Manuel Liñán (Granada, 1980) ofreció en Cajasol
un recital de baile verdaderamente excepcional. Presentó una obra de
repertorio, Sinergia, hecha a la
medida del escenario de la Sala Chicarreros. Un espectáculo estrenado el 15 de
diciembre de 2012 en el Centro Cultural Paco Rabal de Madrid con un título algo
misterioso para el poco avezado en los secretos del diccionario de la Real Academia
de la Lengua —Argentina también lo ha utilizado en un disco reciente (2014)—. En realidad, es un término que mucho dice y muy poco explica de qué va el
concierto. Una palabra que se puede definir como la acción conjunta de varios
elementos que, al actuar juntos, logran una cotas de efectividad mucho mayores
que la suma de todos ellos por separado. Algo que, sin mencionarlo, está en la
esencia de todo buen espectáculo. Liñán, que lo expresa diciendo “Reflexión, meditación, y regresión,
son los tres pilares que me han inspirado para la creación de este
espectáculo”, tampoco nos aclara mucho las cosas.
Fotografía: Mercedes Malvárez. Cajasol |
De hecho, “Sinergia”, si
obviamos el ir y venir de sillas que nada aportan al concierto y que, desde
luego, no hacen que cantaores y guitarristas se impliquen más en el espectáculo,
es un recital minimalista en el que el bailaor granadino interpreta estilos
clásicos y estilos que pocos o ninguno baila. Entre los primeros, Liñán hizo
una soleá antológica, unas cantiñas con toda la gracia y el pellizco de la
tacita gaditana, unas tonás esenciales y terminó desmelenándose por tangos.
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
No contento con esta lección
del mejor baile, para abrir boca se aventuró con un romance de Alonso el del
Cepillo y después con la rondeña de Ramón Montoya.
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
Tuvo asimismo algunos
detalles de singular originalidad, como cuando Carpio le marca el compás en la
suela de su zapato.
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
Liñán con un baile
fundamentado en el dominio técnico, la vitalidad expresiva y una creatividad
desbordante demostró sus muy apreciables dotes no solo de bailaor imaginativo,
sino de coreógrafo puntero. No en vano figuran en su palmarés el Primer Premio de
Coreografía y Premio al Bailarín Sobresaliente del Certamen Internacional de
Danza Española y Flamenco de Madrid (2004), el
Premio Max a la Mejor Coreografía por De
cabeza (2009), el Premio Revelación del XVI
Festival de Jerez (2012) por Tauro, el
Premio Max 2013 al Mejor Intérprete Masculino de Danza por Tacita a tacita y el Premio de la Crítica en el XX Festival de
Jerez (2016) por Reversible.
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
Vino
además muy bien arropado con dos magníficas voces, David Carpio y Miguel Ortega, y una buena guitarra, Víctor Márquez
“Tomate”, y nos regaló uno de esos espectáculos que crean verdadera afición.
José Luis Navarro