Fue otro cartel de auténtico lujo en Flamenquería: David
Pérez y Paula Comitre al baile, Edu Hidalgo al cante y Liam a la guitarra. Así
se baila, así se canta y así se toca. ¡Ole por los cuatro! Cualquiera diría que
están hartos de actuar juntos. Pues no. Ni el más mínimo ensayo. Se conocieron
momentos antes de subir a las tablas. Edu cantó, Liam le acompañó y David y
Paula bailaron al cante. Como raramente se hace hoy que llevan ensayada hasta
la respiración.
Liam conjuró a los duendes por malagueñas y cuando se le
ocurrió meter ecos de jaleos en los abandolaos ya no pudieron aguantar más y se
asomaron por los ventanales que dan al Guadalquivir a ver qué estaba pasando
allí. ¡Qué buen músico es Liam!
Después salió Paula por alegrías con su buena bata de cola.
¡Qué preciosidad! Femineidad, elegancia, imaginación, garbo. Dominando el baile
y dominando la bata. Una verdadera delicia verla bailar. Miren qué pinturas:
Los duendecillos se miraban unos a otros con caras de
asombro ¡Qué era aquello!
Le tocó el turno al cante en solitario. Esta vez por soleá. Y
Edu como siempre. Derrochando fuerza, entrega y saberes y levantando vellos.
Los duendecillos le miraban pasmados.
Y salió David por taranto en plan maestro. David es un bailaor completo. Es todo un
antídoto para ese baile de ahora en el que se martillean despiadadamente las
tablas sin saber qué hacer con los brazos. David baila con todo el cuerpo. Les
dijo a Edu y Liam antes de subir al escenario: Vosotros cantáis y tocáis por tarantos que yo
ya me las apañaré. Y vaya si se las apañó. Le puso conocimiento, coraje,
sentimiento y raudales de arte y nos volvió locos a todos. Después el cierre
por tangos. Un desmadre. Hasta un duendecillo se desmayó.
Faltaba el colofón: unas sevillanas de arte. Y las bailaron
Paula y David para el contento de todos.
Los duendecillos no hacían más que
decir “Aquí tenemos que venir todos los días”.
José Luis Navarro