jueves, 5 de febrero de 2015

"Sinelo calorró" de Juan Manuel Suárez Japón





Sinelo calorró: Conversaciones con Manuel Morao* es mucho más que una biografía al uso. Es un libro denso que, gracias a la memoria de Morao, convierte al lector en un espectador privilegiado de la historia del flamenco jerezano. Una biografía que es, en realidad, toda una enciclopedia de cuantos nacieron en Jerez con el don del arte flamenco. Se asemeja además a lo que en cine se conoce como “road-movie”, un viaje en el tiempo en el que asistimos a cuanto de relevancia ha sucedido en Jerez desde 1929 de hecho, el capítulo 2 es un auténtico paseo por las calles de Santiago.

Morao nos habla, por supuesto, de su primer “guitarro” y sus primeras “fiestecitas”. Después, irán desfilando por las páginas del libro los principales protagonistas con los que el jerezano compartió tablas e ilusiones (Antonio Mairena, Manolo Caracol, Antonio Ruiz Soler, La Paquera, Terremoto, Juan Talega…) y con ellos sus proyectos, desde aquellos “Jueves Flamencos” en donde dieron sus primeros pasos más de una futura figura del cante, hasta ese inolvidable Flamenco, esa forma de vivir con el que asombró a parisinos y a norteamericanos yo tuve la fortuna de verlo en el mismísimo Jerez, con ocasión de la I Conferencia Internacional “Dos siglos de flamenco”, celebrada en 1988.

Pero Juan Manuel Suárez Japón no solo nos cuenta la vida de Manuel Morao, sino que va mucho más allá. Lleva al texto su pensamiento. Porque, además de la aventura artística de Morao, recoge sus opiniones, sus ideas, sus reflexiones e incluso alguna que otra contradicción. Morao es muy sincero y además de profesar un gitanismo militante ”la nuestra era una música propia de una etnia”, dice, tiene muy pocos pelos en la lengua. Por eso, pisa a veces terrenos más que resbaladizos, entre otros, el papel de los intelectuales en la revalorización del flamenco, por citar probablemente el más polémico. Entonces, Juan Manuel hace gala de una extraordinaria empatía. Se implica e intenta explicar cada una de sus palabras, en ocasiones extremadamente duras.

Y ya, casi para terminar, Juan Manuel le pregunta: «¿Manuel, ahora no tocas nunca la guitarra?» y Manuel, en un rasgo más de sinceridad, le contesta: «Sí, la toco. No tengo más remedio. Es algo que necesito para vivir. De vez en cuando la cojo y la toco un poco. Sólo cuando estoy solo. Con ella en mis manos me evado de las preocupaciones y problemas de la vida. Me relajo mucho tocando. Pero llega un momento en que la tengo que dejar, porque todavía tengo en mi cabeza materia prima para seguir creando, ideas nuevas, impulsos creativos y me entristezco porque veo que las facultades ya no me acompañan y que mis manos no me dejan hacer lo que me está pidiendo el espíritu».

Todo esto es Sinelo calorró, un libro apasionado y apasionante.

                                                                                                                              José Luis Navarro

* “Sinelo calorró” corresponde al castellano “Soy gitano”.