sábado, 16 de junio de 2012

Juan Paredes. Maestro de baile




Eulalia Pablo: ¿Cómo fue dedicarte a la enseñanza?

Juan Paredes: Cuando nacieron mis hijos yo me dije: «Después de lo que yo he conocido, todas mis experiencias,  lo que  he vivido, a partir de aquí yo ya no creo que vaya a superar esto y no me apetece terminar trabajando en un tablao, que fue mis comienzos». Porque, pensaba yo, con todo el respeto a la gente que trabaja en un tablao, que después de toda una trayectoria no me apetecía jubilarme  en un tablao. Total que decidí dejar eso y dedicarme a otras cosas.

EP: Pero tú eras muy joven cuando lo dejaste.

JP: Si, hace 10 años. Voy a cumplir 45, pues con treinta y cinco. Después trabajé para la Junta de Andalucía, hice producciones, ayudantías de dirección, fui manager de gira,  hice regidurías, fotografía, diseñador, producción con la Junta de Andalucía en varios espectáculos, después me contrató el Museo del Baile Flamenco, trabajé dos años para el Museo, como director de la escuela, como programador de las actuaciones que se hacen allí, hacía los diseños de cartelerías del museo, hacía las fotografías….

EP: O sea que, menos político, has hecho de todo.

JP: Yo he hecho de todo. Así que le puedo meter mano a cualquier cosa dentro de mi mundo, a cualquier cosa. En el Museo también daba clases de flamenco y cuando me salí de allí me dije: «Bueno pues ahora quiero ser maestro de baile y enseñar a la gente mi experiencia». Yo enseño experiencia.

EP: Desde el punto de vista de la enseñanza, tú te has creado tu propia pedagogía, que no tendrá mucho que ver con la que te han enseñado a ti.

JP: Pues eso es una mezcla de todo lo que yo he aprendido. Mira, nadie nace sabiendo.

EP: Pero, ¿cómo ves tú la enseñanza?

JP: Yo quiero enseñar a la gente cosas que le sirvan para desarrollarse y crecer artísticamente, ellos solos. Es decir, yo les doy las herramientas para que ellos consigan identificarse dentro del baile y eso es lo que hago. ¿Cómo? Lo hago explicándoles mis experiencias, mis sensaciones. Si les monto coreografías y pasos, la gente al final termina bailando mis pasos y mi manera de entender el baile, y yo  me he apartado de lo que quería.
Lo que hago es que no monto coreografías, monto una estructura básica para poder seguir una clase y esa estructura la voy cambiando todos los días. Entonces a la gente que viene a bailar yo les enseño fundamentalmente a entender el ritmo, les enseño a respirar lo que están haciendo y a que miren hacia dentro y vean lo que son y cómo lo pueden mostrar a los demás. Es decir, soy un mero enlace entre el arte y el discípulo. Les doy la mano para que entren y ya está, ese es mi cometido.



EP: No es una enseñanza a la usanza tradicional.

JP: No, a mí esa manera me aburre. Es efectiva, ha dado resultados, porque han salido un montón de artistas, pero a mí esa manera me aburre, porque si yo tengo que pensar cada día qué pasos tengo que montarles a mis alumnos, cada vez más difíciles, cada vez más complicados y yo tengo que tragarme las energías de esos alumnos, frustrados porque no sacan mis pasos, porque yo tengo mi manera de entender el ritmo. Les explico el paso, el paso técnicamente es complicado, la gente suda y se agobia, porque no puede sacar…, pues termino por impregnarme de esa energía, me agobio y no me gusta.

EP: ¿Tus das clase también a profesionales?

JP: Yo doy clases a profesionales, de hecho dos de las personas que han venido hoy al estudio, hacen sus espectáculos en sus respectivos países. Son profesionales, viven de ello. Doy clases a profesionales en mis clases de Sevilla y fuera, cuando salgo a dar cursos. Doy clases a profesionales, porque el profesional cuando viene a mis clases, no viene buscando la coreografía y el paso difícil, viene buscando la sencillez. Muchas veces, lo más difícil del baile es bailar. Hacer pasos y hacer coreografías  sin ton ni son no sirve para nada.
He ido depurando, creándome un método docente a través de los años y de la experiencia. Esto no ha surgido de la nada, sino que ha tenido un proceso de maduración como artista. Esto lleva ya años, es un camino hacia un objetivo, pero desde que empecé hasta ahora ha sufrido muchísimas modificaciones. He ido quitando cosas que yo entiendo que no sirven a los alumnos e incorporando otras que les ayudan. He ido trabajando siempre con el objetivo de que mi alumno aprenda desde el conocimiento, desde adentro, desde que se siente en una mesa, escuche y aprenda el soniquete por bulerías  y diga: «Yo entiendo esto y a partir de aquí puedo crear, en la medida en que yo sea creador. No todo el mundo es creador, pero en la medida en que yo pueda crear algo lo voy a hacer desde mi conocimiento». Yo lo que voy haciendo es darle herramientas a mis alumnos para que ellos puedan desarrollarse.

EP: Tú has contado que tu padre le dijo a José Galván. Te traigo a mi hija a ver si sirve. ¿Qué significa para ti ese “si sirve”?

JP: Hombre mi padre quería decir si la niña tenía talento, si había nacido con ese algo capaz de comunicar cosas a los demás, eso es el talento. El talento obviamente se pule, se enriquece y se nutre al cabo de los años con tu trabajo. El trabajo es fundamental, pero, claro, tú tienes que nacer con algo. ¿Vale o no? Entonces esto es como cuando dices: “tiene algo”, si tú le ves esa posibilidad. Por ejemplo,  a mí mi padre no  me veía nada, ni yo tampoco, sin embargo, José Galván me descubrió porque él es un maestro, que, además, ha sido maestro de grandes profesionales que se ganan la vida muy bien en el flamenco actual. Es maestro de grandes nombre sevillanos. Supongo que él me vio y pensó: «Este niño tiene algo, si no lo desarrolla pues se queda en nada, pero si yo soy capaz de encauzar este algo, le puedo sacar brillo». Pues me sacó brillo.

EP: ¿Tú también lo puedes ver? Y cuando te entran los alumnos, ¿ya sabes quién tiene algo?, ¿lo notas?

JP: Sí, yo sé cómo va a bailar la gente. Llevo toda la vida en esto y he visto bailar a muchísima gente, a grandes y a pequeños y también sé sacarle a la gente lo suyo. Creo que por eso mis clases son enganchantes. Ellos ya saben que les voy a sacar lo que tengan y se lo voy sacar de una manera fluida, distendida. Yo no obligo a la gente: “A ver tú sola, hazme el paso”. La gente tiene ganas de bailar porque se encuentra con la confianza, le doy las herramientas necesarias: "Baila más despacito", "más rápido".  Ellos se ponen a bailar y poco a poco se van descubriendo.
Tú has visto la clase de hoy. Yo les he dado un punto, lo mínimo y a partir de ahí, “Crea, a ver qué se te ocurre”. Normalmente ¿qué es lo que hacen? Repiten lo que ya han aprendido, pero bueno, ese es un punto de partida. Si lo hacen  muchas veces, al final terminan creando cosas diferentes.

EP: ¿Darles el esquema para que puedan tirar para adelante y ellos que pongan luego lo que quieran?

JP: Claro, ¿has visto la foto que tengo en el facebook? 2.500 personas en una clase, bueno es un decir, unas cien personas. ¿Y por qué las manejo? Porque no pretendo que hagan todas exactamente lo mismo. Les digo, esta es la estructura básica, ahora haced lo que os salga a vosotros.

EP: Yo he observado una de sus clases y participado como alumna en otra y salí pensando que si en la enseñanza tuviéramos muchos pedagogos como Juan Paredes, podríamos desterrar el fracaso escolar, o al menos, reducirlo a mínimos. Y es que Juan tiene una rara habilidad para conseguir que se disfrute de la clase, evitando la sensación de fracaso, pues cada uno puede entrar y salir en el baile airosamente de acuerdo con sus posibilidades, sin la exigencia de una uniformidad. ¡Él sí que sirve!

Pueden ver la clase a la que se refería en la siguiente dirección:

Y otra con un grupo pequeño en su blog:

Eulalia Pablo