Después de la experiencia vivida durante la última Bienal en
el ciclo "Flamenco de Calle", la Sala Garufa se ha incorporado al
circuito alternativo. La verdad es que la oferta cultural de estos locales es
sumamente atractiva. Por 5 o 6 euros te sientas cómodamente y ves unas
actuaciones flamencas como cuentan que lo hacían nuestros bisabuelos en aquellos
míticos cuartos de cabales. Con esa cercanía que tanto propicia la transmisión
de emociones.
Lógicamente, por ese dinero no se puede ver bailar a Sara
Baras ni a María Pagés. Pero sí se puede asistir al descubrimiento de jóvenes artistas:
unas veces, auténticas promesas en ciernes; otras, consumadas realidades.
Adriana Bilbao |
Anoche disfrutamos del baile de una jovencita nacida en
Bilbao, que se vino hace ya tres lustros a Málaga —allí se licenció en Ciencias
de la Información— porque tenía muy claro lo que quería ser: bailaora. Hizo
unas alegrías y un taranto. Baila con todo el cuerpo y derrocha garbo y gracia.
Y no abusa de los pies, lo cual es muy de agradecer en estos tiempos que corren
de insaciables zapateadores.
Cristina Tovar e Idan Balas |
Le acompañó al cante Cristina Tovar —anunciada como Cristina
Rodríguez en la gala que comentamos en nuestra anterior entrada—,
reciente ganadora del Concurso de la Federación de Peñas de Sevilla, e Idán
Balas, un descendiente de sefardíes sevillanos, que, enamorado de las sonantas
antiguas —Ramón
Montoya y hoy Rafael Rodríguez el Cabeza son algunos de sus referentes
principales—,
le da a su música un toque muy personal.