lunes, 15 de septiembre de 2014

Farruquito en estado de gracia

 
Una legión de enfervorizados viajeros románticos invadió el Teatro de la Maestranza. Ya se sabe que adoran todo lo español, y cuanto más exótico mejor. Y no digamos si encima se trata de gitanos. Entonces es el acabóse. Anoche estaban ansiosos por aplaudir. Nada más apagarse las luces y antes de que se subiera el telón ya dieron una cerrada ovación a nuestro Farruquito. Después, subrayaban con palmas cada recorte, cada pellizco.


La verdad es que Farruquito se lo mereció todo. No escatimó nada para contentar al respetable. Parecía tocado por la gracia de los duendes y sudó bien la camisa, protagonizando uno tras otro todos los números de ese viaje por Andalucía que había anunciado en su Pinacendá —Andalucía en caló—. Bailó con elegancia y con esas explosiones súbitas de energía que caracterizaban a su abuelo Farruco. Demostró que ha alcanzado plenamente la madurez de un artista y eso lo manifiesta en la riqueza de su inventario coreológico. La figura esbelta, los brazos en su sitio y los pies limpios, veloces, derrochando imaginación y finura. Un baile añejo y nuevo a la vez. Añejo porque así han bailado los bailaores clásicos. Nuevo porque él lo vivifica y lo enriquece con sabia joven y a base de inventiva personal.
 
Foto: A. Acedo. Bienal de Flamenco.
Fue un viaje escénicamente muy cuidado. Con un tablero acústico para que le sonaran bien los pies y con nuevas disposiciones del grupo para cada escena. Lo inició en Córdoba y de allí a Huelva —espectaculares los fandangos que se hizo sobre una mesa con todos los suyos alrededor—. Se cantó a las comarcas mineras y él remató las tarantas por tangos. Luego Cádiz con unas alegrías jubilosas y, porque "para ir a Cádiz, hay que pasar por Jerez", se engolfó por bulerías, acordándose de Triana. No se olvidó de Ronda y cerró con su tía La Faraona de canastera por bulerías por soleá. Casi no se podía pedir más.


Atrás y alrededor estuvo muy bien arropado por el cante de Ana Vizarraga "La Mari", Fabiola Pérez "La Fabi", José Manuel Doya "Zambullo" y David Maldonado "David de Jacoba"; las guitarras de Román Vicenti y Carlos de Jacoba; la percusión de Israel Suárez "El Piraña", la flauta de Juan Parrilla y el violín de Thomas Potirón.


                                                                                                           José Luis Navarro