domingo, 9 de septiembre de 2012

Los símbolos de Olga Pericet


En ROSA METAL CENIZA Olga Pericet explora tres sentimientos, tres estados de ánimo: la feminidad, la entereza y la capacidad de renacer de las propias cenizas para seguir luchando. Con ellos David Montero, responsable de la dirección escénica, estructura el espectáculo en tres partes que denomina “Libros”. Olga, asistida por el bailarín contemporáneo Jesús Caramés, se encarga de expresarlos y darles forma.

En el Libro Primero, “Variaciones en torno a la rosa”, se hace un homenaje a la mujer cordobesa que, como es natural, encarna la Pericet. Escuchamos “Romance a Córdoba” de Pepe Marchena y ella aparece inmóvil, una muñeca inanimada. Caramés la coloca en posición y ella cobra vida para interpretar Córdoba de Albéniz. Muestra así su faceta de bailarina. Tras una milonga de Marchena, reaparece  ataviada de flamenca para hacer una tanda de cantiñas ─mirabrás incluido y con la obligada escobilla de las alegrías─ en las que hace gala de su dominio del mantón. Fue lo mejor de la noche.

Foto: A. Acedo. Cortesía de la Bienal

En el Libro Segundo, “Pasos y mudanzas del metal”, volvemos a escuchar a Marchena y un par de tarantas ─”Tú la joya y yo el joyero” y “La Gabriela”─ como preámbulo a la seguiriya que hace Olga con traje de calle ─una mujer de hoy que encara la vida con firmeza─ y que remata por toná. Completan esta segunda parte unas bulerías que hace el cuadro de atrás y en las que un espléndido Jesús Fernández ─nos recordó por sus maneras a Marco Flores─ luce espontaneidad y gancho.

En el Libro Tercero, “Estrella de fuego y ceniza”, Olga aparece con bata de cola, baila por soleá y cierra con un apunte por petenera.

En conjunto, resultó un espectáculo original y sugerente, que ofreció lo que el público quiere ver: buen baile. La música fue de Antonia Jiménez y Javier Patino y la interpretaron Miguel Ortega, Miguel Lavi y José Ángel Carmona (cante), Jesús Fernández (palmas) y, por supuesto, las guitarras de Antonia y Patino.