María Mandragou y
Aína Núñez bailaron pero que muy requetebién anoche en el cabaret
flamenco “Alegrías”. Hicieron unas alegrías llenas de
imaginación y pellizcos. Las empezó Aína y las siguió y remató
María. Hubo complicidad y entendimiento y, sobre todo, arte, mucho
arte. Luego,
Aína hizo una seguiriya muy seria. Se ensimismó en los
hondones del sentimiento y le puso genio. ¡Cómo ha evolucionado su
baile desde que llegó al Conservatorio de Sevilla! Cada día que
pasa lo hace mejor.
María cerró el recital por soleá por bulería.
Se mueve y zapatea con precisión electrónica y con arrobas de
gracia andaluza. ¡Cualquiera diría que ha nacido en Grecia!
Arroparon su baile
Álvaro Ramírez al cante, que se lució además con una guajira, y
Mark Brown, un escocés con pinta de analista de sistemas, que
terminó sorprendiéndonos a todos cuando se levantó, se dio una
pataíta y se puso a cantar por tanguillos. ¡Qué ángel!
José Luis Navarro