domingo, 24 de octubre de 2010

Nereida, una sevillana polifacética


Milagros Muñoz, conocida artísticamente como Nereida (1), fue una excelente bailarina que también cantaba con una voz dulce y bien timbrada y además sabía acompañarse a la guitarra con sensibilidad y finura.


Eco artístico, 5 de diciembre de 1917
De su tierra habría heredado, sin duda, la elegancia  en el baile y la gracia y picardía en el decir de sus coplas, aspectos en los que coinciden todos los testimonios que sobre ella hemos podido recoger.  También señalan el variadísimo y amplio repertorio de bailes que ofrecía al público y el suntuoso vestuario que lucía en los escenarios.

Belleza, elegancia, gracia y un gusto exquisito son ingredientes que justifican el aplauso y la admiración que recibía allá donde iba.

El Eco Artístico nos proporciona suculentas noticias, artículos y una amplia galería de fotos.

El 15 de octubre de 1910 aparece una escueta noticia de su actuación en el Salón Farrusini de Zaragoza que ya presagia éxitos futuros. Dice así:

La genial coupletista y bailarina Nereida consigue verse ovacionada constantemente con sus chispeantes canciones.

El ejemplar de 15 de marzo de 1917 le dedica la portada. Aquí la tienen:


Completa la información un artículo que, con su peculiar estilo, firma Juan Villaseñor. En  él, pone de relieve sus grandes dotes como bailarina y señala su elegancia y distinción. Compruébenlo ustedes mismos:

Milagros Muñoz "Nereida”
Recientemente, los asiduos al Teatro Romea, de esta corte, que son los que verdaderamente sienten por el género que en él se cultiva verdadera predilección, aplaudieron con entusiasmo espontáneamente, con unanimidad absoluta a una excelente bailarina, que en cuanto ejecutó, de modo magistral, con elegancia y distinción supremas, llegó al público con ése sabor exquisito que produce lo bello, lo que sobresale y nos hace prorrumpir en aclamaciones entusiastas.
Milagros Muñoz (Nereida) mereció, por este éxito extraordinario alcanzado en su primera presentación en el Teatro Romea, firmar nuevo contrato con esta Empresa, y esto ya es cantar las excelencias de esta bailarina de modo bien patente.
Hemos hablado ya del arte de Milagros Muñoz (Nereida), y demostrado queda —testigos la Empresa del Coliseo de la calle de Carretas y el público que la aclamó a diario—que su labor extraordinaria es de las que llegan pronto a las regiones de la Fama, para, desde allí, extenderse a los cuatro vientos.
Hablemos del completo de su arte.
 Nereida posee una magnífica colección de bailes de novedad y gusto bien palpables, y que ella borda de modo inimitable.
Su vestuario es lujosísimo; en él puso sus manos de hada el gusto, y derramó a manos llenas la riqueza sus mercedes.
No es precisamente Milagros Muñoz «morena y sevillana», sino «rubia», con los cabellos dorados por ese sol atrayente de la tierra de «María Santísima», donde abrió sus ojos por vez primera esta encantadora bailarina.
La flor, casi en capullo, ha llenado de aroma el ambiente, y la niña aun se ha entrado de repente donde mujeres hechas y derechas no triunfaron de modo tan definitivo.
 Milagros Muñoz (Nereida) es solicitadísima por las Empresas —¿cómo no?—, y esperándola con ansia están  los públicos de Bilbao y San Sebastián, donde actuará en breve.
También está en inteligencia con una Empresa de Buenos Aires.
 Y allá, en la República Argentina, su cabello de oro, moviéndose preciosamente al ritmo de sus danzas, se llevará entrelazados infinidad de corazones que suspirarán por Sevilla, el baile y unos ojos soñadores entornados graciosamente.
(Eco Artístico, 15 de marzo de 1917)

Nereida fue una profesional del espectáculo, que preparaba minuciosamente sus presentaciones sin regatear esfuerzos: repertorio, vestuario, música y decorados estaban diseñados al detalle. Perfeccionista al máximo, procuraba rodearse de los mejores maestros, compositores y figurinistas. En la siguiente gacetilla, que aparece en la misma revista unos meses más tarde,  el 5 de septiembre,  vemos cómo había acudido al renombrado maestro Larruga, para que le ayudara en el montaje de su nuevo espectáculo (2). El texto de la gacetilla es el siguiente:

La aplaudida y hermosa bailarina a transformación,  Nereida, reaparecerá en breve en escena con un inspirado y original repertorio del maestro Larruga y un suntuoso vestuario.
Desde luego, auguramos a tan notable artista una serie de triunfos, que vendrán a aumentar la lista de los ya alcanzados por ella anteriormente.

Tampoco se olvidaba del “marketing”, insertando regularmente anuncios que muestran su imagen y enumeran sus éxitos. Este es uno de ellos:

Eco Artístico, 15 de noviembre de 1917

(continuará)


(1). Véase mi libro Mujeres guitarristas, Signatura Ediciones, Sevilla, 2009, págs. 99-101. 
(2). Larruga se anunciaba como "maestro de todas las artistas de gran fama, autor de las canciones de más éxito y el único que corrige los defectos y vicios de las voces, consiguiendo hacer la verdadera impostación de la voz" (Eco Artístico, 15 de marzo de 1917).