jueves, 3 de diciembre de 2015

Olga Pericet bailó en Cajasol



Yo lo que no sé es a qué cuento venía todo ese trajín de taburetes por el escenario: ahora me siento, ahora me levanto, ahora me llevo el taburete… ¿Qué necesidad tenía Olga Pericet, con lo bien que baila, de tanta pamplina? En realidad “De una pieza” empezó cuando ella se plantó en escena con ese pedazo de sombrero de verdiales que era casi más grande que ella. Entonces sí. Entonces todos empezamos a disfrutar de su baile. Se quitó el sombrero, sonaron los palillos y dio toda una lección de bata de cola con una y otra figura a cual más bonita.

Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol


Luego se enfundó unos pantalones e hizo una espléndida seguiriya a cuerpo limpio con silencios galvánicos incluidos.

Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol


Remató la faena por cantiñas, jugando y haciendo diabluras con su mantón. Fue una delicia verla.

Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol


Completaba así toda una exhibición en la que se había ido acordando de algunos números que forman parte de su biografía bailaora: los verdiales que hizo en Bailes alegres para personas tristes (2010), la seguiriya que montó para Recital (2010) y las cantiñas que nacieron con Rosa Metal Ceniza (2011).


Con ella estuvo Juan Amaya El Pelón, que se dio sus personales pataítas por tangos —quítate el delantal, Pelón— y bulerías por soleá, Antonia Jiménez que le sacó a las seis cuerdas toda la sonoridad que guardaban y las buenas voces de Miguel Lavi y José Ángel Carmona.


                                                                                                      José Luis Navarro