La
consagración de la primavera de Igor Stravinski—en origen un rito pagano
que glorifica el poder creador de la primavera— la estrenaron el 29 de mayo de
1913, en el Théâtre des Champs Élysées de París, los Ballets Rusos de Sergei
Diaghilev. La coreografió Vaslav Nijinski. Desde entonces la han llevado a
los principales escenarios del mundo algunos de los nombres más importantes de
la historia de la danza: Léonide Massine (1920), Mary Wigman (1957), Maurice
Béjart (1959), Kenneth MacMillan (1962), Pina Bausch (1975), Martha Graham (1984), el Ballet Joffrey (1987)
y Angelin Preljocaj (2001).
Vaslav Nijinski en La consagración de la primavera |
Por fin, cuando solo falta un año para el primer centenario de su estreno,
Rafael Estévez y Valeriano Paños, dos coreógrafos andaluces, se ha decidido a
montarla en clave flamenca. Porque si bien vimos ecos y apuntes que nos hacían
recordar las versiones de Nijinski y Béjart, la coreografía de Estévez y Paños
le daba a la partitura de Stravinski, con la incorporación del taconeo, un aire
nuevo, singular, propio y diferente, unas sonoridades que tenían un
indiscutible sabor flamenco. Lograban así fundir el desgarro y el brillo de la música
original con las sorprendentes y magníficas evoluciones grupales de un cuerpo
de baile perfectamente conjuntado y eficaz (Rosana Romero, Macarena López, Sara
Jiménez, Carmen Manzanera, Sara Arévalo, Ana Latorre, Carmen Angulo, Andoitz
Ruibal, Daniel Morillo, Jesús Perona, Manuel Ramírez) que incorporaba asimismo
gestos y movimientos inspirados en las faenas agrícolas —desarrollados y
enriquecidos en la primera parte del espectáculo—.
Estévez y Paños sitúan además la obra en el corazón de la Andalucía rural,
en la de los latifundios del XIX y del XX y en la de las manifestaciones jornaleras
del XXI. Enfrentan así al jornalero airado con el señorito de turno (Antonio
Ruz) y con el campesinado sumiso.
Transforman lo que en otras versiones de la obra eran enfrentamientos entre
tribus rivales en una abierta y violenta confrontación entre el poder y la mano
de obra.
En el espectáculo estrenado anoche abundan los hallazgos de todo tipo,
especialmente los movimientos inspirados en las faenas del campo: siembra,
siega, sudor, trilla... Con ellos construyen una primera parte que titulan Tierra, a la que ponen texto y música las
voces de Rafael Jiménez "Falo", Sandra Carrasco, David el Galli e
Israel Fernández.
En el conjunto del espectáculo, que vivía su primera noche, hubo muchas luces y algunas
sombras —la excesiva duración de la primera parte fue la más destacada—. Hubo
asimismo pequeños detalles de fácil corrección: ¿si las fuerzas del poder
visten de negro, cómo es que Estévez y Canales (artista invitado) también lo
hacen? La actuación de Estévez como una especie de maestro de ceremonias o
director escénico pensamos que sobresalía en demasía. En otras épocas no muy
lejanas las obras teatrales se terminaban de hacer a su paso por provincias
para llegar a los escenarios madrileños en versiones perfectamente pulidas y rodadas.
Esperamos que algo parecido suceda con esta.
El estreno de La consagración de la
primavera en Sevilla creemos que constituye
todo un acontecimiento en la programación de esta Bienal y estamos convencidos
de que cosechará sonados éxitos si se presenta en los principales festivales de
danza europeos.