El próximo lunes, 3 de septiembre, se inaugura en el
convento de Santa Clara, sede de la Bienal, una exposición de dibujos y objetos
personales del bailaor vallisoletano Vicente Escudero ─una
serie de 56 dibujos a la cera, discos, unas castañuelas metálicas, una guitarra
dedicada a la bailarina Carmita García, catálogos, libros, cartas personales,
medallas, una bata de cola diseñada por Joan Miró, fotografías, recortes de
prensa, una copia de su famoso decálogo, etc., hasta un total de 93 piezas─, propiedad de José de la Vega, admirador
incondicional suyo. Un hombre que quedó rendido al magnetismo de Escudero desde
aquel día, en 1961, en el que apareció por su camerino para felicitarle por su
actuación en Castelldefels. Después le ayudó cuanto pudo en los últimos y
difíciles momentos que vivió amparado solo por la generosidad de la que fuese
su última pareja de baile, María Márquez. No solo le compró muchos dibujos para
aliviar su más que precaria situación económica, sino que prácticamente se
convirtió en “marchante” de su obra pictórica.
La Bienal rinde así tributo a un bailaor que cautivó al
público parisino y obtuvo rotundos éxitos en Nueva York, pero que, con la
excepción del mundo intelectual, no recibió en su país el reconocimiento que
merecía. Precisamente, tenemos previsto publicar con la editorial Libros con Duende un estudio monográfico dedicado
a él que verá la luz a primeros de noviembre próximo. Esta será su portada:
La muestra permanecerá abierta hasta el 30 de septiembre, de
lunes a viernes, de 10 a 14 y de 17.30 a 21 horas, y los sábados de 10 a 14
horas.