El espectáculo Entre
tarantas y tangos que tuvimos la fortuna de disfrutar anoche en la Peña “El
Pozo de las Penas” de Los Palacios,
forma parte de la acertadísima y valiosa iniciativa del ciclo “Conocer el flamenco”,
auspiciado por Cajasol, cuyo fin queda patente en el título y tiene un carácter marcadamente didáctico. De
hecho, el espectáculo pretende prestar atención y dar a conocer ese flamenco
que se ha ido configurando, no necesariamente dentro de las estrictas fronteras
andaluzas, como ocurre con una serie de cantes con sello e identidad propia, pero
todavía poco conocidos o al menos poco
frecuentados, como los cantes de labor, la riquísima gama de tarantas
levantinas o los cantes extremeños.
Los emisarios, acertadamente
elegidos para este pequeño periplo de Entre
tarantas y tangos por tierras andaluzas:
Córdoba, Sevilla (Fundación Blas Infante), Los Palacios (El Pozo de las Penas)
y Montellano han sido:
Al cante: Raquel Cantero Díaz (Cáceres) y Gema Jiménez Triguero (Jódar)
A la
guitarra; Fran Capiscol (Torre Del Campo,Jaén).
Todos ellos con un amplio currículo y una sólida
formación.
Tras la presentación de Manuel Herrera Rodas, que
resaltó, precisamente, todos estos aspectos,
y sus respectivas trayectorias, comenzó el espectáculo, que superó con
creces las expectativas. Con el privilegio que supone, el poder escuchar unas
voces y una guitarra al natural y el
valor añadido de un público respetuoso y cálido a la vez.
Raquel comenzó su intervención con unos cantes de
laboreo (una temporera de Montefrío, un cante de siega de Torre del Campo,
seguido de un cante de trilla, inspirado
en el de Bernardo de los Lobitos, con un delicioso remate a media voz que ella
le añadió de su cosecha. Delicioso a nuestro entender y que el público aplaudió a rabiar. Siguió una impresionante caña, llena de matices y
rematada por la soleá apolá.
Y cerró su actuación con un amplio, rico, y variado
recorrido por los cantes señeros de Extremadura, Jaleos y tangos, en los que es
una verdadera experta.
Su complicidad con la guitarra, permitió que, de mutuo
acuerdo, nos permitiera escuchar amplios pasajes de ese toque, vibrante, intrépido,
casi burlón, y con evidentes raíces en
el folklore popular que les caracteriza. Para nosotros, la guitarra de Fran
Capiscol supuso un muy agradable descubrimiento. Por su musicalidad, pulsación
y conocimiento.
Gema, con una evidente estética Marchenera, cantó por tarantas seguidas de colombianas. El
tercer bloque estaba compuesto por el romance de Gerineldo, el pregón del Uvero
—muy celebrado, como era de esperar, por el público de Los Palacios— y que remató
por cabales. El último bloque estaba constituido por una variada serie de
fandangos.
Mi enhorabuena a todos.
Eulalia Pablo