Generalmente,
cuando se reseña una actuación de baile, se habla primero de los
bailaores y al final se remata con un “Le acompañaron al cante ….
y a la guitarra ...”. Hoy invertiremos los términos, hablaremos
primero del cante y del toque, para terminar con un “Ilustraron el
cante y el toque...”. Y esto no por demérito de Julia Acosta y
Ángel Fariña, sino por reconocimiento del mérito de Paz de Manuel
y Alberto López.
Alberto
abrió el concierto con unas bulerías rutilantes. Ritmo, vida e
imaginación. Un preludio fastuoso a la música que le iría sacando
a las seis cuerdas: taranto, soleá, alegrías y sevillanas. Le
habíamos oído alguna que otra vez, pero nunca con ese derroche de
técnica y creatividad.
Paz
de Manuel puso el cante a la altura de la guitarra. Fundió pasión y
conocimiento y se dejó el alma sobre las tablas.
Ángel
Fariña bailó un taranto y Julia Acosta unas alegrías. Los dos
apuntan muy buenas maneras. Están empezando y prometen.
Los
cuatro llenaron de arte una nueva sala que viene a enriquecer el
circuito alternativo del flamenco sevillano. Se llama Alegrías.
Flamenco Cabaret y está entre Triana y Los Remedios (Salado,
11). Es un local amplio, cómodo y coquetón. Está recién estrenado
—todavía la madera huele a
madera— y decorado con
imaginación y buen gusto. Vean unas imágenes:
José Luis Navarro