Andrés Marín tenía razón. Él me había hablado de Cristina
Hall. Por eso, salí disparado del Teatro Central después de ver a Jesús Carmona.
Tuve suerte y pude dejar el coche cerca de La Caja Negra y vislumbrar algo del
baile de la californiana, porque en la Caja no cabía un alfiler. Llegué cuando
estaba bailando unas alegrías. Las vi desde un lateral con ella casi todo el
tiempo de espaldas. Pero aún así pude apreciar sus hechuras, su conocimiento
del baile y su maestría en la ejecución. Luego pude hacerme un sitio y ver con
algo de perspectiva la soleá por bulería con que remató su recital. Un baile en
el que conjugó a la perfección modernidad y tradición. Desde luego, Cristina
Hall es un nombre a tener muy en cuenta. Tiene el sello de algunos de sus
maestros ―Israel Galván, Andrés Marín, Eva Yerbabuena,...― y hace un baile
actual con detalles propios.
La acompañaron al cante David Hornillo y María Marín con la
guitarra de Tino Van Der Sman.