Tenía ganas de ver una seguiriya con palillos interpretada
por un bailaor y anoche tuve la oportunidad de verla. Es un instrumento que ha
caído en desuso y más aún entre los hombres. Una lástima. Hoy se está
empobreciendo el baile flamenco a base de pies y más pies. Estamos asistiendo a
la edad de los mancos. Menos mal que sigue habiendo bailaores, como Gonzalo
Quintero, que, además de pies, tienen
manos y brazos y los saben usar.
La seguiriya no es
solo un poema de lágrimas, es también hija de la seguidilla y puede tener y
transmitir, como ella, toda la belleza del baile de Andalucía. Por eso le
vienen tan bien los palillos. Con ellos dio Gonzalo una lección de sabiduría y
de gracia. Miren qué compostura y vean qué elegancia:
Maise Márquez completaba el cuadro de baile. Se arrancó por
alegrías y dio otra lección de conocimiento y salero. Hay que ver lo bien que
baila mi paisana. Véanla:
Terminaron marcándose esa preciosidad de baile llamado
sevillanas. Un cierre que se ha hecho tradicional gracias a los guiris. Una
cosa más que tenemos que agradecerles.
Ana Fernández y Liam les pusieron un estupendo fondo musical
para que pudieran lucirse. Los dos tuvieron además su momento de protagonismo.
Ana por tientos y Liam con su guajira.
Entre los cuatro ofrecieron en Orillas de Triana un concierto redondo.
José Luis Navarro