viernes, 18 de marzo de 2016

“Las Minas Puerto Flamenco” recala en Sevilla



“Las Minas Puerto Flamenco” es un proyecto pretencioso que anuncia lo que no ofrece después. Porque, desde luego, los que suben a las tablas no son, como proclaman, “lo más destacado del cante de las minas”. Ni siquiera son todos “ganadores”, si por tal entendemos “Lámparas”, “Desplantes”, “Bordones” y “Filones”. De los que subieron al escenario del Lope de Vega solo había una “Lámpara Minera” (Premio de Cante), Gema Jiménez en 2005, un “Desplante” (Premio de Baile), Eduardo Guerrero en 2013, un “Bordón” (Premio de Guitarra), José Tomás en 2014, y un “Filón” (Premio a otros instrumentos), Óscar de Manuel en 2012. Los demás, segundos premios y algunos solo finalistas. Creo que deberían ser más rigurosos y serios en la publicidad.



Con respecto al espectáculo en sí, se echa en falta la presencia de alguien que sepa algo de lo que quiere decir “dirección escénica” y “coreografía”. Da la impresión de que cada uno entra y sale o se pasea por las tablas cuándo y cómo le viene en gana. Desde luego, se nota quienes de verdad han sido ganadores. Gema Jiménez luce una buena voz, Óscar de Manuel y José Tomás hicieron algunas cosas reseñables y en el baile, sin duda lo más llamativo del espectáculo, destacó Eduardo Guerrero. Sin embargo, fue precisamente en esta manifestación donde se cometieron los mayores desatinos. Yolanda Osuna estuvo simplemente discreta, pero Eduardo Guerrero  y Amador Rojas desnudaron  de sentimientos la seguiriya y la soleá, convirtiéndolas en puras exhibiciones circenses a base de contorsiones y juegos de pies. Eso sí técnicamente impecables —Guerrero se atrevió incluso con un espectacular cambré—. Para mí, que ya tengo alguna edad, todo esto me parece que será muy moderno, pero tiene muy poco de flamenco y nada de jondo.

Antes de abrirse el telón, apareció un señor no identificado y pidió al Director del Consejo  de Administración de la Autoridad Portuaria de Sevilla y al que fuera Alcalde de La Unión cuando se urdió todo este despropósito que subiesen al escenario para hacerle entrega al primero de un aguafuerte en recuerdo de la visita. Parecía que estábamos en los Festivales de La Unión de los años sesenta y setenta cuando gobernadores y alcaldes con camisas azules y guerreras blancas hacían entrega de los premios. ¡Con lo que ha llovido desde entonces!

                                                                                                               José Luis Navarro