Antonio Moreno y Diego Villegas son dos auténticos
virtuosos. Antonio es un mago de la percusión y Diego un brujo del viento, pero
por encima de todo los dos son músicos. Los dos componen flamenco. Los dos
asombraron y hechizaron a un público que apenas podía dar crédito a lo que
estaba escuchando.
Diego Villegas, Leonor Leal y Antonio Moreno |
Antonio siente desde bien niño verdadera pasión por los
golpes —“Al golpe” tituló su concierto—. Salió al escenario y le sacó música a
las mismísimas piedras. Empezó con un par de varas y luego dio rienda suelta a
su imaginación y utilizó las palmas, los pitos, los nudillos, la marimba, la
batería, el gong, el cristal, un plato y un tenedor… Se trajo a Juan José
Amador, se sentaron los dos, frente a frente, y mantuvieron un soberbio diálogo
por soleá. Después apareció Leonor Leal y dibujó con su cuerpo y acompañó con
los pies la música que Antonio le dedicaba. Una exquisitez para la vista y para
los oídos.
Diego protagonizó el segundo concierto de la noche. Presentó
“Bajo de guía”, trajo a su Sanlúcar natal a las tablas y volvió a asombrar al
respetable. Flauta, armónica y saxo coquetearon con el jazz, pero sucumbieron a
la llamada de lo jondo y se hicieron flamencos. Fue del mirabrás a los
tanguillos, del fandango a los tangos y a la vidalita para acordarse de
Magallanes y su viaje a las Américas. Tocó por soleá y puso el cierre por
bulerías. Un espléndido concierto que también adornó Leonor Leal con esa delicada
sensualidad que pone en su baile.
Le acompañaron Pedro Pimentel a la guitarra, Daniel Arjona
al bajo eléctrico y Carlos Merino a la percusión.
Al parecer se acabaron los recortes, porque anoche “Flamenco
viene del sur” nos ofreció dos conciertos por el precio de uno. Dos derroches
de maestría e imaginación. Dos frutos de la fantasía de dos genios.
José Luis Navarro