viernes, 15 de noviembre de 2019

Maestros del Baile


Sencillamente magistral resultó el espectáculo de  los Jueves Flamencos anoche. Once es el número mágico que para el cabeza de cartel simboliza el idealismo, la energía, la determinación y la fuerza que, curiosamente, junto a la elegancia son características de su baile.


Sobre las tablas de un escenario desprovisto  de  ornamentación,  dos  focos, un par de sillas  y cinco maestros: Alberto Sellés,  Milagros Mengibar , la gran maestra y defensora del  baile sevillano, como artista invitada,  la maravillosa guitarra bruja de Rafael Rodríguez y las impresionantes  voces  de Manuel Romero y Ana Gómez. 


El programa, sabiamente secuenciado, fue enganchando al público, que respondía entusiasmado. Pasado, presente y futuro magníficamente ensamblados desfilaron ante nuestros asombrados ojos  en todos y cada uno de los números que ofrecieron. El nexo de unión entre ellos, fueron las sevillanas una a una, que interpretaron con todo el arte del mundo Alberto y Milagros.


Enternecedora  y perfecta fue la pareja de Milagros y Alberto en la bellísima y delicada caña. Alberto lució la impresionante técnica de su baile por tangos, seguirillas y soleá, así como su habilidad percutiva: pitos, palmas y taconeo que podrían permitirle bailar sin música. ¡Y hasta se canta la mar de bien por alegrías el chaval, como demostró anoche! Nos recordó a aquella famosa bailaora y maestra del siglo XIX, La Campanera, que  se cantaba y se acompañaba ella misma a la guitarra su baile. Claro que Milagros no se quedó atrás, chispa, desenvoltura, imaginación, expresividad  y esos maravillosos brazos. Todo un deleite. 


La sorpresa final fue, sin dudas, fruto de la creatividad de Milagros,  unos divertidos y salerosos tanguillos que terminaron de  subir el termómetro en la sala.

El atrás, impecable. En todo momento hubo un total entendimiento y complicidad entre todos, con frecuentes  detalles de humor, guiños y pellizcos.
En resumen, una noche para el recuerdo.

                                                                                                          Eulalia Pablo
                                                                                                      Fotos: Darío Roldán