Con frecuencia surge entre aficionados, estudiosos y
críticos del flamenco el tema de la Escuela Sevillana: ¿qué es?, ¿cuáles son
sus rasgos más característicos?, ¿quiénes son sus maestros?, ¿quiénes son hoy
sus intérpretes más cualificados? Luisa
Palicio respondió anoche en Cajasol con elocuencia a la mayoría de estos
interrogantes. Ella es hoy la bailaora que mejor encarna la esencia de esta
escuela de baile.
Durante años se formó en el baile bajo la tutela de la que
ha sido y sigue siendo la última gran maestra del baile sevillano, Milagros Menjíbar.
Luego, sobre estos cimientos ha ido construyendo su propia forma de sentir y
expresar el baile flamenco y hoy por hoy se ha convertido en el exponente más
cualificado de una escuela sevillana actualizada, la Nueva Escuela Sevillana.
Foto; Remedios Malvárez |
Porque Luisa tiene esa elegancia y esa feminidad que son dos
de los atributos más señalados de esa forma de bailar. Sabe también, si el baile
lo pide, ponerle sensualidad, incluso descaro y provocación. Lo demostró con
los tangos trianeros. Domina como pocas la bata de cola, el mantón y el
abanico, tres elementos externos ligados a esta escuela. También lo demostró
sobradamente anoche en la soleá y en la forma en que jugaba a compás con el
abanico en las sevillanas.
Foto; Remedios Malvárez |
Y además de todo eso, Luisa inventa, enriquece el baile de
Sevilla con nuevos palos y fértiles innovaciones. Le bailó al piano, revivió la
zambra y el pasodoble y creó una saeta en la que fundió arte, devoción e
incluso llegó a encarnar a la misma madre de Cristo cuando le cantaba Ana Gómez
desde un palco.
Foto; Remedios Malvárez |
Dio toda una lección de baile y de amor a Sevilla. No se
puede querer más a la Giralda de lo que siente por ella esta malagueña.
Vino muy bien acompañada: Manuel Romero y Ana Gómez al
cante, Alejandro Cruz al piano, Miguel Pérez a la guitarra, David Jiménez “Chupete”
a la percusión y, para completar el baile, Eduardo Leal, que nos regaló un
espléndido garrotín.
José Luis Navarro