No se puede aguantar el arte y la
gracia que nace en Cádiz. Hay quienes intentan hacerse los graciosos y todo lo
que consiguen es una patética caricatura del humor. David Palomar, Riki Rivera,
El Junco y Roberto Jaén trajeron al Teatro Central toda esa gracia que se
respira en cualquier lugar de la tacita gaditana.
En hora y media se cachondearon y pusieron
en solfa el pan nuestro de cada día, desde la corrupción hasta la suerte y la mala
suerte, las nacionalidades y grandes capitales
(Canarias, Valencia, Barcelona, Sevilla y, por supuesto, Cádiz), el duende y la
razón incorpórea de Antonio Mairena. Apenas unos momentos de seriedad para
enviar un emocionado recuerdo a “Pescaíto” por seguiriya.
Entre los cuatro construyeron una
obra perfectamente medida y equilibrada. Asombraron a todos con una comicidad a
prueba de disgustos. Estuvieron lo que se dice “sembraos”. Palomar cantó flamenco
en guasa y flamenco en serio. Riki Rivera y Roberto Jaén le sacaron a la
sonanta y a la batería raudales de música flamenca. Y El Junco bailó en plan
maestro. Puestos en Flamenco se acordaron del tito Chano, de Caracol, de Ramón
Amador, de Valderrama, de Camarón, de Mariana Cornejo y de Loli Flores.
El público fue de la sonrisa a la
carcajada pura y dura. Al final, no es que aplaudiera, es que armó un auténtico
alboroto.
José Luis Navarro