Angelita Montoya (Sevilla, 1971) presentó anoche en los
Jueves Flamencos de Cajasol su primer trabajo discográfico, Versos olvidados, estrenado el pasado 12
de marzo en Viladecans (Barcelona). Con él y de la mano de Alejandro Cruz
Benavides, inicia Angelita una nueva andadura artística. Hasta ahora había
destacado como consumada intérprete de la bulería, no en vano ha crecido y se
ha hecho cantaora en el entorno familiar de los Montoya. Es hija de Antonio Montoya y de La Negra y
hermana de Lole.
Fotografía: Jaime Martínez. Cortesía de Cajasol
Versos
olvidados es un homenaje a la poesía de la mujer. A las mujeres de la
generación del 27 que escribieron versos que han caído en el olvido. Versos de Concha Méndez, Gloria de
la Prada, María Teresa Roca de Togares, Casilda de Antón del Olmet, Josefa
Pardo de Figueroa, Ana María Martínez Sagi, Cristina de Arteaga. Zenobia
Camprubí y Carolina Valencia que se transforman en letras de zambras, soleá,
alegrías, bolero, seguiriya, tangos, bulerías y fandangos. En ellos, Angelita
luce una voz poderosa y rica en registros, con ese proverbial dominio del
compás y de los tiempos musicales que caracteriza a los gitanos trianeros.
Versos
olvidados es además un recital en el que el flamenco, liberado de cualquier
estúpido prejuicio, dialoga con la canción. La estremecedora seguiriya se hermana con la emoción que hacen sentir el bolero y la
zambra.
Fotografía: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol
Capítulo aparte merecen el extraordinario piano y la
inspirada dirección musical de Alejandro Cruz, verdadero artífice del nuevo
camino que emprende Angelita. Y lo mismo podemos decir de los músicos que la
acompañan: la guitarra invitada de El Perla, la de Fran Cortés, la percusión de
Manuel Moreno, los coros y palmas de Amparo Lagares y Manuel Valencia.
Fotografía: Jaime Martínez. Cortesía de Cajasol
La presentación de este trabajo discográfico ha estado
cuidada hasta el más mínimo detalle. La puesta en escena —maleta, libros, luces,
vestuario— es original y sugerente y el sonido y la iluminación han funcionado
a pedir de boca.
José Luis Navarro