, resulta entretenida y tiene momentos aceptables, incluso excelentes. Sin duda lo son los pasos a dos de Lucía Lacarra y Josué Ullate. Por otro lado, divertidos son también algunas evoluciones, que no todas, del magnífico cuerpo de baile. Y pare usted de contar.

                                                                                                       José Luis Navarro

viernes, 25 de mayo de 2018

ARRANCAN LOS CONCURSOS “TALENTO FLAMENCO” 2018



La pasada noche del 24 de mayo arrancaron los concursos “Talento Flamenco” organizados por la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco, en colaboración con Acciona y el Instituto Andaluz del Flamenco, con el Concurso de Cante por Soleá “Naranjito de Triana”.


Moises Vargas recibe la beca Acciona de manos de Cristina Heeren

Con el aforo lleno casi al completo, en el Teatro que la Fundación tiene en su sede de la Calle Pureza, el certamen comenzó con una proyección donde el maestro Naranjito de Triana aparece dando clase a antiguos alumnos de la Fundación, hoy artistas consolidados como Jeromo Segura, Laura Vital, Virginia Gámez y La Yiya. Una vez finalizada, el presentador Rafa Cortegana pidió que subieran al escenario Cristina Heeren, Segundo Falcón, en representación del Instituto Andaluz del Flamenco, y Pepa Sánchez, directora académica de la Fundación.


Moises Vargas. Primer Premio. 

Cristina Heeren dio la bienvenida a todos los presentes y agradeció a la empresa patrocinadora del concurso, Acciona, su colaboración. A su vez, Pepa Sánchez, emocionada por la emisión del video, dio las gracias a Cristina y a la Fundación por conservar este concurso por soleares dedicado a la figura de Naranjito recordándonos también lo beneficioso de estos concursos que ofrecen a los ganadores una formación muy completa de la mano de grandes maestros. Por último, Segundo Falcón alabó la labor, el esfuerzo y la aportación de Cristina Heeren al flamenco. Tras esto, comenzó la final del concurso.


Marián Fernández. Segundo Premio.

Los participantes salieron en orden según sorteo. El ganador del concurso fue Moisés Vargas, de Huelva (1988) que ganó la beca Acciona para estudiar el curso 2018-19 en la Fundación Cristina Heeren, 1400€ y trofeo. El segundo premio de 900€ y trofeo recayó sobre Marián Fernández, de Granada (1992), y el tercer premio de 600€ y trofeo fue para Marina León, de Sevilla (1999). Los dos accésit de 100€ cada uno fueron para Diego de la Flor, de Sevilla (1988) y Raúl Gutiérrez, de Jaén (1992).


Marina León. Tercer Premio.

Durante la deliberación del jurado disfrutamos del baile por alegrías de Beatriz Rivero, exalumna y profesora de la Fundación que estuvo acompañada al cante por Marcos Martínez, ganador del concurso por Soleá 2017, David Roldán, segundo premio del concurso de Guitarra del año pasado, y al compás Francisco Blanco “Calerito”.
El jurado estuvo compuesto por los cantaores José de la Tomasa, Juan José Amador, Segundo Falcón, Javier Rivera y por Pepa Sánchez, directora académica de la Fundación y doctora en Flamenco por la Universidad de Sevilla.
Aquí os dejamos el cartel de los concursos “Talento Flamenco”, y os recordamos que la entrada es libre hasta completar aforo.

                                                                                                        



                                                                                                             Rocío Navarro
                                                                            Fotografías: Silvia Calado. Fundación Cristina Heeren

jueves, 12 de abril de 2018

El Choro arrolló en Cajasol


Antonio Molina “El Choro” (Huelva, 1985) presentó en Los Jueves Flamencos de Cajasol “Mi baile”, una selección de temas de sus dos primeras obras, “Aviso: Bayles de Jitanos”, estrenada en el Festival de Jerez de 2016, donde obtuvo el Premio Revelación, y “Gelem” recién estrenada también en el Festival de Jerez 2018. Dos obras en principio de temática gitana, coreografiadas sin embargo, por dos bailaores castellanos, su paisano Rafael Estévez y el granadino Manuel Liñán, respectivamente.

Fotografía: Remedios Malvárez. Cajasol

En todos los bailes que hizo El Choro mostró una personalidad arrolladora y evidenció la temprana madurez de un bailaor hecho y derecho. Hizo un baile visceral al que puso temperamento, garra, pasión y genio. Y, por supuesto, muy buenas maneras: unos pies seguros, rotundos, y un braceo expresivo, contundente, que adornó a base de pitos. Y llegó al espectador. Nos hizo sentir todo lo que a él le inspiraba el cante. Nos emocionó.
Principió con unos fandangos de su tierra, siguió con un paso a dos con Gema Moneo, una zarabanda que se alejó de esos movimientos miméticos de muchos bailes en pareja para convertirse en un diálogo rico y fértil del bailaor y la bailaora.

Fotografía: Remedios Malvárez. Cajasol

Se entregó por entero a la emoción con Pepe de Pura en una toná escalofriante. Se relajó por cantiñas con el cante y el toque de Jesús Corbacho. Y remató con una soleá impetuosa. Así es El Choro y así baila.

Fotografía: Remedios Malvárez. Cajasol
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol

Gema Moneo (Jerez, 1991), artista invitada, apuntó buenas cosas en una seguiriya intensa, muy al estilo de El Choro, a la que le imprimió ese personal desgarro que caracteriza al onubense.

Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol

Atrás, los pusieron en suerte Jesús Corbacho, Pepe de Pura y Jonathan Jiménez al cante, con las guitarras de Juan Campallo y David Caro y la percusión de Paco Vega. Todos a pedir de boca.
Fue un recital de los que no entran muchos en las programaciones al uso.
                                                                                                                 José Luis Navarro








miércoles, 11 de abril de 2018

El eco de Paco de Lucía en Flamenco viene del Sur


José María Bandera (Algeciras, 1960) trajo al Teatro Central, dentro del ciclo “El Flamenco viene de Sur”, su adaptación de Canción Andaluza, la obra póstuma de Paco de Lucía, un trabajo estrenado en Algeciras en el IV Encuentro Internacional Paco de Lucía de 2017. Es su personal tributo a la memoria de su tío, con el que compartió muchos escenarios formando parte de su sexteto.


Para esta empresa, Bandera ha formado un quinteto con el instrumentista hispano-alemán Amir John Haddad ‘El Amir’ (guitarra y buzuki), Josemi Garzón (contrabajo), Israel Katumba (percusión) y Rafael de Utrera (cante).
Abren el espectáculo dos solos de guitarra: “Taró”, una granaína de Bandera, y “Origen del silencio”, una minera de El Amir.
Después llega el eco de Paco con “Ojos verdes”, los pasodobles, “Romance de valentía” y “Chiquita piconera”, el maridaje del tango y la bulería de “María de la O” y “Suspiros de España”, todo en versiones de los temas originales  tal vez ampliadas en exceso (por poner un par de ejemplos, “Ojos verdes”, 4’43’’ en Paco y 7’80’’ en Bandera y “Romance de valentía” 3’55’’ en Paco y 8’45’’ en Bandera).
Luego, una oportunidad para el lucimiento de Garzón y Katumba en un solo, “Reza”, con perfume jazzístico.
Aparece en escena Rafael de Utrera y resuenan sones caracoleros en las zambras “Romance de Juan Osuna” y “Manuela”, y el bolero “Te he de querer mientras viva”, con el regalo final de “Señorita” de Enrique Montoya.
Con todos ellos, el recuerdo de la genial guitara de Paco de Lucía sobrevoló el Teatro Central.
                                                                                            José Luis Navarro

jueves, 22 de marzo de 2018

Amador Rojas deslumbró a su paso por Sevilla




“Próxima parada, Sevilla” se anunciaba como el encuentro de “dos maestros, dos conceptos, dos estéticas”, un mano a mano entre Carmen Ledesma, el baile de ayer, el baile sevillano de mujer de siempre, y Amador Rojas, el baile de un futuro hecho presente. No hubo tal.

Fotografía: Jaime Martínez


En realidad, Carmen fue la artista invitada de un espectáculo concebido y protagonizado en su mayor parte por Amador Rojas. Puso, eso sí, unas pinceladas de esa elegancia que caracteriza el baile de la tierra y nos cautivó con unos brazos femeninos que dibujaron imágenes escultóricas. Solo en momentos contados se les vio juntos en escena.


Fotografía: Jaime Martínez


Amador llevó todo el peso del espectáculo. Hizo un baile híbrido hombre-mujer, cuerpo de hombre con andares, caderas y movimientos de mujer. Bailó apasionadamente. Fue un torbellino de auténticas diabluras danzarias. Se desmelenó literalmente. Dio saltos acrobáticos. Se movió en puntas. Zapateó con precisión y limpieza e hizo música con los pies —la escobilla de la soleá fue espectacular—. Derrochó imaginación y estuvo exuberante de creatividad. Y para que no faltase de nada, se elevó de punteras con las rodillas flexionadas reproduciendo el icono que ha quedado asociado a Michael Jackson. Fue un auténtico ciclón que pasó por Sevilla camino de otros horizontes en el mundo de la danza.

Fotografías: Remedios Malvárez


Atrás estuvieron acompañados por dos voces magníficas, María Vizárraga y Antonio Campos —cuánto tiempo hacía que no escuchaba la cartagenera del Morato que dice “Anoche fui al teatro y vide a la emperatriz”—, una buena guitarra, Eugenio Iglesias, un buen piano, Ramón Santiago, y una percusión, Luis Amador, que nos regaló un solo impresionante.
En total, fue exactamente una hora, que nos supo a poco y nos dejó con ganas de volverles a ver.
                                                                                                      José Luis Navarro