José Luis Ortiz
Nuevo miró en calendario, señaló 1985 y se puso a buscar
jóvenes que no hubiesen nacido antes de esa fecha. Y, por supuesto,
que tuviesen talento y ganas de triunfar. Los buscó en todos los
rincones de la geografía jonda, desde Huelva y Almería hasta
Bilbao. Y vaya que si los encontró ‒si
algo le sobra a nuestro flamenco es gente joven rebosando arte–.
Se los trajo al Maestranza y los juntó para formar entre todos una
historia llena de compañerismo, buen rollo y el debido respeto a los
mayores. Así empezó la función que puso anoche en pie al
Maestranza.
José Luis Ortiz Nuevo |
Un foco iluminó un
espacio en el centro del escenario y More Carrasco (Sevilla,
1988) se acordó de Manolo Soler y empezó a sacarle música a la
batería. Cambiaron las luces y vimos a Ramón Amador (Sevilla
1985) fundiendo notas de Ramón Montoya con las suyas en una rondeña
de ayer y de hoy. Después, El Niño de Elche (Elche, 1985) se
convirtió en cilindro de cera y se puso a jugar con sonidos
primitivos. El baile llegó con Ana Pastrana (Archidona,
1985), que se fajó por tientos-tangos al estilo de su maestra, la
malagueña Trinidad Santiago “La Trini”.
Ana Pastrana en los ensayos |
Luego vino David
Carmona (Granada, 1985), se acordó de su maestro, Manolo
Sanlúcar, e hizo una soléa, sin efectismos, pura delicadeza
musical. Le siguió Bernardo Miranda (Fernán Núñez, 1988),
que le puso voz hermana a “Yo poeta decadente” de Los
Evangelistas, la zambra que llevó al flamenco su maestro, Enrique Morente. Y de
nuevo baile con Saray de los Reyes (Sevilla, 1989), que bordó
una soleá por derecho, a la antigua usanza, como la hace su maestra,
Manuela Carrasco.
David Caro (Almería, 1992) le dedicó unas
alegrías a su paisano y maestro Tomatito. Otra paisana de José
Fernández Torres, María José Pérez (Almería, 1985), hizo
gala de una voz preñada de belleza y poderío con unas granaínas de
Manuel Vallejo. Volvió el baile con Alberto Sellés (San
Fernando, 1991), que recordó los años que pasó con su maestro
Javier Barón y con la música de Diego Villegas –se
presentaron espalda con espalda‒
miró al futuro y se inventó una farruca que elevó, si eso
era ya posible, la temperatura del Maestranza.
Alberto Sellés en los ensayos |
Del norte llegó una
guitarra sabia, la de Yago Santos (Bilbao, 1985), porque de
sabios es saber dónde hay que mirar y en quién inspirarse. Él lo hizo en la
maestría y la imaginación de Rafael Riqueni. Con aires americanos y con los ecos de
Pepe Marchena, Jesús Corbacho (Huelva, 1986) hizo primero una
guajira de caramelo y después unos fandangos a lo Pepe Pinto. Luego
vino la flamenquería en viento y metal de Diego Villegas
(Sanlúcar de Barrameda, 1987) en recuerdo de Jorge Pardo; nos
sorprendió, nos cautivó y arrancó sonoros aplausos y bravos del
respetable. María Moreno (Cádiz, 1986) cerró la primera
parte por alegrías; miró a Cádiz y a su maestra Matilde Coral y
dibujó figuras llenas de primor y belleza.
María Moreno en los ensayos |
En la segunda parte,
todos a una hicieron tangos, bulerías por soleá, fandangos,
alegrías, romances y bajaron el telón con una espléndida cabal.
Otra aventura del
poeta de Archidona que, como suele ocurrir con él, cosechó un nuevo
triunfo.
José Luis Navarro