En el baile es donde la Bienal ha cometido más errores.
Habrá, eso sí, citas imprescindibles —Ballet
Flamenco de Andalucía, Ballet Nacional de España, María Pagés, Eva Yerbabuena, Farruquito,
Rocío Molina—aunque nadie sabe todavía qué es lo que piensa hacer—, Andrés
Marín…—, pero también ausencias clamorosas —la compañía de Sara Baras y las
coreografías de Javier Latorre son las más mediáticas, ambas estarán sin embargo en el Festival de Jerez—.
Habrá nombres
importantes —Antonio el Pipa, Javier Barón, Isabel Bayón, Antonio Canales— y
reconocimientos justos —Merche Esmeralda, Milagros Mengíbar, Ana Mari Bueno,
Manolo Marín y José Galván—, pero echaremos de menos a muchos otros —David
Pérez, Mercedes Ruiz, Ángeles Gabaldón, Rubén Olmo, Rosario Toledo, Choni, Marco Flores, Manuel
Liñán, Joaquín Grilo, por citar solo a unos pocos— que han hecho
méritos más que suficientes para estar en una cita como la Bienal.
Hay sin duda propuestas que pueden ser interesantes —J.R.T., Sobre Julio Romero de Torres de
Úrsula y Tamara López con Leonor Leal, Bailables
de Rafael Estévez y Valeriano Paños, Bailes
de jitanos de Antonio Molina El Choro, Mírame
de Pastora Galván, Catedral de
Patricia Guerrero, Pisadas de Olga
Pericet— y hay también tratamientos más que discutibles —Belén Maya casi
desaparecida entre una muchedumbre de nombres, Luisa Palicio relegada al Hotel
Triana, Israel Galván perdido entre cinco cantaores y limitado a coreógrafo de
Isabel Bayón, Ana Morales reducida a artista invitada en un recital de guitarra—.
Otros nombres, en fin, que de una o de otra forma también
estarán en esta Bienal son Saray de los
Reyes, Ramón Martínez, Carrete, Rafael Campallo, Alberto Sellés, El Barullo,
Alba Heredia y Anabel Veloso.
Con respecto a los otros instrumentos, llega a la Bienal un
concierto de percusión que supuso un hito histórico en esta manifestación
flamenca cuando se estrenó recientemente en Utrera, Al
golpe de Antonio Moreno. En esta línea de aventura vanguardista estará
también el saxofonista-flautista-armonicista Diego Villegas con su Bajo de guía.
José Luis Navarro