El espectáculo que presentó Pilar Astola en Cajasol titulado
“Crónica de urgencia”, es una propuesta pretenciosa, pero tiene muy poco de “urgente”
y nada de “crónica”. Porque el hecho de que
se proyecten tres citas de Simone de Beauvoir sacadas de Facebook y Wikiquote
no convierte un recital de baile y cante en una “crónica de urgencia”. Por
cierto, creo que Astola debería ser más cuidadosa con los textos que ilustran su
espectáculo, porque, como vemos en la foto que sigue este párrafo, el texto que
se proyectó durante minutos y minutos en el fondo del escenario tenía mal
colocada la coma y dos faltas de ortografía propias de un niño de primaria:
faltaban las tildes de “más” y de “escándalo”.
Foto: Jaime Martínez |
Además de sus delirios de intelectual, Pilar bailó y cantó. De
sus interpretaciones de Édith Piaf, “Ay, pena, penita, pena” y “Todo es de
color” más vale no hablar. Los destrozos que comete, especialmente con esa maravilla que es la canción de Lole y
Manuel, son absolutamente imperdonables.
Minor swing. Foto: Remedios Malvárez |
Respecto al baile, lo único que me llamó algo la atención
fue el número denominado “Minor swing” que hizo al alimón con Manuel Bellido.
Resultó atractivo y novedoso. A las alegrías y a los tientos les imprimió el
sello de su personalidad, de su estética personal. Y, claro, en cuestiones de
estética cada uno tiene sus propios patrones. Lo que a unos les gusta a otros
puede parecerles de mal gusto. Eso es lo que a mí me ocurre con las maneras de
Astola: que no me gustan.
Foto: Remedios Malvárez |
Pilar vino acompañada del trío Van Moustache, un interesante
grupo de jazz manouche, Cristina Tovar al cante, Carlos Berlanga a la guitarra
y el baile de Manuel Bellido (seguiriya) y Clara Gutiérrez (soleá por
bulerías).
Por decirlo con pocas palabras, la llamada “Crónica de
urgencia” es uno de esos errores de programación de los que nadie está libre.
José Luis Navarro