lunes, 24 de septiembre de 2012

Carmen Linares le puso voz a Miguel Hernández



Carmen Linares les puso voz a los versos de Miguel Hernández y los hizo flamencos. Porque la voz de Carmen rozada, áspera, suave es flamenca. Porque los sentimientos de Miguel amor, dolor, protesta son flamencos. Porque la pasión con que los dijo Carmen es flamenca. Y es que el flamenco es precisamente eso: sentimiento y pasión. Y música —anoche la de Carmen y la de Luis Pastor. Todo eso fue lo que nos emocionó. 

Foto: A Acedo. Cortesía de la Bienal
Carmen cantó con las guitarras de Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco y la percusión de Tino di Geraldo. Luego, se acercó al piano de Pablo Suárez e inundó de belleza el Maestranza. Con El sol, la rosa y el niño nos terminó de cautivar. Después, sola, a palo seco, nos estremeció con una sola frase: «No puedo olvidar». Fue la esencia del mensaje del poeta alicantino. Con ella y con toda su gente rodeándola, cerró el recital.

Quiso quitarle en algunos momentos un poco de la carga de amargura que se iba apoderando del espectáculo y se trajo a Tomasito, acompañado de un coro formado por Ana María González, Rosario Amador y Carmen Amaya. El jerezano es en el mejor sentido de la palabra un chuflero, la quitaesencia de la gracia festera, pero yo no creo que sus "cosas" tuviesen mucho que ver con la alegría propia de la juventud del poeta de Orihuela.

La dirección escénica demasiado entrar y salir corrió a cargo de Emilio Hernández.