He visto bailar muchas veces a Malena Alba, pero no me canso
de verla. Entre otras cosas, porque nunca baila exactamente igual. Cada baile
es un momento de inspiración irrepetible. Nace distinto y único con cada
movimiento, con cada giro de muñeca, con cada vuelo de su mantón. Anoche bailó
por alegrías y fue un auténtico torbellino de espontaneidad y gracia. Miren cómo
disfruta bailando:
Luego apareció David en plan maestro. Llevaba unos días sin
bailar y ya no podía aguantar más. Se le notaban las ganas. Claro, y entre las
ganas y la maestría hizo un martinete excepcional, un martinete de libro. ¡Qué
facilidad para hacer que lo difícil parezca fácil!
Y para terminar unas sevillanas:
Mucho tuvieron que ver también en que todo saliese tan a pedir
de boca el cante de Pili Carmona y la guitarra de Gori Mazo. Estuvieron
sembraos los dos.
José Luis Navarro