jueves, 26 de noviembre de 2015

Juan Requena presentó "Arroyo de la miel" en Cajasol



Después de su estreno en el Festival de Jerez el pasado marzo y su paso por el Teatro Echegaray de Málaga en junio, Juan Requena presentó ayer en Sevilla “Arroyo de la miel”, su primer trabajo discográfico. 

Juan Requena, un prestigioso acompañante del cante y del baile, inicia con esta obra su camino en solitario. Pero ¡qué difícil es sobresalir hoy con la guitarra! Técnicamente casi todos dominan casi a la perfección el instrumento. El problema está en ser capaz de dar ese salto cualitativo para emocionar y atrapar al espectador.

Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol
Del recital de Juan Requena a mí me gustaron algunas cosas, otras me parecieron excesivamente largas. Hubo, desde luego, detalles muy apreciables y otros no tanto. Requena sabe combinar perfectamente el toque clásico —la taranta y la soleá iniciales sonaban efectivamente a taranta y soleá— con notas que tienen el aroma de la modernidad. Tiene además muy buena pulsación, aunque hubo también momentos en los que el volumen subía más de la cuenta. Ni en el cante se debe chillar, ni la música se compone para sordos. 

Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol
Requena vino a Cajasol muy bien acompañado musicalmente con Paco Vega a la percusión y el bajo la mar de flamenco de Julián Heredia. Con ellos tres voces: Los Makarines que destacaron en el dúo perfecto de la “Evocación a Lorca” y Pedro el Granaíno que se lució por seguiriya, aunque no terminamos de comprender a qué viene esa forma tan absurda de terminar un cante, levantándose de un salto y sin rematarlo debidamente. Ellos me perdonarán, pero a mí eso me parece una espantá. Tampoco entiendo muy bien ese entrar y salir de la granaína. En fín, son modas que espero que pasen pronto. Yo no me imagino a Chacón o la Niña haciendo esas cosas.

                                                                                                      José Luis Navarro