martes, 11 de noviembre de 2014

Una cantera que no se agota

Después de tres años, siguiendo muy de cerca a esta juventud que ha decidido dedicarse en cuerpo y alma al flamenco, nos damos cuenta de que es un pozo sin fondo que atesora muy agradables sorpresas, como la de anoche en la Caja Negra.


Los artífices fueron Beatriz Rivero Pardal al baile, María Portillo al cante y José Manuel Martos a la guitarra. Los tres son alumnos de la Fundación Cristina Heeren, que se ha convertido en un marchamo de calidad.
Comenzó un trepidante solo de la guitarra por bulerías con un soniquete que levantaba a un muerto. Iba jaleado por las palmas de Beatriz y María.

El primer baile fue nada más y nada menos que una caña, seguida de un polo y rematada por el  ¡Arza y viva Ronda…! En él se evidenciaban los propios mimbres de la bailaora y las buenas maneras aprendidas de dos grandes maestras, Milagros Mengibar, en la Fundación y Ana Moya, en el  conservatorio.  ¡Casi !
 
 
La segunda parte se abrió por tangos en los que se lucieron cante y guitarra. María, que mantiene una denodada lucha en peñas, festivales y concursos por hacerse un nombre,  tiene una bonita voz  con empuje, conocimiento y una  sugerente gestualidad. José Manuel  toca con  solvencia y alma y, como ya hemos apuntado, su guitarra tiene un estupendo soniquete. Ambos participan en Los Miércoles a Compás, que organiza para sus artistas noveles  la Fundación C. Heeren, junto con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo  desde el  15 de octubre al 17 de diciembre en  la “Capilla de afuera” del Monasterio de la Cartuja.

Siguió un taranto, en el que todos reafirmaron su buen hacer y, como es preceptivo, cerraron con una pataíta por bulerías.
Nosotros nos fuimos satisfechos y con un excelente sabor de boca.
 
Eulalia Pablo