Mayte Martín ofreció en los Jueves de Cajasol un concierto
de “Flamenco clásico”, así lo llamó ella y así constaba en el programa. Yo
diría más bien un concierto “académico”. Un concierto pulcro. Hizo verdadera
música. Una vocalización perfecta, sin estridencias ni voceríos. Moduló los
bajos con riqueza cromática y con esa delicadeza exquisita que acaricia los
sentidos.
Foto: Remedios Malvárez |
Fue además un concierto en el que se acordó de los maestros
de ayer. Un derroche de conocimiento —“Vamos allá, maestra”, del dijo un
espectador—. Cantes y letras clásicas reelaboradas por ella, pasadas por el
tamiz de su personalidad cantaora. Un recorrido por la discografía antigua, desde
la pizarra al vinilo, desde las medias granaínas que hacía Chacón (“Fue porque
no me dio gana” y “Engarzá en oro y marfil”) y la petenera de Pastora Pavón (“Quisiera
yo renegar”) hasta las bulerías que Manolito de María grabase para el Archivo del Cante Flamenco de
Vergara (“Padre nuestro que estás en los cielos”), el Romance de la Reina
Mercedes que cantaba Concha Piquer o “Dime tu precio” que popularizó Tito Lara.
Foto: Remedios Malvárez |
Un concierto que remató interpretando “Un cuento para mi
niño” de Lole y Manuel, acompañándose ella misma a la guitarra.
Foto: Remedios Malvárez |
Le acompañó magistralmente Pedro Sierra que también arrancó
oles y aplausos durante sus toques.
José Luis Navarro