domingo, 8 de febrero de 2015

Jóvenes y sobrados de arte

José Luis Ortiz Nuevo miró en calendario, señaló 1985 y se puso a buscar jóvenes que no hubiesen nacido antes de esa fecha. Y, por supuesto, que tuviesen talento y ganas de triunfar. Los buscó en todos los rincones de la geografía jonda, desde Huelva y Almería hasta Bilbao. Y vaya que si los encontró ‒si algo le sobra a nuestro flamenco es gente joven rebosando arte–. Se los trajo al Maestranza y los juntó para formar entre todos una historia llena de compañerismo, buen rollo y el debido respeto a los mayores. Así empezó la función que puso anoche en pie al Maestranza.

José Luis Ortiz Nuevo

Un foco iluminó un espacio en el centro del escenario y More Carrasco (Sevilla, 1988) se acordó de Manolo Soler y empezó a sacarle música a la batería. Cambiaron las luces y vimos a Ramón Amador (Sevilla 1985) fundiendo notas de Ramón Montoya con las suyas en una rondeña de ayer y de hoy. Después, El Niño de Elche (Elche, 1985) se convirtió en cilindro de cera y se puso a jugar con sonidos primitivos. El baile llegó con Ana Pastrana (Archidona, 1985), que se fajó por tientos-tangos al estilo de su maestra, la malagueña Trinidad Santiago “La Trini”. 

Ana Pastrana en los ensayos
Luego vino David Carmona (Granada, 1985), se acordó de su maestro, Manolo Sanlúcar, e hizo una soléa, sin efectismos, pura delicadeza musical. Le siguió Bernardo Miranda (Fernán Núñez, 1988), que le puso voz hermana a “Yo poeta decadente” de Los Evangelistas, la zambra que llevó al flamenco su maestro, Enrique Morente. Y de nuevo baile con Saray de los Reyes (Sevilla, 1989), que bordó una soleá por derecho, a la antigua usanza, como la hace su maestra, Manuela Carrasco.  
 
Saray de los Reyes en loos ensayos
David Caro (Almería, 1992) le dedicó unas alegrías a su paisano y maestro Tomatito. Otra paisana de José Fernández Torres, María José Pérez (Almería, 1985), hizo gala de una voz preñada de belleza y poderío con unas granaínas de Manuel Vallejo. Volvió el baile con Alberto Sellés (San Fernando, 1991), que recordó los años que pasó con su maestro Javier Barón y con la música de Diego Villegas –se presentaron espalda con espalda‒ miró al futuro y se inventó una farruca que elevó, si eso era ya posible, la temperatura del Maestranza. 

Alberto Sellés en los ensayos

Del norte llegó una guitarra sabia, la de Yago Santos (Bilbao, 1985), porque de sabios es saber dónde hay que mirar y en quién inspirarse. Él lo hizo en la maestría y la imaginación de Rafael Riqueni. Con aires americanos y con los ecos de Pepe Marchena, Jesús Corbacho (Huelva, 1986) hizo primero una guajira de caramelo y después unos fandangos a lo Pepe Pinto. Luego vino la flamenquería en viento y metal de Diego Villegas (Sanlúcar de Barrameda, 1987) en recuerdo de Jorge Pardo; nos sorprendió, nos cautivó y arrancó sonoros aplausos y bravos del respetable. María Moreno (Cádiz, 1986) cerró la primera parte por alegrías; miró a Cádiz y a su maestra Matilde Coral y dibujó figuras llenas de primor y belleza.

María Moreno en los ensayos
En la segunda parte, todos a una hicieron tangos, bulerías por soleá, fandangos, alegrías, romances y bajaron el telón con una espléndida cabal.

Otra aventura del poeta de Archidona que, como suele ocurrir con él, cosechó un nuevo triunfo.

                                                                                            José Luis Navarro