6Zapatos
es un proyecto ambicioso. Es también un acto de generosidad. Tres
artistas, cada uno con un nombre hecho en el flamenco, se ceden
mutuamente parte del protagonismo en beneficio de las otras dos.
Consiguen así bastante más que la simple suma de tres formas de
concebir el baile. Consiguen, cuando las tres se embarcan en un mismo
estilo, una interesante y innovadora simbiosis artística. Son tres
bailaoras y tres momentos creativos —sin
duda, lo más original de 6Zapatos—:
la introducción por tonás, las cantiñas y las soleares finales.
Foto: Jaime Martínez. Cortesía de Cajasol |
Comienzan
sentadas, cada una delante de un cantaor y hacen unos redobles que
nos recordaron al maestro Mario Maya. Por cantiñas, lo más vistoso
del espectáculo, lucen las tres batas de cola, se cruzan, se adornan
y se complementan. Lástima que les falte espacio para exhibir
debidamente las imágenes que crean al unísono.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol |
Por
soleá vuelven a encontrarse, combinando lucimiento personal y apoyo
desde atrás. Una baila y las otras dos, sentadas, palmean. Luego,
las tres se juntan para la escobilla. Una apuesta por la novedad.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol |
Completan
6Zapatos una rumba de las guitarras y tres bailes
individuales. La Piñona zapatea por serranas. Mercedes de Córdoba
hace un taranto con rasgos e imágenes personales al que pone
todo el dramatismo del mundo de la mina. Soraya Clavijo se mete en
los caminos del riesgo con un martinete que adorna con figuras
insólitas.
Atrás
las acompañaron, salvando como pudieron los desatinos de un sonido
desastroso, Juan José Amador, Pepe de Pura y Moi de Morón al cante,
con las guitarras de Juan Campallo y José Luis Medina y la percusión
de El Cubano.
José Luis Navarro