domingo, 28 de septiembre de 2014

Patricia Guerrero, de la revelación a la consagración

¿Cuándo se puede decir que un artista se ha consagrado? La consagración es un momento mágico en el que un artista triunfa clamorosamente en un escenario importante —la Bienal lo es—. Es como un doctorado en el arte. Para alcanzarlo tiene que dar muestras inequívocas de su maestría. Es, desde luego, solo una primera meta. Luego, ha de demostrar cada día todo lo que lleva dentro de sí, todo lo que justifica el reconocimiento recibido.
 
Patricia Guerrero obtuvo el "Giraldillo a la Artista Revelación" en la pasada edición de la Bienal sevillana. Fue una actuación memorable con Arcángel y la Accademia del Piacere en el Alcázar. Ahora hacía su presentación asumiendo todos los retos a los que una bailaora puede hacer frente: baile, coreografía y dirección. Patricia no se arredra por nada. Le sobra valentía a sus 24 años —hasta se atrevió a cantar—. Seguro que dará todavía mucho más de sí en el futuro, pero, para mí, ya ha contraído méritos suficientes para firmar su consagración.


Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco
 
En Latidos al agua Patricia le baila a las músicas de Granada, especialmente a la de Ángel Barrios.  Lo hace con elegancia, desplegando todo tipo de recursos dancísticos, desde el flamenco más tradicional a detalles y vuelos de ballet clásico o la imprescindible exhibición de pies de hoy —su paso por el Ballet Flamenco de Andalucía de Rubén Olmo creo que ha sido decisivo en su formación—. Demuestra que en el baile flamenco cabe todo, si se sabe aplicar con sentido y con buen gusto. Y Patricia los tiene. Tiene además imaginación y creatividad para dar nuevos aires a formas marcadas por usos de ayer. Su reinterpretación de la guajira, seductora y esquiva a un tiempo, lo avala. Patricia dio todo un recital de baile, desde los fandangos albaicineros y los tangos a la seguiriya y la soleá. La seguiriya que le dedicó a Polinario fue una joya de delicadeza, limpieza y precisión de pies y arte de figura.
Le acompañó en el baile Eduardo Leal que supo estar a la altura de los retos que le planteó Patricia. Dani de Morón puso también su granito de arena en solitario en la brillantez del concierto. Y otro tanto cabe decir de José Luis Recuerda (bandurria), Ismael Ramos (laúd) y José Armillas (guitarra) que reencarnaron con sumo acierto al Trío Iberia. Con ellos estuvieron Alejandro Cruz (piano), José Ángel Carmona (cante), Luis Mariano Renedo (guitarra) y Agustín Diassera (percusión).
 
José Luis Navarro