sábado, 31 de marzo de 2012

Sobre la jerga, la poesía y la historia de los gitanos (3)

Tercera entrega, correspondiente a la edición del 31 de agosto de 1850 de El Faro Industrial de La Habana, recogido en Tremendo asombro al peso, Vol.2 de José Luis Ortiz Nuevo.

III

No hay nación en el mundo, por degradada que haya sido, que no tenga su poesía peculiar para expresar sus ideas religiosas o morales, para retratar sus costumbres y personificar sus tradiciones. Si los chinos, los persas y los griegos tienen sus leyes morales, su mitología épica, sus tragedias y sus sueños de amor inmortal, también tienen las tribus bárbaras sus haberes, que aunque insignificantes en parangón de las composiciones de aquellos pueblos, se les pueden titular poesía, si por ella entendemos aquellas creaciones del alma que sirven de solaz y de recreo a cuidados más afanosos y a las ansiedades a que está sujeta la especie humana.
Los gitanos tienen pues su poesía, cuyos temas son los accidentes de la vida. Los robos, el contrabando, sus pasiones, asesinatos y venganzas, son regularmente el motivo de sus cantos con alusiones a las costumbres peculiares de la raza gitana. Entre estas efusiones profundas e impresionables se encuentran a veces pensamientos tiernos y bellísimos. La poesía gitana consiste en cuartetos o coplas concertando al oído tan sólo dos renglones y dejando los otros dos imperfectos y desagradables en consonancia. En muy raras ocasiones componen estrofas de seis renglones, en cuyo caso explican el pensamiento en los primeros seis, dejando al auditorio en suspenso hasta los otros seis siguientes. Generalmente las recitan cantando al son particular de una guitarrilla, con voz triste y entonación plañidera, que produce mucho efecto, especialmente los cantos de un célebre Corunco López, que tan populares se han hecho en España, que aún los cantan aquellos que afectan imitar el estilo, maneras y fraseologías gitanas; en particular en Castilla, Valencia y Andalucía, que son las tres provincias en que abundan más las razas gitanas.
No podemos menos de confesar la semejanza que encontramos en esas coplas, por su estructura y hasta entonación, con los boleros que tan en boga estuvieron en toda España, en época que la música italiana no había invadido los salones de sociedad, y que aún en Francia y en Inglaterra llegaron a ser celebrados, por haberlos introducido algunos célebres profesores españoles de guitarra. Así es que a la manera que entonces solían arreglarse en bolero ciertas composiciones que en su origen eran de distinto medio, los gitanos hacen lo mismo en su idioma, improvisando a veces algunos de los que son más avisados y de más ingenio. Por ejemplo la tan conocida y casi vulgar décima de Calderón, en su comedia La vida es sueño que dice:
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se alimentaba
de las hierbas que cogía...
Fue puesta en metro de bolero para cantar a la guitarra del modo siguiente:
Se lamentaba un sabio
De su miseria
Y un día que en el campo
Cogía hierbas
Volvió la cara
Y vio que otro sabio
Cogía las que él dejaba.
Original y gracioso es, a no quedar duda, el modo de haber encerrado el concepto de Calderón en tan cortos renglones. Pues bien, del mismo modo y propia gracia arreglan los gitanos cantadores ciertas coplas tomando el concepto de otras andaluzas que tanto abundan en aquella jovial población.
Hemos tenido ocasión en un pueblo de Andalucía de haber oído a una graciosa gitanilla cantar en su guitarra canciones que en Burdeos habrían hecho furor por las calles y ganado un regular pasar para vivir en Écija, en cuyo pueblo tuvimos el gusto de oírla. Entre las efusiones de su canto encontramos algunos bellos y tiernos pensamientos, aunque a decir verdad eran muy pocos.
Para presentar una muestra de las composiciones gitanas, copiaremos algunos trozos  para concluir este artículo de los versos sobre el antes referido Corunco López:
Me ligueron al veró
Por medio de un estirapel
Le penelo a mi romé
Que la miguelo con mi chaboré
Nueve brejis hace hoy
Que chalastes mi quer
Abiya a Santo Cristo
Abiyar a un debel.
Cuya traducción con vistas al diccionario gitano es la siguiente:
Me llevan al Eterno
Por medio de la cárcel
Y le digo a mi mujer
Que cuide de mi hijo
Nueve años hace hoy
Que andabas con mi amor
Y ahora tengo al Santo Cristo
Para darle cuentas a Dios.
También poseen los gitanos una porción de refranes excepcionales suyos que indican más que nada sus cualidades y principios morales, y, sobre todo, su extraordinaria exageración para lo bueno tanto como para lo malo; cuyo número de refranes es prodigioso. He aquí algunos que nos han parecido más originales:
*Sacais sos ne discobelan calachin ne bridaquelan
Ojos que no ven corazón no quiebran.
*Bus mola que sar jero de gabuño sos mampori de bombardo
Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.
*Chuquel sus perila cocal terela
Perro que ladra no muerde.
En los artículos siguientes nos ocuparemos con más detención y gusto, en tratar de las costumbres de esta raza, no tanto por las curiosidades que ellas presentan para el estudio de los pueblos y de los hombres, como porque creemos que es el medio más garantizado y justo de contribuir, con nuestros escasos conocimientos, a destruir las inverosimilitudes que todos los días vemos en la escena, en apoyo de cuya idea escriben también hoy en la metrópoli, algunos más entendidos y dignos literatos que lo que  podamos hacerlo nosotros.

(Continuará)