Ayer bailó Marta Balparda en la Peña Flamenca de Murcia. Le acompañaban Rocío La Boterita al cante y Gori Mazo a la guitarra.
Así lo contó Guillermo Castro, el Presidente de la Peña:
Así lo contó Guillermo Castro, el Presidente de la Peña:
Otra vez Sevilla
De nuevo el baile sevillano visita Murcia Flamenca en una
noche, la del pasado viernes, en la que el silencio se hizo partícipe de la
emoción del baile flamenco de Marta
Balparda.
Comenzó José Antonio
Mazo “Gori” a la guitarra; valiente, el sólo en el escenario, con un
zapateado que arrancó los primeros aplausos del respetable e introdujo al
público en lo que estaba por venir: un cante por seguiriyas seguido de su
baile. Marta, de negro, acorde al espíritu de la seguiriya nos transmite la
pena, el dolor, la muerte transformada en baile flamenco. Su baile es
majestuoso, elegante y enérgico. Sus vueltas hicieron volar varios adornos que
sujetaban su pelo por tres veces, y los olés se escucharon con frecuencia
durante toda su interpretación.
El canté por soléa de Rocío
López “La Boterita ”
cambió la tristeza por la melancolía, con estilos grandes de soleá de Triana de
difícil ejecución y amplio registro que superó con solvencia y muy buen gusto.
La guitarra de Gori le dio el complemento necesario para la buena ejecución del
cante, y entre los dos nos llevaron al baile por alegrías que hacía aparición.
Con chaquetilla roja y vestido blanco se pasea Marta
acalorada en el paseíllo que de nuevo la lleva a escena. Se da aire y nos lo da
a nosotros. Tiene su baile por alegrías mucha gracia y picardía, juega contigo,
se ríe y te provoca. Sus movimientos de cadera te hacen cómplice de su baile e
incita a moverte, a hacer compás, a hacer pitos. Marta tiene muy buen gusto
bailando y también incorpora guiños modernos en sus mudanzas. Sin duda no solo
le va el baile de escuela, sino que lo enriquece con nuevas ideas que en el
flamenco ya es frecuente ver en muchos artistas de baile. Su taconeo es
preciso; intenso. Sus giros bien medidos y sus manos como de porcelana. La
mirada siempre fija, y la cara, expresión del sentimiento que lleva por dentro.
Cierra Marta el espectáculo con el consabido cierre por
fiesta, sin micros, al cual se suma Conchi
Murcia, que pasaba por allí (como otras personas importantes del mundo
flamenco de Sevilla que esa noche se dejaron ver), con dos pataítas de raza que
fueron botón de lo que estaría por venir.
El público pidió más, se nos hizo corto, como siempre.
Guillermo Castro
Foto: Bernardo Sáez
Foto: Bernardo Sáez