jueves, 6 de febrero de 2014

Blancas y negras por seguiriya y el garrotín

En algunos conciertos hay momentos que perduran en el recuerdo. Son esos momentos memorables en los que el Arte alcanza el grado de excelencia. Anoche, en el recital que abría la nueva temporada de la Fundación Cajasol, hubo más de uno.

Los primeros chispazos de genialidad llegaron con el piano de Pedro Ricardo Miño. Su seguiriya y sus bulerías, bien acompañadas por el cajón de Juan Ruiz, rebosaban flamencura. Había en ellas brillantez, silencios expectantes, redobles y desplantes. No se puede tocar más flamenco.


Después llegó el garrotín de Pepa Montes y Ricardo Miño. Delicadeza, conjunción perfecta de música y baile, y sobre todo arte, mucho arte. Fue todo un encaje de pies y guitarra. Luego están los brazos y las manos de Pepa, una escultura viva de lo mejor de la escuela sevillana. Unos brazos que Pepa volvió a lucir por soleá, dándole majestad y señorío a ese estilo que tanto se está destrozando hoy con los dichosos zapatazos.


Sebastián Cruz y Vicente Gelo también tuvieron su turno de lucimiento por fandangos de Huelva.

De izquierda a dereha: Vicente Gelo y Sebastián Cruz

No seríamos justos si nos callásemos cosas que no deben ser. No se pueden "tapar" los pies de una bailaora de la talla de Pepa con ese estruendo de palmas y guitarra que se organizó en la caña y en las alegrías. Confesamos que nos hicieron temer lo peor. ¿Qué estaba pasando?, ¿es que Pepa había perdido los pies? Afortunadamente, no era así, como tuvimos ocasión de comprobar en el garrotín.

En fin, un buen inicio para la nueva temporada de los Jueves Flamencos.

José Luis Navarro
Fotos: Mercedes Malvarez
Cortesía de Cajasol

Lugar: Sala Turina (Sevilla)
Fecha: 6 de febrero de 2014.