Después de haber
hecho reír a media España durante 4 años con La gloria de mi
madre Choni corría el riesgo de que la encasillaran en el papel
de “bailarina cómica”. No habría sido ni riguroso ni justo.
Choni, como se encargó de demostrar anoche en la Sala Chicarreros de
Cajasol, ni es una bailaora cómica, ni es tampoco una bailaora al
uso. Choni es mucho más. Choni es una bailaora “viva”. Una
bailaora valiente. Una bailaora imaginativa. Una bailaora que sabe
darle un sello personal a cada baile que monta, a cada espectáculo
que diseña. Una artista clásica a la que no le gusta repetir el
pasado sin más.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol |
Hubo, eso sí, una
excepción: su reencuentro con Manuel Cañadas para compartir con él
bata y mantón y recordar aquel ya lejano fandango de Tejidos al
tiempo con el que se presentó hace 8 años en este mismo ciclo.
Todo lo demás de este “Reencuentro” llevaba su impronta
artística. Eran, en parte, bailes de ayer, pero renovados y
revividos hoy.
Hubo además un
estreno para levantar el telón: ese “solo” en el que prescindió
de todo para dejar hablar solo a su cuerpo. Descalza, en silencio,
dejó que todo su cuerpo diese forma a lo que iba sintiendo, a lo que
los mismos movimientos le hiciesen sentir, como ella misma explicó
en la rueda de prensa que concedió a los medios. ¡Lástima que la iluminación fuese tan pobre que apenas la pudiésemos ver desde las últimas filas!
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol |
Después, una
seguiriya con ecos de farruca y una farruca con ecos de Gades. Una
petenera y un fado en el que, después de ilustrar con su cuerpo las
cadencias y los sentimientos que transmitía la voz de Rosario
Solano, su hermana, terminó fundida con ella. Cerró con una caña
con todas las esencias del mejor baile sevillano.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol |
La acompañaron
Alicia Acuña (cante), Antonio Montiel (percusión y trompeta) y Raúl
Cantizano, un ejemplo de diálogo y compenetración guitarra-baile.
¡Enhorabuena,
Choni!
José Luis Navarro